EL ÚLTIMO Y NOS VAMOS

Guillermo Deloya
Columnas
CONGRESO

La LXV legislatura del Congreso de la Unión arrancó su último periodo ordinario legislativo. En otros tiempos la “legislatura de cierre” siempre había marcado una ruta que dejaría al país en los rieles de un proyecto de nación renovado y con miras hacia los próximos seis años. Además, en muchos casos puso la mesa para concluir un mandato con orden, gobernabilidad y pulcritud.

Sin embargo, los últimos años de sexenios pasados se distinguieron por la confrontación y la reyerta y, en el particular tiempo presente que vive nuestro México, es posible adelantar que la discusión que se ventilará en el Legislativo marcará el tono de discusión que se llevará en el ámbito político y en la contienda electoral.

No podría ser distinto cuando los temas que se plantearán como iniciativas tienen un profundo calado que derivará en un ácido careo. En primer lugar, ya anunciado está el paquete de reformas programadas para su presentación en conveniente coincidencia con el aniversario de la Constitución. Aquí existe un vasto catálogo para la discusión que incluye cambios en el sistema de pensiones para trabajadores, la reforma al Poder Judicial, la eliminación de la figura de legisladores plurinominales, así como otros temas que incluyen la prohibición del uso del fentanilo, la prohibición del uso de vapeadores y una más estricta legislación para promover la protección animal. Solamente con estos temas ya se tiene materia para poder generar un fuerte choque de posturas que detentan las distintas fuerzas políticas.

Profundidad

Pero el catálogo de pendientes de esta Legislatura no se agota con esta lista.

En otro tema pendiente por igual encontramos una cuestión con un antecedente intrincado. Es el caso de la adscripción de la Guardia Nacional (GN) a la milicia. La Sedena es la secretaría a la que se había destinado de origen para que administrara y tuviera mando sobre la GN, pero el propio Poder Judicial estimó que esta situación contrariaba el espíritu constitucional, por lo que el Ejecutivo anunció que presentaría un nuevo proyecto para subsanar esta situación a nivel de la Carta Magna. Es de todos conocida la polémica que se suscita cada vez que se habla del engrosamiento de funciones del Ejército, por lo que este nuevo capítulo de discusión legislativa seguramente vendrá aparejado con esa misma tónica.

Otro pendiente que encuentra un antecedente próximo en su discusión es la reducción de la jornada laboral. Precisamente a finales del pasado año se conocieron las conclusiones del Parlamento Abierto que para tal tema se implementó. De ahí que esta última Legislatura del sexenio tendrá como importante asignatura discutir la modificación del artículo 123 constitucional a efecto de rebajar las horas semanales laborales desde 48 a 40 horas. Sobra por igual comentar que este punto propicia el distanciamiento de posturas entre las representaciones empresariales y aquellas que sostienen los intereses de trabajadores.

Estamos en un escenario donde el Legislativo tendrá por igual a la mano muchos distractores que seguramente contaminarán la discusión de fondo. Entre dichos elementos retardatarios está el ánimo de permanecer en el puesto. Una buena parte de los legisladores ya están en francos preparativos para sus nuevas campañas a efectos de reelegirse o de incursionar hacia una nueva asignatura. Dada la profundidad de los temas, ojalá la discusión esté a la altura de los tiempos.