GRUPOS SOCIALES, FUNDAMENTALES PARA GANAR LA ELECCIÓN DEL 2 DE JUNIO

Samuel Rodríguez
Columnas
ELECCIONES PRESIDENCIALES

Mujeres y jóvenes forman parte de los muchos grupos sociales que son fundamentales para ganar la jornada electoral del 2 de junio.

Ello, más allá de basarse en encuestas, se fundamenta en el comportamiento de la ciudadanía en las pasadas elecciones de 2012 y 2018.

Los datos duros están por encima de cualquier encuesta que, la verdad sea dicha, en su mayoría en los procesos pasados tanto federales como estatales han resultado fallidas.

En los hechos, son pocas las empresas que levantan encuestas que cuenten con un elevado índice de asertividad y menos aun las que trabajan de manera independiente o al menos sin algún nexo con un partido político.

La gran mayoría lo que realiza son sondeos aislados y de poco alcance tanto geográfico como poblacional, por encargo, con resultados con poco nivel de credibilidad.

Tratan de proyectar un interés social que simple y sencillamente está lejos de existir sobre todo si se considera que, en términos históricos, el abstencionismo se ha mantenido como el gran ganador.

En el fondo es necesario que los electores potenciales busquen conocer y cuestionar el origen de las encuestas, así como la intención de quienes las difunden, por diversos medios.

Además del nivel de confianza que se puede tener en el resultado presentado, a partir de la forma en que se aplicó la encuesta o sondeo, sobre todo en lo que hace a los espacios geográficos y el número de participantes, que casi en ningún caso llega a 5% de la población total del país o un estado, pero que se trata de vender como si tuviera una representación real.

Sector decisivo

El propósito real es que la población discierna de manera clara sobre la veracidad de la información que inundará, como lo hizo en el pasado, todos los espacios e incluso tratará de venderse de boca en boca.

Incluso, en espacios que pueden parecer ciudadanos y de alta penetración como las redes sociales, en donde los pretendidos influencers y personajes populares, en el pasado reciente, han tenido una participación aislada, a la que se trató de dar peso más allá del que realmente pudieron tener en el ánimo del electorado.

En esencia, en las pasadas elecciones de acuerdo con el estudio del Instituto Nacional Electoral (INE) denominado Estudio muestral sobre la participación ciudadana en las elecciones federales de 2018, presenta un panorama general.

Del total del padrón electoral 36.9% no votó, en tanto que solo 63.1% participó en la elección, un dato que deja en claro que el gran vencedor fue el abstencionismo.

Es decir, a alrededor de 37 de cada 100 votantes potenciales no les importó tomar parte en la elección, simple y sencillamente porque partidos y candidatos fueron incapaces de despertar el interés de ese sector por ser partícipe en la definición del resultado electoral.

En tanto que no pocos de quienes acudieron a las urnas lo hicieron llevados por la inercia, sin sopesar o conocer a fondo las propuestas de los candidatos, así como llevados por la tendencia de estar al lado de los ganadores y alinearse a lo que de acuerdo a los encuestólogos sería un hecho casi consumado e inevitable.

Por lo que hace a género, de 63.1% de los participantes 34.8% fueron mujeres y 28.3% hombres, lo que indica que el sector femenino fue el más participativo en la jornada electoral y por tanto decisivo.

En lo que hace al 36.9% que no votó, 17.1% fueron mujeres y 19.8% hombres.

Por lo que hace a grupos de edad, los grupos de entre 40 y 79 años fueron los que más votaron. Y pueden volverlo a hacer en la jornada del 2 de junio.

Obviamente hay que considerar que no todos los grupos sociales representan el mismo volumen de votos.

Los datos del documento lógicamente son del conocimiento de los partidos, pero deben ser utilizados con inteligencia y atingencia para apreciar con claridad hacia qué grupos sociales deben orientar sus mensajes, si es que realmente quieren vencer al abstencionismo.

Un dato relevante es que el porcentaje de participación ciudadana en la elección presidencial de 1994 fue de 77.2%; en la de 2000 de 64%; en la de 2006 de 58.6%; en la de 2012 de 63.1% y en 2018 de 63.4 por ciento.