Circula una idea errónea sobre la Inteligencia Artificial (IA): que posee la verdad del conocimiento histórico. Para desgracia de las y los historiadores, muchos creen que ChatGPT, Claude, Grok y otros modelos de lenguaje ofrecen un acceso instantáneo y certero al pasado. Para los más ilusionados, y desconocedores de la historiografía, sería la historia con la que la humanidad había soñado. Sin embargo, esta promesa oculta una realidad más compleja y problemática.
Un incidente reciente en X (antes Twitter) ilustra bien el problema. El pasado mes de agosto de 2025 un usuario publicó una fotografía en blanco y negro de una familia española pobre con la leyenda irónica: “Con Franco vivíamos mejor”. En pocas horas la imagen desató intensos debates sobre su autenticidad y múltiples usuarios recurrieron a Grok para “verificarla”.
La IA emitió una respuesta falsa, formulada con aparente seguridad y apoyada en supuestas fuentes que resultaron inexistentes. Entre otras, atribuyó la foto a la familia Borroughs de Walker Evans durante la Gran Depresión (1936). Esta falsedad acumuló cientos de miles de visualizaciones.
Todo esto lo registró la historiadora @ropamuig37 en un excelente hilo. En lugar de confiar en la IA realizó una búsqueda inversa con Google Lens, que la condujo de inmediato al archivo fotográfico de la Universidad de Málaga. Allí la imagen está correctamente catalogada como “Vivienda. Agosto de 1952. Málaga, España”, de la colección del Estudio Fotográfico Arenas.
Fantasía
El episodio revela tres problemas fundamentales de estas herramientas al “generar” contenido histórico: no transparentan de dónde obtienen la información, lo que imposibilita verificar sus afirmaciones; pueden ofrecer respuestas contradictorias sobre un mismo tema; y pese a ello, una gran cantidad de personas decide creerles.
Así, la IA satisface una demanda de contenido histórico que sirve a diversos intereses con respuestas inmediatas y aparentemente definitivas.
Un estudio reciente de Microsoft Research analizó 200 mil conversaciones con IA generativa y halló que recopilar información y escribir son las actividades más comunes para las y los usuarios. En los hechos, estos sistemas funcionan como narradores que mezclan datos fragmentarios sin transparencia sobre sus fuentes. No obstante, en lugar de operar como herramienta han pasado a ser asumidos como autoridad sobre el pasado.
El filósofo Arthur C. Danto imaginó la figura del “cronista ideal”: una entidad omnisciente capaz de registrar todo tal como sucedió, en el preciso momento en que ocurrió. Esta fantasía parece haberse proyectado sobre la IA generativa, que responde con aparente autoridad sobre cualquier evento histórico. Al menos así lo creen no pocas personas que han depositado en ella su confianza como fuente de conocimiento histórico.
La historia siempre ha sido un campo de batalla narrativo. La IA no cambia ese hecho, pero se ha adentrado en las disputas. En este nuevo contexto, el papel del historiador entra en un periodo de revalorización. ¿Qué significa hacer historia en la era de la IA?