¿GUERRA CONVENIENTE?

Guillermo Deloya
Columnas
GUERRA

Desde anteriores entregas hemos planteado que son tiempos en los que una gran parte de este planeta se contamina de un olor a guerra del cual pocos escapan. Si bien el conflicto ruso puede tener dimensiones considerables, otro frente de conflagración arde con incandescencia y amenaza con contaminar a grandes potencias que detentan una peligrosa capacidad bélica en el campo nuclear. Y una chispa puede iniciar el gran incendio que, dicho sea de paso, no es una chispa menor: la destrucción del consulado iraní en Damasco ha puesto en estado de alerta al mundo entero por lo grave de las posibles repercusiones en un futuro inmediato.

No solo ha sido catalogado como un verdadero crimen por parte del presidente de Irán, Ebrahim Raisi, sino que podríamos estar ante un viraje en la amplitud del combate que el Estado israelí ha sostenido desde hace meses, justo cuando el conflicto histórico en la zona tomó dimensiones de mayor violencia.

Y en esta ocasión se pasa de lleno a la confrontación directa que hasta el momento se mantenía viva contra los aliados iraníes, quienes en la figura del Hamás palestino en Gaza y el Hamás libanés habían mantenido la frontalidad de la batalla con Israel. Sin embargo, aun cuando en Damasco habían existido ataques medidos por parte de los israelíes, darle la modalidad de un ataque contra un objetivo diplomático invita a que se dé el siguiente paso.

Ese siguiente paso es sin duda el involucramiento directo de un Irán que por momentos ha permanecido expectante en busca de un pretexto para adentrarse a la guerra.

Variables

Qué tanto podría esta lucha llevarse en su territorio es quizás una de las preguntas clave en esta situación. Más bien parecería que, por una parte, no podrá dejar pasar el incidente como un evento más dentro de la cadena de ataques; y, por otra, tampoco podrá tan solo mantener sus ofensivas limitadas a operaciones apoyadas de forma velada desde territorios sirios o libaneses.

Lo que es un hecho es que los escarceos y amenazas por una represalia ejemplar por parte de Irán contra Israel y su mencionado aliado Estados Unidos es cada vez más constante y no puede ya quedarse en el blofeo.

Ante este escenario parecería que Netanyahu ha puesto mucha mayor presión para lograr el repudio de parte de la comunidad internacional por la violación sistemática de los derechos humanos y ahora por la violación de lo estipulado por la Convención de Viena. Pero al ser tan burda y evidente la acción violatoria por parte de Israel se presta a una suspicacia que bien podría sonar a conspiración.

Si ponemos en la ecuación los intereses de dos poderosos involucrados, es decir, EU e Israel, este sería el escenario perfecto para lograr que el conflicto en Oriente se extendiera desbocadamente. Por una parte, el presidente israelí lograría bordear las acusaciones que cada vez lo cercan más ante lo evidente de sus excesos contra la población gazatí; y, por otra parte, Joe Biden tendría a la mano un conflicto que le serviría para incrementar su popularidad si es que ciertas variables confluyen. Pero este es un cebo ideal para atraer a Hamás y a Irán a la guerra. El escenario parece más que propicio; ahí están unos norteamericanos cuyas reservas estratégicas están al tope; además, ahí orbita Rusia trabada en el conflicto con Ucrania y sorteando sus propias tempestades; a la vez que China trata de saldar la crisis nuclear del AUKUS.

EU puede haber encontrado el timing perfecto para soltar el cerillo encendido sobre el combustible. Y hablando de combustibles, esta también podría ser la ocasión perfecta para adueñarse de suministros energéticos de donde se abastecen rivales como los chinos mismos.

Aquí, con escarceos medidos pero erguidos como garantes, estarían EU, China y Rusia. Y en el conflicto directo, las potencias regionales como Egipto, Siria, Israel, Irak, Irán y Jordania.

Quizá la guerra se centre geográficamente en el espacio de Siria, Israel y Líbano, pero sin duda alguna tendría un eco que haría retumbar hasta el último y más recóndito rincón de este tan lastimado planeta.