El método de “policía bueno y policía malo” se usa en interrogatorios policiales, pero también en negociaciones de todo tipo. Significa que una persona en el interrogatorio o la negociación toma el papel del villano que amenaza y amedrenta, mientras que otra es razonable y pide las cosas de manera amable.
Esta parece ser la técnica de negociación de Estados Unidos con México. El presidente Donald Trump es el policía malo, el que amenaza con aranceles o acciones policiales o militares en territorio mexicano para “ayudar” a combatir el crimen organizado, el que dice que el gobierno mexicano está controlado por los cárteles del crimen organizado. En cambio, en su visita a México el pasado 3 de septiembre el secretario de Estado, Marco Rubio, asumió el papel del policía bueno y felicitó a México por su colaboración.
“Me alegra mucho que hemos llegado a un nivel de cooperación histórico, realmente, en los últimos ocho meses. Jamás en la historia de ambos países ha habido el nivel de cooperación que existe en este momento”, afirmó Rubio.
En Washington, no obstante, el portavoz del Departamento de Estado destacó que el secretario Rubio urgió a la presidenta Claudia Sheinbaum a “resolver las barreras comerciales y no comerciales para fomentar la prosperidad de ambas naciones”. Se refería a medidas del expresidente López Obrador y del actual gobierno como privilegiar a Pemex y a la CFE frente a competidoras extranjeras, poner obstáculos regulatorios en agricultura, salud y servicios financieros, realizar prácticas aduaneras opacas y poco coherentes, permitir rezagos de Cofepris para la entrega de permisos sanitarios, restringir los productos genéticamente modificados y la fractura hidráulica, exigir pagos retroactivos de IVA a las aseguradoras internacionales, eliminar el regulador autónomo en telecomunicaciones, establecer un control monopólico de la producción de litio y muchos temas más.
Dos niveles
La mayor parte de estas políticas comenzaron con López Obrador, quien tomaba decisiones por ocurrencias y no por un análisis profesional de la información disponible o de las mejores prácticas internacionales. Son políticas que entregan al gobierno un control de distintas actividades que no existe en las naciones con economía de libre mercado. El costo de las ocurrencias puede ser muy alto para nuestro país.
Las negociaciones entre México y Estados Unidos ya han empezado. Nuestro país tiene en este momento una prórroga de 90 días para la aplicación de un arancel punitivo de 30% a productos que exportamos a EU. Tenemos hasta fines de octubre para llegar a acuerdos con Washington. En realidad, lo que se negocia son los nuevos términos que tendrá el tratado de libre comercio entre los dos países. Si México no se echa para atrás en por lo menos algunas de las ocurrencias de López Obrador perderemos el TMEC, que da al país una ventaja crucial de acceso al mayor mercado del mundo.
La negociación es y será bastante complicada. Pero vemos cómo Estados Unidos la está manejando a dos niveles, uno político y el otro técnico. Trump es el policía malo que se encarga de amenazar y advierte que el gobierno mexicano está dominado por el narco. Rubio es el policía bueno que aplaude los esfuerzos de la presidenta Sheinbaum para combatir al crimen organizado.
El propio Departamento de Estado, sin embargo, recuerda que a México le resta mucho por hacer para que vuelva a tener mercados abiertos y no se le aplique un arancel que podría ser devastador para la economía mexicana.