LA ELECCIÓN MÁS GRANDE DE NUESTRA HISTORIA, REDUCIDA A UN DILEMA

“El electorado está más que consciente del peso que tiene su voto”.

Samuel Rodríguez
Columnas
ELECCIONES 2024

A menos de un mes de la jornada electoral del 2 de junio la elección más grande de la historia del país parece reducida ante el electorado a la solución de un dilema que lejos de ser nuevo a lo largo de la historia ha sido permanente: continuidad o cambio. No hay más, esa es la realidad.

En el fondo lo evidente es que cada candidata o candidato lo plantea desde su perspectiva particular, pero en realidad no hay novedad en el planteamiento. Si acaso, la 4T plantea la continuidad con mayor claridad, como si el viejo planteamiento de desarrollar un programa de varios sexenios continuos fuera posible. Dar continuidad a los programas y cambios que desde su punto de vista se requieren para el país, en lo que se aprecia como una suerte de gobierno de más de seis años, bajo una directriz marcada por quien ganó la elección en julio de 2018.

Sin embargo, lo evidente es que en el plano presidencial desde 2000, cuando Vicente Fox ganó la Presidencia, se comenzó a vivir una era de cambios en el ejercicio del poder.

Un cambio que a nivel estatal comenzó a operar con el triunfo, entre otros, de Ernesto Ruffo Appel en la gubernatura de Baja California en 1989; en tanto que en la capital del país el triunfo de Cuauhtémoc Cárdenas Solórzano en 1997 representó uno de los cambios más sustanciales. Y en el camino la creación de los diputados y senadores por el principio de representación proporcional brindó a los partidos de oposición mayores posibilidades de tener presencia en el Congreso de la Unión.

En resumen, la historia de la democracia nacional durante más de 35 años ha estado marcada por la decisión ciudadana en torno de la continuidad o la alternancia. Una decisión que corre por dos vías. La primera, institucional, por la que un partido se mantiene en el poder o lo pierde; la segunda, en el plano personal, que se enfoca en la o el político por el que se vota.

Valoración

Pero, al margen, hay que considerar un factor paralelo que tiene gran peso en la determinación de los electores: el desempeño de quienes ejercen un cargo ya sea como presidentes municipales, gobernadores o el presidente, así como los diputados locales, diputados federales o senadores.

En el fondo, con sus acciones quienes concluyen su gestión marcan en gran medida el rumbo de la elección.

No es descabellado por ello pensar que en cada elección en las urnas las y los electores, más allá de solo valorar las propuestas de los candidatos, externan su rechazo o aval al desempeño de quienes están por concluir su gestión y al hacerlo optan por la alternancia o la continuidad.

Por tanto, lo evidente es que hablar con cualquier denominación de continuidad o cambio en una elección está muy lejos de representar una novedad, porque en el fondo lo que prevalece es el mismo dilema, aunque con diferentes actores.

Solo hay que revisar los resultados de las elecciones a cualquier nivel para comprender que el electorado está más que consciente del peso que tiene su voto y la capacidad que tiene de valorar en la boleta electoral a las y los políticos.

El ejemplo más claro en lo inmediato es el resultado de la elección de 2021, que se reflejó en una modificación de la conformación del Congreso de la Unión, en el plano federal, en el estatal y en la distribución de las alcaldías en la Ciudad de México.

El dilema permanece y cada votante habrá de resolver en lo particular al acudir a las urnas, a partir de su propia valoración.