La situación es sencilla: si realmente se quiere que la Guardia Nacional (GN) pase a depender directamente de la Secretaría de la Defensa Nacional (Sedena) se requiere modificar la Constitución.
Se trata de una acción obligada que como apuntó el presidente Andrés Manuel López Obrador se retomará a más tardar en septiembre del próximo año, cuando remita una nueva iniciativa en ese sentido al Legislativo.
Por lo pronto los ministros de la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN) establecieron un largo periodo de transición administrativa que debe concluir el 1 de enero de 2024. Ello representa más de ocho meses para que la Sedena y la Secretaría de Seguridad y Protección Ciudadana (SSPC) realicen los ajustes administrativos, operativos y presupuestarios necesarios.
Así se evitaron posibles impactos negativos en la operación de la GN derivados de un traslado inmediato.
En el fondo, el presidente asumió con tranquilidad la determinación de la SCJN porque a fin de cuentas la GN seguirá formando parte del gobierno federal. Y su esencia, capacitación y adiestramiento estarán regidos por la instancia militar, en tanto que la dirección no se alterará al mantenerse el mismo titular al frente, como lo instruyó López Obrador.
Ajustes
Lo verdaderamente trascendental en este caso, en el que quedó de manifiesto que el presidente respeta las decisiones de la SCJN, es que tarde o temprano se conseguirá el objetivo que se persigue, como ha sucedido en otros rubros donde la 4T ha impulsado cambios en el pasado.
La transformación del país incluye a sus instituciones y, por supuesto, en el tránsito —como viene sucediendo desde el 1 de diciembre de 2019— se han realizado los ajustes necesarios para avanzar en la senda del cambio. Estos ajustes, tanto en la Carta Magna como en leyes secundarias, son un claro referente de que la transformación avanza. Aunque en rubros como el electoral y en este caso en particular con la GN haya que recomponer la estrategia, el objetivo final se mantiene.
En los meses por venir quedará de manifiesto que la etapa de transición de la GN de la Sedena a la SSPC en nada alterará su esencia, desempeño y compromiso.
A fin de cuentas ambas dependencias del Ejecutivo federal forman parte del gabinete de seguridad y, como tales, coordinan sus actividades. Sus titulares forman parte del gabinete del presidente y, en consecuencia, son un activo de la 4T.
De ahí que el hecho de que la GN dependa de la Sedena o de la SSPC es lo de menos, porque a fin de cuentas tanto los titulares de ambas dependencias como sus principales funcionarios y en concreto cada uno de sus elementos son activos de la 4T.
Eso es lo que importa. Para los próximos meses queda solo esperar a que se realicen las modificaciones que permitirán que la GN quede adscrita por mandato constitucional a la Sedena y sea solamente un trámite.
Los ajustes se realizarán para que se respete lo establecido en la Constitución, sin que haya más crítica de por medio. Al modificarse la Carta Magna ya no habrá forma de objetar. Solo es cuestión de tiempo.