Liz Castañeda y Ely Rueda, feministas y cofundadoras de Sorora, colectiva de la zona metropolitana de Nuevo León, conversan con Vértigo sobre la urgencia de atender y visibilizar la violencia de género y respecto del papel que juegan las redes sociales en esa tarea.
—¿Qué es Sorora y a qué se dedica?
—Ambas fundamos y pertenecemos a Sorora, que a su vez se adhiere a la práctica feminista del estado de Nuevo León en la Asamblea Feminista y diferentes redes en el estado. Es una colectiva que se ha posicionado como una plataforma digital para el intercambio de ideas e información feminista. Nos dedicamos a visibilizar las violencias que viven niñas y mujeres, así como brindar acompañamiento a mujeres que viven situaciones de violencia y vincularlas con servicios sicosociales en el estado o el resto del país.
—¿Qué es lo más urgente por hacer?
—Garantizar la atención a mujeres víctimas de violencia. Estamos ante una emergencia nacional: tan solo de marzo al día de hoy supimos de nueve feminicidios infantiles, más las hermanas que diariamente son asesinadas a manos de un feminicida. Estamos conscientes de que las expresiones de violencia machista son solamente el reflejo de una socialización patriarcal y es precisamente lo que en Sorora queremos: visibilidad para erradicar la violencia de raíz.
—¿Qué propondrían para solucionarlo?
—Hacer visible cómo el patriarcado sigue generando y reproduciendo estas violencias, cómo en este sistema político se sustenta una ideología donde las mujeres están en una posición de subordinación que vemos en los medios, en la política, en las empresas, en todas las esferas sociales. Es importante hacernos conscientes del sexismo, de las conductas machistas, clasistas, racistas en nuestro día a día y no tolerarlo.
Resistir
—¿Cuál es la recomendación que le harían al gobierno?
—Creemos necesario evaluar las políticas públicas existentes y generar nuevas estrategias para implementarlas y garantizar nuestro derecho a vivir, a una vida libre de violencia.
—¿Cuál es el principal reto que enfrentan en su labor?
—Contar con un directorio amplio de servicios para vincular a niñas y mujeres que viven una situación de violencia. Hace unos meses lanzamos una convocatoria para construir un directorio de servicios con perspectiva de género, porque las solicitudes nos llegaban de diferentes estados del país e incluso de algunas naciones de Latinoamérica. Y uno de los retos es contar con servicios profesionales sensibles al género, gratuitos o a precios accesibles para todas ellas.
—Para ustedes, como colectivo, ¿qué tan importante es el uso de las redes sociales?
—Mucho. Gracias a las redes es que se da esta nueva ola de feminismo, donde nuestra lucha se reivindica y exigimos algo tan básico como nuestro derecho a una vida libre de violencia. Las redes han sido un vínculo para trasladar el feminismo de la academia, de las ONG de años, de los institutos, a las más jóvenes, a la nueva generación que seguirá la lucha cuando ya no estemos.
—¿Cómo definirían la marcha del 8 de marzo?
—Histórica, no hay precedente. Al menos no en nuestro estado, donde participaron casi 30 mil mujeres de todas las clases, de todos los contextos, tomando las calles y gritando por las que ya no están, por nuestros derechos.
—¿Qué sigue?
—Resistir, continuar la lucha. El 8M y el 9M sirvieron para llevar el tema a todas las esferas. Ahora falta traducirlo en acciones concretas. Y como feministas no debemos bajar la guardia: es importante seguir visibilizando el sexismo y el machismo en todos los ámbitos y exigir un cambio. Que el 9M no se quede solo como un acto mediático.