DOMINA MORENA

Samuel Rodríguez
Columnas
MORENA CLAUDIA SHEINBAUM

Mientras Morena y sus aliados se encuentran en la etapa final de la definición de quiénes serán los coordinadores de los Comités de la Defensa de la Transformación en las ocho entidades, más la Ciudad de México, en donde el 2 junio de 2024 se elegirán gobernadores y jefe de Gobierno, respectivamente, el frente opositor se mantiene aparentemente inmóvil.

Incluso, en la esfera de lo que será la elección presidencial, la coordinadora de los Comités de la Defensa de la Transformación en el plano nacional se ha movido por varios estados, en lo que se aprecia como parte de la conformación de la estructura que se requerirá en la campaña formal.

En su recorrido por la geografía nacional, Claudia Sheinbaum promueve la firma del Acuerdo de Unidad para la Transformación y muestra, hasta donde se percibe, un sólido músculo social. Ello, en tanto que Xóchitl Gálvez si bien tiene movimiento, su trascendencia es menor.

En los hechos es claro que Morena y sus aliados están en pleno movimiento, con el evidente propósito de ganar en la elección del 2 de junio de 2024, no solo la Presidencia sino las ocho gubernaturas, la jefatura de la Ciudad de México, la mayoría en la Cámara de Diputados, así como en el Senado de la República. Por supuesto, además los congresos y presidencias municipales que estarán en disputa. Carro completo.

De ahí que se encuentre en pleno movimiento para conseguir su objetivo y, sin duda, ya tenga contemplada la forma y pormenores para la selección de quienes serán sus candidatos para la conformación del Congreso de la Unión.

Por otra parte, resulta evidente que al momento en todos los estados y la Ciudad de México, donde habrá elecciones, los aspirantes de Morena han mantenido un comportamiento adecuado, que permite apreciar que el fantasma del rompimiento y la fractura difícilmente se harán presentes.

En tanto que se mantiene la adhesión de políticos de otros institutos políticos a Morena, en una acción que permite estimar que conforme avance el proceso electoral la migración terminará por evidenciar cuál es el partido mayoritario en el plano nacional.

De hecho, una revisión de la evolución del mapa geopolítico nacional de 2015 a 2023 deja en claro que Morena ha avanzado sustancialmente en su consolidación como partido mayoritario.

Aceptación

En realidad, es más que evidente el nivel de aceptación social que ha tenido Morena en ocho años, desde que en 2015 participó por primera ocasión en un proceso electoral.

En esa ocasión obtuvo 8% de la votación, con lo que se ubicó como la cuarta fuerza política nacional.

En el proceso electoral de 2018 Morena ganó, solo o en coalición, las elecciones en cinco entidades: Claudia Sheinbaum en la Ciudad de México, Cuauhtémoc Blanco en Morelos, Rutilio Escandón en Chiapas, Adán López en Tabasco y Cuitláhuac García en Veracruz. Un año después, en 2019, ganó la gubernatura de Puebla con Miguel Barbosa Huerta.

Y de ahí hasta el momento han seguido una serie de elecciones cuyo resultado ha colocado a Morena como el partido mayoritario, no solo por el número de gubernaturas y congresos estatales, sino por su representación en la Cámara de Diputados y el Senado, sin olvidar, claro, la elección de su fundador, Andrés Manuel López Obrador, como presidente de la República en 2018.

Todo ello, sustentado en un trabajo permanente e incesante como el que desarrollan en la actualidad, en tanto que la oposición ha experimentado una disminución constante, a tal grado que en este momento el PRD está en proceso de una extinción real, en tanto que el PRI busca permanecer de manera moderada, luego de perder el Estado de México.

El PAN ha consolidado su posición como segundo partido político en el plano nacional, en tanto que Movimiento Ciudadano busca ampliar su presencia.

Sin embargo, el único instituto político que se aprecia en pleno movimiento y con un objetivo preciso es Morena, cuyos dirigentes, militantes y simpatizantes, a pesar de dominar en este momento el panorama político nacional, todo indica que están dispuestos a ir por todo lo que estará en disputa en las urnas.

La perinola electoral está en movimiento y hasta el momento solo se aprecia a un jugador determinado a que le caiga “Toma todo”, en tanto que el frente opositor parece estar decidido a aceptar cualquier resultado, incluido el de perder.

Y por ello se les aprecia flojitos y cooperando.