NATALIA TÉLLEZ: JUSTICIA ADMINISTRATIVA CONTRA EL ABUSO Y EL ACOSO

Natalia Téllez Orozco
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En México la justicia tarda tanto, que muchas veces al llegar ya no repara: documenta. Quienes buscan justicia no solo enfrentan al agresor o a la injusticia de origen, sino que también deben enfrentar a un sistema que responde a cuentagotas. Esa lentitud erosiona la confianza y prolonga el daño.

Necesitamos instituciones que escuchen y actúen, que pongan en el centro a las personas y no solo a los procesos. Reparar a tiempo es también una forma de prevenir.

En este marco, conversé con Natalia Téllez Orozco, magistrada anticorrupción del Tribunal Federal de Justicia Administrativa.

Licenciada en Derecho y maestra en Derecho de Amparo por la UNAM, con un máster en Estado de Derecho Global y Democracia Constitucional por la Universidad de Génova, Italia, cuenta con más de una década en el Poder Judicial de la Federación. Fue candidata a ministra de la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN).

Para ella el principio es claro: “Juzgar con perspectiva de género es que las resoluciones y en algunos casos las sanciones puedan realmente ser encaminadas hacia la situación que permea a las mujeres; es decir, no puedes juzgar de una manera igual a un varón que a una mujer que tiene ciertas circunstancias y que se encuentra en una situación de desigualdad, con una desventaja”, afirma.

Ese enfoque ha sido determinante en asuntos sensibles. La magistrada recuerda el caso de una servidora pública víctima de hostigamiento laboral. “Un asunto que derivó de la denuncia de una servidora pública, quien se quejó de que uno de los compañeros le había estado haciendo mobbing, la había estado hostigando. ¿Cómo lo hacía? Mediante el correo institucional. Empezó a hostigarla, no nada más a ella, sino a otras compañeras; y desafortunadamente también advertimos en su computadora que había almacenamiento de pornografía infantil. Nuestra resolución la emitimos precisamente poniéndonos en el lugar de la víctima, para que no resultara absuelto el servidor público: esta resolución se hizo precisamente con perspectiva de género”.

Un camino posible

En su sala los casos van desde el abuso de funciones hasta denuncias por acoso escolar. “Por ejemplo, hemos tenido asuntos en los que alumnas de secundaria o de bachillerato denuncian a algún maestro por hostigamiento, por acoso, porque luego los profesores abusan de su jerarquía y su poder sobre las alumnas y las manipulan, las envuelven y las acosan o abusan de ellas de manera sexual. Entonces, a través de la denuncia y el procedimiento de investigación se puede sancionar a esos servidores públicos e ir inhibiendo estas conductas”, relata Téllez Orozco.

Su mensaje es directo: “Yo les digo a todas las mujeres que si no empezamos a denunciar los temas que realmente nos afectan, que nos aquejan, como es la violencia de género, el acoso, ya sea laboral o sexual, el hostigamiento, estas prácticas, estas conductas van a seguirse presentando en el día a día de todas las mujeres”.

Denunciar, puntualiza, debe ir acompañado de instituciones confiables. “¿Y qué necesitamos aparte de denunciar? También confiar en las instituciones y que las instituciones respondan ante estas denuncias”.

Insiste en que el cambio de paradigma también implica acabar con los intocables: “No nada más se puede, sino que se debe denunciar cualquier práctica que afecte la integridad de cualquier persona. Entender y hacer este cambio de perspectiva y de paradigma: veíamos a los servidores públicos como intocables, inalcanzables, pero están para servir a la sociedad, a la ciudadanía y al incurrir en faltas se les puede sancionar e inclusive inhabilitar”.

El reto es enorme: “Uno de los temas más importantes es que las mujeres somos o son las más vulnerables en estas prácticas”. Y las consecuencias son tangibles: “Muchas veces por algún trámite o por obtener un trabajo se les obliga o se les condiciona para que tengan alguna relación, alguna cuestión que se puede encuadrar en acoso sexual. Y esas conductas son sancionables, además de en la vía penal, en la vía administrativa”.

Su reflexión final sintetiza la urgencia: “Eso es de lo más relevante: que las mujeres, en este empoderamiento, tengan la fortaleza y la confianza de que pueden denunciar ante los órganos competentes, que se realizarán los procedimientos y que resultarán en justicia para ellas”.

La voz de Natalia Téllez Orozco demuestra que la justicia anticorrupción con perspectiva de género no es un ideal distante: es un camino posible para que las instituciones respondan con eficacia, cercanía y humanidad.

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