Como candidata de la coalición Sigamos haciendo historia Claudia Sheinbaum tiene una doble tarea que al momento ha desempeñado de manera puntual: por un lado, presentar y explicar sus propuestas para construir el segundo piso de la transformación a partir del 1 de octubre, sin olvidar que primero debe pasar por la aduana que representará la jornada electoral del 2 de junio; y, por otro, contener los señalamientos adversos, por parte de la oposición, que se centran en acciones de la actual administración.
Ello equivale a asumir de lleno una tarea de contención e impulso que deje en claro que no está dispuesta a dejar pasar ningún tipo de señalamiento adverso.
Al respecto dos ejemplos concretos. En torno del caso de los normalistas de Ayotzinapa, Sheinbaum no solo señaló que dará continuidad a las investigaciones, sino que también refirió que el presidente Andrés Manuel López Obrador ha garantizado la aplicación de la justicia. Entre otros avances, destacó la detención del exprocurador general Jesús Murillo Karam y varios militares involucrados en la desaparición de los estudiantes.
Subrayó que el presidente ha recibido a las madres y padres de los normalistas desaparecidos en 2014 y que les informa cómo van las investigaciones.
Por otra parte, en el rubro de la seguridad reconoció que hay zonas del país con violencia, pero el gobierno federal toma cartas en el asunto en coordinación con los gobiernos estatales.
Desde Morelia, Michoacán, anticipó que la del 2 de junio “va a ser una elección masiva de mucha participación del pueblo de México, pero de ninguna manera va a ser una elección violenta”.
Oposición
Por su lado, en una propuesta que resulta polémica, Xóchitl Gálvez señaló que si gana la elección cerrará en los primeros seis meses de su gobierno las refinerías de Cadereyta, Nuevo León, y Francisco I. Madero, Tamaulipas.
Y en un señalamiento directo, pero sin duda impreciso, señaló: “Claudia Sheinbaum dice que es ambientalista, pero aplaudió la construcción de la refinería de Dos Bocas y guardó silencio cómplice cuando se frenó la inversión en generación de energía solar y eólica”.
Por donde se vea, es claro que la decisión de la construcción de la refinería de Dos Bocas difícilmente pasó por la Jefatura del Gobierno de la Ciudad de México, al igual que las determinaciones en materia de inversión en energías.
Además, resulta de escasa trascendencia la posibilidad de cambiarle el nombre a Petróleos Mexicanos, por la identificación histórica y social que existe desde 1938, cuando el general Lázaro Cárdenas como presidente nacionalizó la industria petrolera en una de las grandes acciones del México posrevolucionario.
La generación de energía a través de geotermia representa una opción interesante, pero sin duda requiere de mayores explicaciones y estudios.
Sí, probablemente, la era de los combustibles fósiles está por concluir para dar paso a la generación y adaptación social a las energías limpias, pero es claro que de alguna forma el país ha venido avanzando en la materia.
Por lo que hace a Jorge Álvarez Máynez se mantiene con propuestas aisladas y de escaso impacto, como pacificar el país, en tanto que al cuestionar de manera abierta la propuesta de Gálvez de construir un megapenal alimenta las versiones de que su objetivo central es restarle votos a la candidata opositora. Además, se pronuncia por la legalización de la marihuana.
Por donde se vea, ambas candidatas están enfocadas en el desarrollo de sus campañas de acuerdo a un programa establecido, donde el panorama sigue siendo claro y preciso: la disputa real se centra en la posibilidad de que continúe la transformación o se opte por la alternancia.
Un escenario que si bien en los eventos y declaraciones se aprecia claro, desafortunadamente no termina de captar por completo la atención de los potenciales votantes.