MIGRANDO HACIA EL CAOS

Guillermo Deloya
Columnas
MIGRACIÓN

Estamos ante un fenómeno global que en el caso de nuestra nación representa un problema de hondo calado y complicada solución: la migración desde México como territorio de paso y como país de origen ya preocupa a niveles de seguridad nacional a Estados Unidos.

Sin duda, el tono de las reuniones bilaterales ha subido al grado de la exigencia ante la presión que ejerce el Congreso norteamericano, que incluso condicionó la autorización de recursos adicionales para la atención del conflicto bélico en la Franja de Gaza a reserva de mejorar la crisis fronteriza causada por el desbordamiento migratorio.

En México se encuentran grandes asentamientos humanos que intentan cruzar la frontera norte en búsqueda del sueño americano. Así, tenemos presencia de nacionales venezolanos, haitianos, cubanos, hondureños, guatemaltecos y africanos principalmente, conforme a lo dado a conocer por Human Rights Watch. En tal sentido, la mencionada organización por igual es un frente de presión que contraviene la posibilidad de facultades para llevar a cabo expulsiones inmediatas y no valoración de caso por caso en observancia de los derechos de los migrantes.

Sin embargo, la postura oficial a través de la Cancillería nos presenta un panorama alentador: según la titular, se ha logrado disminuir a la mitad el flujo migratorio hacia EU. Esto es cuestionable cuando la temporalidad que se analiza se ubica en diciembre con una presión fronteriza de doce mil 498 migrantes, contra un inacabado enero con seis mil 751 migrantes al día.

Hay que tomar en cuenta también que diciembre representa una mayor oportunidad laboral por el gran movimiento comercial que requiere mano de obra. Por otra parte, si se toma en cuenta la tendencia que en 2023 se observó, aunado a la marcha de la economía en general, bien se puede esperar que estos flujos de tránsito y destino aumenten considerablemente para 2024, un año que se avizora como retador.

Posiciones

La reunión de alto nivel entre los legisladores texanos y el presidente Andrés Manuel López Obrador es una muestra de lo visible que será este tema rumbo a las elecciones en ambos países. Ahí las posturas de exigencia, tanto de los republicanos Michael McCaul y Randy Weber como del demócrata Henry Cuéllar, convergen en una cuestión: se debe contar con una agenda de trabajo coordinado a efecto de reducir sustancialmente los flujos migratorios hacia el norte del continente.

Y de manera preocupante para nuestro país también están de acuerdo en no pasar por alto, e incluso apoyar, las duras medidas antimigrantes adoptadas por el gobernador de Texas, Greg Abbott.

Estamos ante un escenario de presión hacia nuestro país que de no conciliarse crecerá en las tensiones que de por sí ya son insostenibles por momentos entre Texas y México; estas medidas han significado la pérdida de vidas y posiblemente puedan ocasionar algunas más a futuro. Desde la aprobación de la ley SB4, que permite a las autoridades texanas detener y deportar de forma inmediata a migrantes con la utilización de cualquier medio necesario de fuerza, el distanciamiento ha crecido al nivel de reclamos formales por la vía diplomática. Las declaraciones endurecidas del propio gobernador incluso han llegado a sugerir que es necesario el uso de la fuerza letal para contener el paso de migrantes por su territorio.

Y en la perspectiva de lo que posiblemente pueda ocurrir respecto de la presidencia norteamericana, es absolutamente alarmante. Donald Trump necesita endurecer su discurso sobre este problema bilateral a efecto de remarcar la supuesta tibieza en el actuar de Joe Biden. Es natural que el estilo de Trump viene a favorecer posiciones como la texana, donde tendremos que sortear una real tormenta si queremos evitar repercusiones económico-arancelarias en lo venidero. Tan posible es el ahondar en este problema por parte de Trump que, envalentonado por su triunfo en el caucus de Iowa, tajantemente declaró que de ganar de nuevo la presidencia llevará a cabo un cierre total de la frontera para evitar este flujo “caótico” de migrantes a quienes tacha de reales invasores.

Vendrán tiempos que nos pondrán a prueba en lo diplomático rumbo a escenarios que, como son los electorales, provocan reyerta y caos sin provecho.