¿BENDITAS REDES SOCIALES?

Mónica Soto Icaza
Columnas
REDES SOCIALES

Es una bella mañana de verano. Me siento a desayunar y abro Instagram mientras degusto un delicioso jugo de naranja.

“Lo primero que perdemos al envejecer es el volumen de los labios, recupéralos con nuestra crema...”

“¿Cansada de las pestañas cortas, muy lacias y escasas? Usa nuestro suero...”

“Rejuvenece y fortalece los músculos faciales con yoga facial”.

Para cuando vacío el vaso ya me recordaron que le queda poco tiempo a la carnosidad de mis labios que tan bien sostienen el borde del vaso de vidrio, que mis pestañas demasiado rubias consiguieron mi sueño de invisibilidad, a pesar de lo efectivos que me han salido los ojos, y que las comisuras de mis labios empiezan a acercarse a la condición de muñeco de ventrílocuo por aquello de que soy adicta a sonreír.

Bonitos pensamientos para amanecer de buenas, cómo no.

El plato de frutas resplandece sobre la mesa de cristal. Ataco el primer pedazo de kiwi, mis dientes lo trituran. Lo siguiente es un trozo de sandía.

“¿No sabes qué hacer con tus pechos caídos y sin volumen? Nuestro novedoso aparato recupera su volumen y los levanta...”

“¿Quieres lograr el cuerpo de verano en cinco semanas? Prueba pilates de pared...”

“Tu guardarropa necesita más prendas gloriosas...”

“Baja de peso bailando con nuestra aplicación...”

Bueno, amamantar a dos niños no es precisamente la mejor manera de conservar la consistencia de las tetas, aunque el recuerdo de sus boquitas absorbiendo mi leche con alegría me ilumina más que un escote abultado. El cuerpo de verano ya lo tengo, es este mismo que escribe y come, ahora, un mango suculento. Mi guardarropa quizás sí necesita una actualización, nada más necesito que también me den una actualización en mis tres empleos, si no, lo veo difícil. Lo de bailar sí que me gusta, no para bajar de peso, sino porque seguir el ritmo provoca que mi corazón dance de alegría.

Con mucha energía

Llega el turno de mis dos huevitos estrellados sobre un nopal y salsa verde con queso de cabra, mi última invención culinaria. Al primer bocado Instagram se sigue esmerando en arruinarme el día.

“¿Te sientes sin energía, has subido de peso y por más dietas que haces no puedes bajar esos kilos que te sobran? No te preocupes, con nuestro kit de productos naturales volverás a ser tú...”

“Con la Semilla de Brasil adelgaza de cuatro a ocho kilos por mes...”

“Renueva tus energías con nuestro masaje y baja de peso al mismo tiempo...”

“Toma nuestra proteína antiedad para retrasar los signos del envejecimiento...”

“Llega al verano delgada con hipnoterapia...”

“¿Rompiste la dieta? ¡Toma nuestra píldora de emergencia!”

“Logra tus desafíos personales con nuestro programa de 28 días de retos para convertirte en la mujer que sueñas...”

“Consigue una apariencia más joven. Tonifica y levanta tu rostro...”

“Estás a un clic de una piel radiante...”

Me siento con mucha energía, gracias. No tengo cuatro kilos de más, los masajes me encantan, pero para relajarme, y pensar que además tengo que bajar de peso y tener la piel tersa, y los cachetes tonificados y necesito lograr mis metas para no ser una fracasada y no sentirme culpable por zamparme una barra de chocolate o es importante obsesionarme con evitar las arrugas y las canas y los rollitos en la espalda y los muslos prominentes y las expresiones faciales me estresa más, por eso quizás el masaje no sea tan buena idea.

Después de aquellos mil anuncios que querían venderme la idea de que mis 43 años con sus múltiples consecuencias en mi cuerpo son inadecuados y hay que rejuvenecerlo cueste lo que cueste, al fin me aparece un anuncio de Tequilas en descuento. Ese sí que me representa.

Al dar el último bocado mejor me voy a Twitter a ver, mientras me tomo el café, cómo múltiples desconocidos se pelean por asuntos absurdos.

Lindo día.