El planeta enfrenta una emergencia ambiental de proporciones catastróficas, con toneladas de residuos plásticos asfixiando nuestros océanos, especialmente en el vasto Pacífico. Sin embargo, en medio de este desolador panorama una reciente investigación científica enciende una luz de esperanza: algunas bacterias que habitan en el océano poseen la asombrosa capacidad de degradar el plástico.
Este descubrimiento, publicado por un equipo de científicos que incluye a María Constantini y Valerio Zupo, junto con otros colaboradores, ofrece una prometedora vía para deshacernos de forma natural de ese contaminante.
La doctora en Ciencias Marinas, Zulema Juárez Cortés, quien realiza una estancia en el Centro de Investigaciones Biológicas del Noroeste (CIBNOR) en La Paz, Baja California Sur, explica el fascinante mecanismo detrás de este hallazgo. “Los investigadores encontraron que las bacterias producen un biofilme, que es una biopelícula”.
En esencia, las bacterias crecen y se adhieren a la superficie de los plásticos. Una vez fijadas, secretan moléculas específicas que permiten la descomposición del plástico en componentes más simples. Esta propiedad es la que los científicos buscan aprovechar para desarrollar alternativas de biorremediación, cruciales para la descomposición de las inmensas acumulaciones de plásticos en el ambiente marino.
Entre las bacterias con esta notable capacidad de descomponer plásticos se identifican los géneros Pseudomonas y Lysinibacillus. Estas bacterias han demostrado una sorprendente habilidad para degradar plásticos como el polietileno (PE), un material de alta densidad ampliamente utilizado en la industria y, por ende, uno de los contaminantes más comunes.
La capacidad de estas bacterias para degradar esos plásticos representa una solución natural y sostenible para mitigar la contaminación marina. “Esto resulta bastante fascinante de estos nuevos descubrimientos en cuanto a las bacterias en el ambiente marino”, relata Juárez, subrayando el inmenso potencial de esta investigación.
Desafío global
La magnitud de la emergencia plástica es abrumadora. Solo la tristemente célebre “isla de basura del Pacífico” cubre un área equivalente a dos veces el tamaño del estado de Texas en Estados Unidos o comparable al territorio de Perú.
Los plásticos derivados del petróleo se acumulan incansablemente en el medio ambiente, con aproximadamente 80% de los residuos compuestos por macroplásticos que con el tiempo se degradan en microplásticos y nanoplásticos, agravando aún más los problemas ambientales.
Aunque la recolección y eliminación de macroplásticos es un desafío considerable, los microplásticos y nanoplásticos representan un problema sanitario mundial de magnitudes aún mayores. Se estima que solo en los océanos hay entre siete mil y 35 mil toneladas de microplásticos.
Estos contaminantes, casi imposibles de eliminar debido a su minúsculo tamaño, pueden intoxicar las células y tejidos de todo tipo de seres vivos, incluidos los humanos, a quienes llegan principalmente a través de la cadena alimentaria.
Además, estudios recientes confirman la ubicua presencia de micro y nanoplásticos en lugares tan diversos como el aire de algunas ciudades (donde se han detectado entre dos mil 649 y seis mil 292 partículas por litro), el agua mineral (con 5 a 52.3 ng/mL), y hasta en muestras de nieve superficial alpina y en el hielo de zonas protegidas como la Antártida.
Esta omnipresencia del plástico genera una crisis ecológica sin precedentes que impacta todas las formas de vida, desde los organismos macroscópicos hasta los microorganismos. El costo ambiental acumulativo de estos residuos plásticos se transforma rápidamente en una catástrofe global irreversible.
La investigación sobre la capacidad de las bacterias marinas para degradar el plástico ofrece un atisbo de esperanza en esta desalentadora realidad. Es imperativo que esta línea de investigación reciba el apoyo y los recursos necesarios para desarrollar soluciones efectivas y escalables que puedan, en última instancia, ayudar a sanar nuestros océanos y proteger la salud de nuestro planeta.
Amenaza silenciosa
• Mortalidad animal Millones de animales, desde aves hasta peces y organismos marinos, mueren anualmente debido a los plásticos.
• Afectación de especies Se estima que casi 700 especies, incluyendo algunas en peligro de extinción, han sido afectadas.
• Aves marinas Prácticamente todas las especies de aves marinas ingieren plásticos.
• Causa de muerte Las principales causas de muerte son el enredo y la inanición. Animales como focas, ballenas y tortugas pueden ser estrangulados por aparejos de pesca o anillas de plástico.
• Microplásticos en la cadena alimentaria Se han encontrado microplásticos en más de 100 especies acuáticas que son parte de la dieta humana, como peces, gambas y mejillones.