Música afroperuana

Quien no sepa que el cajón, instrumento de percusión afamado por su uso en la música de flamenco, viene de Perú, necesitará un GPS para ubicarse.

El cajón, instrumento musical.
(Foto: Internet)
Pablo Reyes
Columnas
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Quien no sepa que el cajón, instrumento de percusión afamado por su uso en la música de flamenco, viene de Perú, necesitará un GPS para ubicarse, o acaso la aplicación identificadora de música para iPhone y Android de nombre Shazam para ubicar más o menos su aparato auditivo. En todo caso, estará perdido.

Aunque la cultura musical criolla y afroperuana se inicia con la llegada de los españoles y los esclavos africanos que fueron traídos a Perú, la llamada tercera raíz, la indígena, ha tenido a bien nutrir sonoramente estos estilos, sobre todo en el terreno literario, a través de las historias contadas en los textos populares.

Y es que, a manera de juglares, los versadores han depositado en la literatura popular el devenir social y cultural de una nación de una riqueza infinita: Perú.

Desde la presencia de valses de origen vienés, mazurcas, jotas españolas, continuando con la influencia de la música francesa e italiana, la cultura popular limeña se fue perfilando a través de la transformación y decantación de géneros de tal manera, que aun asumiendo las modas correspondientes a cada época se gestaron y desarrollaron algunas formas musicales que llegan hasta fines del siglo XX e identifican un característico acento sonoro limeño.

Cada momento histórico, desde la época colonial hasta la actualidad, fue plasmándose de diferentes maneras en la cultura musical, a través de los instrumentos utilizados, las formas y contenidos del canto y, por supuesto, los bailes.

Multicultural

Entre los géneros más importantes cultivados en el siglo XX se encuentran el vals peruano, la marinera limeña (o canto de jarana), el tondero y el festejo.

De ahí es que parten las agrupaciones más modernas, en pleno 2013, para fusionar esa cultura musical tan vasta, sugerida en sus tradiciones, con las más intrincadas armonías del jazz.

Tal es el caso del maestro Gabriel Alegría, trompetista de origen limeño nacido en 1970, quien viene de una familia de artistas, abuelo novelista y padre dramaturgo, de notable trayectoria en su país.

Así, pues, el sexteto afroperuano dirigido por el maestro Alegría, quien realizó estudios de jazz en la ciudad de Nueva York, desató la locura de los asistentes a la peña Don Porfirio, en el barrio de Barranco en Lima, al presentar el engranaje perfecto entre el jazz y los ritmos afroperuanos, fusión que no le teme a la raíz del folclor y la utiliza como recurso de innovación.

Como parte de su gira 2013, el sexteto aterrizó en uno de los lugares más tradicionales de la música afroperuana para brindar un recital de casi tres horas, en el que no sólo mostraron las dotes de virtuosismo y técnica adquiridos en Estados Unidos a partir del estudio del jazz, sino también el furor y la síncopa del pueblo peruano y su multiculturalidad sonora.

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