SIN CRECIMIENTO

Banco de México
Columnas
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En sus Criterios Generales de Política Económica la Secretaría de Hacienda previó para 2025 un crecimiento en México de entre 2 y 3%. Ya desde entonces la cifra parecía exagerada, pero el gobierno la defendió durante la mayor parte del año. Hoy es claro que la predicción falló: el Banco de México (Banxico), que pese a ser una institución gubernamental sigue manteniendo su independencia, redujo su previsión para el cierre de este año a un crecimiento de solo 0.3 por ciento.

La cifra es incluso menor a la de 0.6% de 2024, último año de gobierno de Andrés Manuel López Obrador.

México no ha caído en una contracción, pero la debilidad de la economía es una señal de alarma para el gobierno. Un país que no tiene crecimiento está condenado a la pobreza. Ni siquiera los mejores programas sociales podrán reducir la pobreza de manera permanente si no hay crecimiento. Sin este no se generan empleos, ni salarios ni prosperidad.

Cuando era candidato a la Presidencia López Obrador señalaba, con razón, que el país no podría salir adelante si no aumentaba la tasa de crecimiento. Se quejaba de las tasas promedio de solo 2% al año en lo que él llamaba el “periodo neoliberal”. El problema es que a partir de que él tomó el poder la tasa de crecimiento bajó a un promedio anual de 0.9%. El primer año de gobierno de la presidenta Sheinbaum tendrá, al parecer, una expansión incluso menor, de solo 0.3 por ciento.

El pasado 21 de noviembre la presidenta declaró en la mañanera: “A pesar de muchos que quisieran que esto no ocurriera, la economía de México está sólida, está fuerte. El modelo económico que definimos con la transformación está funcionando”.

Añadió: “Soy muy positiva de cómo va a cerrar el año y muy positiva de cómo nos va a ir en 2026, muy positiva”.

Otros datos

Ni siquiera ella, sin embargo, podía cerrar los ojos ante las cifras que muestran el estancamiento de la economía. “No tuvimos tanto crecimiento este año por muchas razones. No tiene que ver, como dicen nuestros adversarios políticos, que es por la reforma al Poder Judicial, no. Tiene que ver (con) cómo ha crecido la economía de Estados Unidos, la situación de aranceles internacionales, no solamente con México; tiene que ver con la caída de la demanda en Estados Unidos”.

Los economistas, sin embargo, tienen otros datos. Las exportaciones a Estados Unidos son uno de los pocos sectores de la economía que siguen teniendo un buen desempeño. Lo que está trastabillando es la economía interna. La inversión está cayendo, especialmente en la construcción. La reforma judicial es demasiado nueva para tener consecuencias concretas en la economía, pero los fallos erráticos de los nuevos jueces, sin preparación adecuada y sin conocimiento de la jurisprudencia, ya generan incertidumbre.

Por otra parte, la agresividad del Servicio de Administración Tributaria (SAT), que se ha convertido en un verdadero terrorista fiscal, está teniendo consecuencias negativas en la inversión.

Esta debilidad económica no se combate con planes gubernamentales o con inversión en proyectos destinados a perder dinero, como los trenes de pasajeros. México sigue teniendo grandes posibilidades de crecimiento, pero para que fructifiquen se debe promover la inversión productiva privada, combatir la inseguridad y ofrecer justicia rápida y equitativa.

Por ahora no estamos avanzando en el camino adecuado, pero hay todavía oportunidades para enmendar el rumbo.

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