LA TORTUGA Y LA LIEBRE

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Columnas
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Morena se apega al guion establecido para elegir a su candidato o candidata a la presidencia de la República, en tanto la oposición no atina a tener un arranque convincente: tras la suscripción de un compromiso para conformar la coalición Va por México se salieron del ámbito de la promoción y casi están en el ostracismo, sin una acción que se asuma como una abierta disputa de la atención social.

Y mucho menos la promoción de una candidatura sólida, en tanto que Morena, con el impulso del presidente Andrés Manuel López Obrador, no se ha bajado un solo día de la pasarela política y ya tiene confirmación de reglas, que no varían en esencia al esquema planteado salvo dos ligeras excepciones. Una es la inclusión de Gerardo Fernández Noroña y Manuel Velasco como participantes en el proceso y, por supuesto, en las encuestas.

Lo anterior con el propósito de que los militantes de los partidos del Trabajo y Verde sientan que fueron tomados en cuenta, aunque en apego a la verdad no tienen posibilidad alguna de salir ganadores. A fin de cuentas, Morena participará con cuatro aspirantes.

La otra diferencia es que en lugar de ser una encuesta realizada por Morena se llevarán a cabo cuatro encuestas espejo cuyos resultados se contrastarán con la que realice Morena. Pero de las cuatro encuestas espejo, dos se realizarán por encargo directo de Morena, con lo que se amarra la consistencia de resultados de al menos tres de las cinco encuestas, porque los participantes podrán proponer dos casas encuestadoras.

Fuera de ahí no hay nada nuevo. Las encuestas se realizarán del 28 de agosto al 3 de septiembre y tres días después se conocerá quién será designado en primera instancia como coordinador de los Comités de Defensa de la Cuarta Transformación.

Promoción

Como se anticipó, todos los participantes se separaron de sus cargos públicos. En los casos de Fernández Noroña y Velasco es claro que después del 6 de septiembre volverán a incorporarse al Legislativo porque, parafraseando a un clásico, se aprecian como los rivales más débiles.

Ahora solo falta esperar a que llegue el 19 de junio para que inicien las actividades de proselitismo interno de los aspirantes de Morena, que se prolongarán hasta el 27 de agosto: tendrán un escaparate de promoción única de más de dos meses. Recorrerán el país sin la presencia de algún prospecto de adversario real.

¿Y la oposición? Bien, gracias. Aparentemente están dispuestos a dar más ventaja a los prospectos de Morena, quienes en los hechos llevan más de un año de exposición social y mediática en busca del posicionamiento necesario.

Pareciera que estamos en una nueva versión de la célebre fábula de la tortuga y la liebre, en la que Va por México personifica a la tortuga y Morena a la liebre. Pero en esta ocasión, la moraleja y el desenlace se aprecian de una manera muy diferente: la ventaja y anticipación es tal, que Morena desde ya definió la forma en la que se definirá quiénes coordinarán su fracción política en el Senado y la Cámara de Diputados, así como quiénes ocuparán en principio tres posiciones en el gabinete presidencial.

Y los politólogos de café enseguida, ni tardos ni perezosos, comenzaron a asignar posiciones con base a la lógica más elemental. De entrada, Fernández Noroña y Velasco serían integrantes del próximo gabinete presidencial, en tanto que Ricardo Monreal podría declinar esa posición para aspirar a la candidatura de la Jefatura de Gobierno de la CDMX.

De ganar Claudia Sheinbaum, Marcelo Ebrard asumiría la coordinación del Senado, en tanto que Adán Augusto López lo haría en la Cámara de Diputados. Y en el eventual caso de que Ebrard saliera airoso en la encuesta, Sheinbaum ocuparía la coordinación en el Senado y López en San Lázaro.

Así, la apreciación es que la disputa real se centrará entre Sheinbaum y Ebrard, con un discurso de piso parejo que de entrada quedó en entredicho por el informe que realizó la jefa de Gobierno antes de pedir licencia al cargo y que se convirtió en un acto multitudinario.

Ante este panorama no queda más que concluir que Morena aplica el esquema que hasta el momento le ha dado resultado, en tanto que la oposición se pone flojita y cooperando: llanamente no se aprecia disposición a dar la batalla en el proceso electoral 2024, al menos en lo que hace a la disputa por la Presidencia.

La liebre corre y la tortuga confía en la moraleja de la añeja fábula.

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