La cumbre de la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN) será ni más ni menos que un punto de inflexión ante el cual muchos de los asuntos que no podrían encontrar demora ya se encontrarán resueltos. La OTAN se ha vuelto un fiel de la balanza que, a su vez, en gran parte vendrá a determinar el curso de los acontecimientos dentro del conflicto bélico regional que se ha gestado entre Rusia y Ucrania. Y la organización en conjunto mucho debe celebrar este papel protagónico que prácticamente representa un renacimiento desde las cenizas, para una OTAN que no había encontrado escenarios relevantes para su actuación desde cerca de hace 30 años por lo menos. Hoy constituye la congregación más importante en materia militar con fines disuasivos y de defensa y, en razón de aquello que previsiblemente puede ocurrir en los próximos meses, quizá tienda a absorber aún mayores capacidades que constituyen auténticas garras de poder.
En primer término, se encuentra por supuesto la urgencia de Ucrania para lograr cuanto antes su incorporación aun cuando esta situación tiene demasiadas aristas estratégicas sumamente delicadas. A pesar de la imperiosa necesidad por lograr tal cometido, mismo que el propio Zelenski ha manifestado en repetidas ocasiones, está la mesura con la que la propia organización se ha manejado, sin dejar por supuesto en estado de indefensión a Ucrania. Hay que subrayar que por supuesto que la queja de insuficiencia en apoyos siempre estará presente por parte de aquel país, sobre todo en un escenario en donde el desasosiego de la guerra y la escasez apremia a cada día. En este punto parece que a la organización no le corre prisa por apoyar el ingreso de Ucrania en un esquema de estrategia donde tampoco se busca violentar de manera tan directa a la exUnión Soviética. Quizá se vaya demorando esta cuestión con tiento hasta que el momento sea más propicio y el carácter rijoso ruso atempere. Pero en lo inmediato no se espera una invitación apresurada para el país invadido.
Muro de contención
No se puede soslayar que Finlandia ha ingresado sin mayor contratiempo a la alianza de defensa occidental y en un futuro próximo y posible la suma de Suecia a tal organización acabará por conformar un muro de contención efectivo, al convertir prácticamente todo el litoral báltico en territorio de la OTAN. Por ello, una vez que la oposición turca al ingreso de Suecia se ha flanqueado, la futura anexión de tal país será un movimiento de ajedrez que impediría que Rusia se pueda mover con libertad territorial en la zona, sin encontrar un entramado de puntos desde donde se movilizarían armamento y tropas con gran facilidad y apoyo internacional. No es despreciable una fuerza militar sueca con grandes avances tecnológicos empleados para la batalla. Ni tampoco es despreciable un cúmulo de más de 38 mil soldados efectivos y una fuerza aérea de manufactura propia. Suecia ingresaría con gran conveniencia para toda la comunidad.
Pero lo más destacable vuelve al principio de estas líneas y se refiere a cuánta importancia ha adquirido la OTAN en razón del conflicto bélico reciente. Básicamente, hasta hace pocos años los problemas financieros, de legitimidad y de liderazgo campeaban en tal organización cuyas decisiones ahora vendrán a definir los destinos de prácticamente toda Europa. Y no es exagerado expresar que en Vilna se pactará la tónica con la cual se evitarán conflictos armados entre países para las próximas décadas. Diversos acuerdos que mediarán fuerzas entre lo militar y lo diplomático estarán en la mesa y seguramente tendrán un objetivo primario: evitar un ánimo expansionista ruso hacia todo el Báltico o incluso hacia países como Polonia. La unión y la fortaleza adquirida por la OTAN es notoria y perceptible como nunca. Pero al igual, la continuidad en la estrategia y la línea de decisión es previsible ya que a pesar de existir ánimos de muchos para la sucesión del secretario general de la organización, Jens Stoltenberg ha adelantado que permanecerá al frente por un periodo mínimo de un año.
En Lituania se verá si el mundo es capaz de poder apagar el pernicioso fuego de la guerra que hoy tanto lamentamos.