POLARIZACIÓN, ¿PALABRA DE 2023 Y 2024?

Javier Oliva Posada
Columnas
POLARIZACIÓN

Desde hace algún tiempo autoridades lingüísticas, tanto en español como en inglés, han tomado una interesante costumbre: designar la palabra del año que concluye. Ya han sido calificadas así fake news y digitalización, entre otras.

En esta ocasión la Fundación del Español Urgente (FundéuRAE) impulsada por la Real Academia Española (RAE) y la prestigiada agencia de noticias de ese mismo país, EFE, determinaron luego de un minucioso estudio y análisis que la palabra de 2023 fue polarización. Ojalá y estén equivocados en su diagnóstico para 2024, pues resulta incontrovertible que esa palabra incidirá en el ánimo del año que comenzamos.

Solo por citar algunos escenarios. Elecciones presidenciales en Rusia, México y Estados Unidos. En ese orden cronológico: marzo, junio y noviembre. Vladimir Putin, muy lejano de las prácticas democráticas, podrá sin duda perpetuarse hasta 2030, conforme a las leyes y Constitución de su país. Ya las autoridades electorales han desterrado y encarcelado a potenciales opositoras y opositores. Por lo que hace a Donald Trump, un auténtico conspirador en contra de las instituciones y de las prácticas democráticas de su país, ha sido invalidado para participar en las elecciones primarias en los estados de Maine y Colorado.

En el caso de México, de forma sensible y creciente, la confrontación/polarización va alcanzando niveles de crispación, lo que en una contienda democrática pudiera entenderse como normal. Pero con el aditivo de las redes digitales de comunicación (mal llamadas “redes sociales”) es preocupante las descalificaciones, insultos, fotomontajes, manipulaciones, entre otros ámbitos que en muy poco contribuyen a la calidad del debate. De la consistencia de los argumentos, ni hablar.

La polarización referida por la RAE y la agencia EFE también alcanza, como lo señala el reportaje, a diversos ambientes: el deportivo, el cinematográfico e incluso el científico; este último centrado en la absurda negación de la actividad humana sobre el casi irreversible cambio climático.

Descalificaciones

Ahora bien. Seguir por esa ruta de la polarización de ninguna forma es un amable pronóstico, puesto que justo lo que requerimos es caminar en sentido contrario.

En medio de la invasión de Rusia a Ucrania y del conflicto bélico de las Fuerzas Armadas de Israel contra la organización terrorista Hamás (ya calificado de genocidio contra la población civil de Palestina), esa polarización nos conduce a escenarios de auténticos conflictos.

Cada actor político en una democracia tiene la irrenunciable obligación de aportar elementos para el debate, a la vez que la construcción de puentes hacia sus antiguos adversarios una vez concluida la contienda. Hasta el momento, en el proceso tan dilatado y adelantado de la competencia electoral en México no se atisban dichas conductas. Se ha privilegiado el insulto y la descalificación. Propuestas hay pocas. Predomina la polarización, aunque de ninguna forma debiera ser la atmósfera preponderante. Ojalá.

Las contiendas electorales, por así llamarles, tanto en Rusia como en Estados Unidos, desde ahora están marcadas por la sistemática desacreditación entre los contendientes. La mesa está servida para la profundización irreparable entre los ahora adversarios. Así es muy difícil construir acuerdos que el desarrollo de los países aquí citados requiere. La RAE y EFE deben haber equivocado su diagnóstico e influyente pronóstico: vaya, es un propósito de año nuevo.

Salud y realizaciones al equipo de Vértigo, encabezado por Jaime Aljure, a sus familias y a los lectores. Muchas gracias.