INICIAN PRECAMPAÑAS Y EL ÁRBITRO ELECTORAL SE APRESTA A ACTUAR

Samuel Rodríguez
Columnas
PRECAMPAÑAS

Formalmente terminó la etapa de la simulación y el uso de nombres alusivos, para dar paso a las precampañas del proceso electoral 2024 que tendrá su punto neurálgico en la jornada del 2 de junio.

Las precandidatas ya pueden asumirse como tales y dejar a un lado los subterfugios verbales, con los que no se engaña a nadie, pero se evitan las sanciones. Llegó el momento de dejar de lado los recovecos legales para llamarle a las cosas por su nombre y cumplir con las formalidades legales.

Desde el primer minuto del 20 de noviembre las precampañas de Claudia Sheinbaum y Xóchitl Gálvez comenzaron a captar la atención de los ciudadanos que estarán en condiciones de acudir a las urnas.

La autoridad electoral se apresta a sancionar la validez del proceso que sin duda será entre Sheinbaum y Gálvez, aunque en el fondo se aprecia la posibilidad de que Samuel García se sume como candidato de Movimiento Ciudadano.

La realidad es que los votantes se inclinarán de manera mayoritaria por la continuidad que representa Sheinbaum como representante de Morena, PT y PVEM; o bien por la alternancia a través de Gálvez, postulada por PAN, PRIy PRD.

García aún no tiene su lugar asegurado y en una de esas, si no logra la autorización del Congreso, Dante Delgado tendría que tomar parte en la contienda. Pero a todas luces es por demás evidente que su participación sería marginal y sin una expectativa real de éxito.

Lo que está en juego en el fondo es la consolidación de Morena como partido mayoritario en el país o el inicio de una nueva reconfiguración del mapa geopolítico nacional, donde el Congreso de la Unión jugará un papel fundamental, ya sea como acompañante armonioso de la titular del Ejecutivo federal o como contrapeso obligado.

Reto

Ahora más que nunca las dos coaliciones que se enfrentarán deben tener presente que su principal adversario, el campeón indiscutible a vencer, será el abstencionismo.

Si los más de 90 millones de votantes potenciales acuden a las urnas sería un rotundo éxito, incluso si 80% de ellos lo hace, porque pondría en evidencia que los ciudadanos están interesados en realidad en tomar parte en una decisión crucial para el futuro del país.

Al respecto hay que considerar que el padrón electoral que resguarda el INE se conforma por más de 98 millones de registros, de los cuales 98.07% cuenta con credencial para votar vigente.

Un reporte del 2 de julio de 2018, del Programa de Resultados Preliminares de las Elecciones en México, indicó que se registró una participación ciudadana de 62.62% de los 52 millones 300 mil 994 electores registrados en la Lista Nominal.

Yucatán registró un porcentaje de participación de 73.82% y la Ciudad de México de 70.3. Pero no todos los estados registraron el mismo nivel de participación.

Sin asomo de duda, el gran vencedor en la jornada electoral fue el abstencionismo, ya que 37% de los votantes potenciales no acudió a la cita en las urnas.

Iniciado el proceso electoral de manera formal, resulta por demás lógico señalar que el gran reto de las candidatas no será mover el voto cautivo de militantes y simpatizantes, sino despertar el interés de los ciudadanos de manera general para que acudan a las urnas y de esa manera lograr una jornada histórica.

Si cualquiera de ellas logra despertar el interés de la ciudadanía que al momento permanece indiferente y es capaz de hacer que tome conciencia de que su voto contribuirá a definir quién conducirá los destinos nacionales en los próximos años, sin duda logrará el triunfo.

Pero en esta ocasión es evidente que la principal estrategia se centrará por parte de Morena en impulsar la operación de un voto parejo, que le otorgue tanto la Presidencia de la República como la mayoría absoluta en el Congreso de la Unión, en tanto que el frente opositor está obligado en primera instancia a llamar a la ciudadanía a ejercer un voto diferenciado, que permita que tanto la Cámara de Diputados como el Senado operen como una suerte de contrapeso real.

Por lo pronto, el árbitro electoral les recuerda a los contendientes la necesidad de que observen las normas en la materia y se apresta a sancionar cualquier tipo de trasgresión.