Mientras potencias como China, Rusia e India consolidan alianzas estratégicas para fortalecer su influencia económica y tecnológica, la relación entre México y Estados Unidos parece atrapada en conflictos recurrentes, como el combate al narcotráfico y las tensiones fronterizas.
En lugar de perpetuar estas disputas es momento de mirar hacia una herramienta clave para el futuro compartido: la Inteligencia Artificial (IA).
La propuesta es clara: la IA no solo representa una vía para el crecimiento económico, sino también una plataforma para la cooperación y la mediación entre naciones.
Frente a discursos políticos que apelan a la defensa como resistencia o confrontación, debemos replantear el concepto de defensa como colaboración inteligente.
En este sentido, la IA ofrece un terreno fértil para construir soluciones conjuntas y fortalecer los vínculos bilaterales.
Resulta preocupante que, pese a la relevancia global de la IA, México y Estados Unidos aún no hayan establecido una estrategia conjunta en este campo. Por ello, propongo la creación de un acuerdo bilateral que involucre a universidades, centros de investigación y polos tecnológicos de ambos países.
Nueva era
Este pacto no solo impulsaría el desarrollo científico, sino que también serviría como base para el entendimiento mutuo y la resolución colaborativa de desafíos comunes.
La visión debe trascender lo económico.
La IA tiene el potencial de transformar sectores esenciales como la salud, impactando directamente en el bienestar de nuestras poblaciones.
Si México y Estados Unidos unieran esfuerzos para aplicar la IA en áreas como el diagnóstico médico, la personalización de tratamientos y la gestión de datos clínicos no solo elevarían la calidad de vida de sus ciudadanos, sino que también cimentarían una alianza estratégica duradera.
En conclusión, este es un llamado a dejar atrás las confrontaciones que nos dividen y reconocer que la verdadera fortaleza está en la colaboración.
La IA no es únicamente una tecnología emergente: es una oportunidad histórica para que México y Estados Unidos pasen de ser adversarios en la lucha contra problemas compartidos, a convertirse en socios en la construcción de un futuro más justo, próspero y seguro.
La mediación a través de la IA podría marcar el inicio de una nueva era en nuestra relación bilateral.