El presidente Andrés Manuel López Obrador deja en claro su respeto y observancia a las normas que restringen la actividad del gobierno federal durante el desarrollo de las campañas, por lo que no solo ha sido cuidadoso en sus expresiones verbales y referencias al proceso, sino que incluso ha marcado una sana distancia entre Morena como partido político y el gobierno que encabeza.
Una distancia que se fortalece con su ausencia de eventos organizados estrictamente por el instituto político que creó.
Morena tiene un manejo independiente, al tiempo que López Obrador no ha reclamado la posición que como primer morenista del país le corresponde. Ello sin dejar de lado el rol que desempeña como líder natural del movimiento.
Por lo que hace a su desempeño como titular del Poder Ejecutivo, durante los últimos meses de 2023 y el primer bimestre de 2024 se encargó de que se tomaran las acciones necesarias para incorporar a los programas sociales a quienes les correspondería hacerlo a lo largo del primer semestre de 2024, quienes a la fecha recibieron no solo las tarjetas del Banco del Bienestar, sino incluso los recursos que corresponden a los meses de marzo, abril, mayo y junio de 2024, que ya les fueron depositados.
Con ello, en los hechos se cumple con la norma que prohíbe la entrega de recursos de programas sociales a partir del inicio de las campañas y hasta el término del proceso electoral. La acción cumple a cabalidad con el evidente propósito de proteger a los beneficiarios de programas sociales.
Asimismo, por lo que hace a su desempeño como titular del Ejecutivo, dejó en claro que a partir del 1 de marzo se enfocará en el desarrollo de visitas de supervisión sin la participación de alguna representación social, una decisión que le permitirá imprimir un sello propio al cumplimiento de la norma que restringe el desarrollo de algunas actividades del gobierno federal. Además, por supuesto, de las que corresponden a las administraciones estatal y municipal, que son parte de otra esfera.
Civilidad política
Incluso la labor de información que se desarrolla desde la coordinación de Comunicación Social de la Presidencia estará limitada, pero ello de ninguna forma significa que la actividad del gobierno federal se paralizará a lo largo de los meses de marzo, abril, mayo y parte de junio. Simplemente se modificará para dar cumplimiento a las normas.
Como un profundo conocedor de la arena electoral, López Obrador asume a cabalidad el cumplimiento de las normas que le son aplicables tanto a él como titular del Ejecutivo federal como al gobierno que encabeza.
De esta forma el presidente da una evidente muestra de civilidad política y observancia del Estado de Derecho; y de paso deja sin argumentos a aquellos que esperaban la ocasión de hacer reclamos.
El panorama es claro: López Obrador garantiza que no intervendrá en el proceso electoral, que ofreció será el más limpio de la historia de México. “No nos metemos en eso (en las campañas); van a ser los ciudadanos quienes decidirán libremente. Elecciones limpias y libres como nunca en la historia de México”, expresó el martes 27 de febrero en su conferencia mañanera.
A partir del 1 de marzo, al arrancar las campañas por la Presidencia, explicó se dedicará a realizar obras de supervisión. “Comentarles que a partir de la veda voy a hacer un recorrido por el país para supervisar obras que tenemos en proceso, sin comunicación con ciudadanos, sin reuniones con ciudadanos, sino reuniones de trabajo, de supervisión. Voy a estar donde se están construyendo puentes, caminos, hospitales, acueductos; desde luego en los tramos del Tren Maya. A eso voy a dedicarme. Y voy a recorrer todo el país para seguir avanzando. El propósito es terminar todas las obras, no dejar nada en proceso, nada pendiente”.