El hallazgo de un nuevo y singular linaje de mamut en México reescribe la historia evolutiva de estos gigantes del Pleistoceno en el continente americano: mediante una investigación pionera liderada por la UNAM se demostró que los mamuts colombinos que habitaron la cuenca de México poseen una historia genética distinta a la de sus parientes del norte, un descubrimiento que consolida la paleogenómica en el país y abre nuevas interrogantes sobre el pasado de la megafauna extinta.
Este proyecto, resultado de una colaboración interdisciplinaria e interinstitucional entre la UNAM, el INAH y la ENAH, es un testimonio de la capacidad científica de México para indagar en su propia historia natural.
Hasta ahora los estudios genéticos sobre el mamut colombino se centraban en muestras de Estados Unidos y Canadá, pero el equipo de Federico Sánchez Quinto y María del Carmen Ávila Arcos, del Laboratorio Internacional de Investigación sobre el Genoma Humano (LIIGH) de la UNAM, decidió incorporar por primera vez información de latitudes tropicales al análisis.
La oportunidad surgió durante la construcción del Aeropuerto Internacional Felipe Ángeles (AIFA) en Santa Lucía, donde fueron descubiertos más de 70 mil fósiles de megafauna extinta. Entre ellos se identificaron más de 20 mil huesos de mamut, lo que convierte a esta colección en la más importante de América Latina. La cercanía y buen estado de los restos fueron clave para el éxito de la investigación.
Para obtener la información genética el equipo de investigadores, que incluyó a estudiantes de diversas disciplinas, implementó una estrategia innovadora. Con el objetivo de evitar la contaminación del ADN instalaron un laboratorio de campo temporal cerca de las excavaciones, donde trabajaron con trajes de protección para recolectar polvo de dentina de 83 molares de mamut. Este material óseo denso es ideal para la preservación del ADN. Posteriormente, las muestras se llevaron al Laboratorio de Paleogenómica de la UNAM en Juriquilla.
A pesar de que el ADN se encontraba en cantidades bajas, los científicos diseñaron una técnica de captura-enriquecimiento para obtener y analizar el genoma mitocondrial. Este método les permitió conseguir 61 genomas de alta calidad, suficientes para realizar inferencias robustas sobre la historia evolutiva de los mamuts mexicanos.
El análisis genético reveló una gran sorpresa: los mamuts de la cuenca de México no se parecían a los de Norteamérica. A este nuevo grupo se le denominó clado 1G y su antigüedad, de entre doce mil y 20 mil años, sugiere que coexistieron en la zona hacia finales del Pleistoceno.
Secretos
El descubrimiento del clado 1G abre un nuevo capítulo en la historia de los mamuts. Los análisis indican que este linaje se separó de los mamuts del norte hace más de 400 mil años, mucho antes de que las especies colombina y lanuda se diferenciaran. Esta divergencia podría explicarse por un evento de hibridación entre el mamut de las estepas y el mamut lanudo que dio origen al mamut colombino, donde una oleada de diversidad genética llegó primero a la cuenca de México.
Además de su origen ancestral, la investigación proporcionó información valiosa sobre la trayectoria demográfica de la población de mamuts mexicanos. A diferencia de los mamuts lanudos, que experimentaron un rápido declive genético a medida que la Tierra se calentaba, los mamuts de la cuenca mantuvieron tamaños poblacionales pequeños, pero constantes durante sus últimos 40 mil años.
Esta información concuerda con reportes de especímenes con malformaciones, sugiriendo que una población reducida pudo haber provocado endogamia y enfermedades congénitas.
El estudio no solo es un logro científico, sino que también representa un paso crucial para la ciencia mexicana: demuestra la capacidad técnica de las y los académicos del país para realizar investigaciones de vanguardia sin depender de laboratorios extranjeros.
Asimismo, el proyecto es fundamental para la formación de nuevas generaciones de científicos, pues estudiantes de distintas carreras participaron en todo el proceso, desde la toma de muestras hasta el análisis bioinformático, lo que les brindó una valiosa experiencia práctica.
El éxito de esta investigación consolida la paleogenómica en México como un área con un peso importante a nivel regional y una presencia internacional. De hecho, ya se planean futuros estudios para analizar el ADN nuclear de los mamuts de la cuenca y así comprender mejor los procesos de mestizaje y los motivos exactos de su extinción. Este trabajo sienta las bases para futuras investigaciones que podrían revelar más secretos de la biodiversidad y la historia natural del país, asegurando que el valioso legado paleontológico de México sea estudiado y valorado en casa.
Mamut colombino
El mamut colombino (Mammuthus columbi) fue un herbívoro gigante que vivió en América con una altura de hasta cuatro metros y un peso de hasta diez toneladas en machos adultos. Sus características principales incluyen colmillos largos y curvos que crecían a lo largo de su vida; una dieta de plantas y hierbas que masticaba con sus molares planos; y un cuerpo cubierto por una capa de pelo similar a los elefantes asiáticos, no tan lanudo como el del mamut lanudo. Se piensa que la esperanza de vida de este mamífero sería de alrededor de 80 años. Consumían entre 130 y 140 kilos de vegetación al día. Para soportar el desgaste de la masticación, un mamut podía reemplazar hasta seis veces sus molares a lo largo de su vida. Se estima que los mamuts tenían un periodo de gestación de aproximadamente 22 meses, dando a luz a una única cría.