UNA RENEGOCIACIÓN COMPLICADA

TMEC
Columnas
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Mucha es la expectativa que genera una inevitable renegociación de los términos y condiciones que amparan un instrumento que, hay que decirlo, no le ha reportado más que provecho tanto a Estados Unidos como a nuestro país. Sin embargo, las condiciones claramente han cambiado y la presión que en un momento actual se tiene para variar dicho esquema de condiciones y términos es cada vez más intensa y seguramente propondrá un viraje pronunciado.

Sin embargo, el posible adelanto de la renegociación del Tratado entre México, Estados Unidos y Canadá (TMEC) vendría a acelerar y por supuesto a impulsar un escenario de mayor certeza. Abatir la incertidumbre que priva entre la niebla que en fechas recientes deja la relación bilateral es no solo oportuno, sino también deseable.

No es exagerado aseverar que gran parte de la perspectiva de crecimiento de la economía nacional estará prendida de la suerte que siga el mencionado TMEC. Incluso, en aras de abatir dicha incertidumbre que priva en esta relación, se puso sobre la mesa la posibilidad de adelantar negociaciones sobre este instrumento internacional. Para tales efectos, la Comisión de Libre Comercio (CLC) del tratado pidió una auscultación del parecer y opinión de grupos empresariales, gremios y organismos no gubernamentales respecto del tratado y su efectividad. Tal ejercicio se podría llevar a cabo al final del último trimestre del presente año; con ello se adelantaría lo que de manera programática se planteó respecto de la revisión formal a efectuarse a mediados de 2026.

Deseable

Y vaya que tendremos un proceso de negociación de pronóstico reservado. Aun cuando la amenaza constante de Estados Unidos ha sido el abandono del tratado, se antoja inviable tal planteamiento en virtud de lo entretejida que se encuentra la economía de ambos países respecto de su muy fluido intercambio comercial.

Para todos resultaría conveniente que el escenario quedase asentado con firmeza para procurar certidumbre a las inversiones de mediano y largo plazo, mismas que constituyen el gran común de las inversiones hechas al amparo del TMEC.

No hay duda de que el replanteamiento traerá novedades que en la coyuntura mucho ruido hacen a Estados Unidos como parte de su política económica integral y que, además, pasan por el tratado. El caso de China está más presente que nunca y tengamos por seguro que habrá una presión sumamente pronunciada para modificar ciertas cuestiones de raíz. Nos referimos, por supuesto, al argumento constantemente expresado respecto de la permisividad que Canadá y México supuestamente muestran para que la inversión china prolifere de manera triangulada bajo los actuales términos del TMEC. Es un hecho que vendrá una fuerte presión para revisar acuciosamente las reglas de origen de capital y tecnología, lo cual será un intento por ponerle freno a la presencia china, sobre todo, en territorio estadunidense.

Y por todo esto, ¿es deseable el adelanto de la revisión del tratado? Quien escribe estas líneas opina que sí. Más vale tener escenarios claros de forma pronta a efecto de una planeación adecuada y en su caso mitigante de efectos negativos sobre el funcionamiento de la economía en general.

La economía mexicana sin duda resulta sensible al comportamiento de las exportaciones; cabe destacar que en 2024 tal indicador creció 4.1% y sin embargo, hay que decirlo, dicho crecimiento no ha sido suficiente para un impulso destacado de la economía mexicana, que para el mismo periodo creció solamente 1.3 por ciento.

En un intercambio comercial como el que se da en el marco del TMEC se mueve una cifra equivalente a 3.7 millones de dólares por minuto. En conjunto, estamos hablando de un movimiento con valor de 20 billones de dólares al año; de ahí la relevancia de no abolir los beneficios que proveerá para los tres países en un escenario mundial de economía restrictiva.

A pesar de la política generalizada por parte de Donald Trump para revisar y replantear todos —o casi todos— los acuerdos comerciales, el TMEC representa especial interés por ser el creador de una geografía poderosa de intercambio. Las reglas de origen para autos, derechos laborales, solución de disputas y sector agroalimentario y energético están en la mesa. Horizonte borroso con tambores de guerra resonando, es lo que prevalece.

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