NEGOCIACIÓN, TRANSACCIÓN Y MEDIACIÓN

Tomás Caparroso
Columnas
Mediación

Vuelvo en esta ocasión a tratar el conflicto en Gaza entre Israel y Hamás, así como el de Estados Unidos, la Unión Europea (UE) y Ucrania con Rusia, donde las partes buscan una satisfacción que va más allá de los bienes materiales: el principal obstáculo radica en que es un concepto subjetivo, difícilmente medible, debido a que lo satisfactorio para una parte puede provocar desagrado a la otra, por lo que cobra especial significado hablar de mediación en ambos casos.

Es por ello que en el ámbito de los mecanismos alternos de solución de conflictos la negociación cobra relevancia, ya que durante este tiempo podemos averiguar lo que realmente satisface a nuestro interlocutor y al mismo tiempo este ejercicio nos sirve para darnos cuenta de nuestras propias necesidades.

Resulta interesante preguntarnos: ¿dónde están las estrategias para negociar de cada una de las partes, cuando se pretende encontrar la solución a un conflicto?

Diariamente observamos en el tema de Ucrania y Rusia que los ucranianos difunden todas sus victorias a través de los diferentes medios de comunicación, mientras que los rusos mantienen silencio. Viéndolo a simple vista podemos observar cómo cada una de las partes enfoca el problema de manera diferente; por lo tanto, habría que averiguar la estrategia de cada una de ellas.

Igualmente sucede con el conflicto de Israel en Gaza: las partes actúan de formas diferentes invariablemente, lo cual pareciera dar idea de que no quieren llegar a una estrategia para resolver su conflicto. Y eso lleva a preguntarnos: ¿qué está faltando?

Dentro de la negociación existen diferentes modelos: el modelo competitivo, el cooperativo y el híbrido; en todos ellos hay desde luego ventajas y desventajas; y el uso que se dé a cada uno dependerá de la situación particular en la que se pretenda aplicar.

Características

Por ejemplo, en el modelo competitivo cada parte defenderá sus ideas y perspectivas y criticará la idea del contrario. Este modelo se caracteriza porque a través de él cada parte intenta sacar los mayores beneficios, se desconfía del otro, se insiste en sostener las propias ideas.

En el modelo cooperativo, que es el que debería trabajar la Organización de las Naciones Unidas (ONU), así como los demás países, son las propias partes las que de manera voluntaria buscan resolver el conflicto, ya que las mismas se unen para satisfacer sus necesidades y aspiraciones, las cuales pueden ser de tipo económico, social, cultural…

Por su parte, el modelo híbrido combina elementos de mediación y arbitraje para proporcionar posibles soluciones eficaces y eficientes a los diferentes tipos de conflictos.

Otro elemento importante a considerar a la hora de buscar la resolución de un conflicto es la transacción, la cual es un sistema autocompositivo de resolución de controversias por el cual los propios contendientes pueden resolver el conflicto. Se basa en el principio general de la contratación, por el que las partes pueden disponer de todo aquello que tengan por conveniente, en tanto no vulnere las normas de orden público.

Sin embargo, la transacción no se podrá llevar a cabo mientras las partes sigan enfrentadas. Y lo mismo ocurre con la negociación y la mediación, ya que el enfrentamiento y el desacuerdo provocan que cada minuto se encuentren más afectadas las negociaciones; es decir, no hay negociación y por tanto no hay un objetivo de optimizar las relaciones interpersonales para la toma de decisiones que permitan la solución.

Pero vamos hacia México, en concreto Ayotzinapa: no existe hasta el día de hoy un modelo de transacción, negociación o mediación; no hay estrategia de ninguna de las partes y menos cooperación, sino que se ha convertido en un creciente competir entre el gobierno, el Ejército, la sociedad, las familias y las instancias.

¿Por qué no puede haber un modelo híbrido donde las partes acepten perder algo para que finalmente puedan llegar a un acuerdo y no seguirle dando vuelta al tratar de justificar su trabajo? Con 44 estudiantes fallecidos —debido a la muerte reciente de uno que se declaraba desaparecido— deberíamos estar asustados de lo peligroso que se ha puesto y que puede seguirse poniendo este asunto tan lamentable.

Creo que debemos todos invocar a la caridad. Caridad es escuchar, dar tiempo a las partes para una ser oída y otra escuchada; una expresiva y otra receptiva para lograr un acuerdo. Porque, insistimos, los beneficios o ventajas de un determinado modelo de negociación, mediación o transacción dependen de nosotros. Y creo que no debemos seguir esperando soluciones del exterior.