EL DÍA DESPUÉS: LOS PENDIENTES DEL DEVENIR NACIONAL

“México requiere como nación de una refundación profunda”.

Samuel Rodríguez
Columnas
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Pasada la jornada electoral, independientemente de los resultados —es claro que el mapa geopolítico nacional se modificará—, la clase política y gobernante tendrán que retomar sus respectivas agendas. Pero lo más importante para la colectividad será sin duda que se atiendan los temas de la agenda social.

Más allá de las prioridades del gobierno y los partidos el ciudadano de a pie, la población en general, está ávida de sentirse realmente tomada en cuenta.

La reactivación social y económica del país se presenta como un tema de atención impostergable aunque, claro, se trata de la consecuencia de la pandemia que afectó a la colectividad global.

Más allá de su preferencia política el grueso de la población requiere de un clima propicio en el que se recuperen los empleos, tanto formales como informales, así como el nivel de producción y exportación del país, con la participación destacada del sector empresarial y los sindicatos.

La recuperación de la movilidad social y los niveles de bienestar familiar representan el anhelo de no pocos ciudadanos.

En esa tesitura será necesario que gobernantes, políticos y partidos zanjen sus diferencias por la vía del diálogo, para que mediante un acercamiento con las organizaciones sociales avancen en la definición de una ruta común que tenga como objetivo el desarrollo socioeconómico del país.

Los retos son enormes y requieren de un verdadero ejercicio de participación ciudadana, pero sobre todo de voluntad política.

Sin duda alguna México necesita una transformación a fondo que inicie por la evolución de la clase política por medio de una resiliencia profunda.

Unidad

México requiere como nación de una refundación profunda, impulsada por el liderazgo de su presidente en una acción que vaya más allá de los pactos del pasado para conformarse en medidas que permitan trazar un plan de desarrollo de largo plazo.

Lo deseable es que el ciudadano, las familias y la población en general perciban un clima de armonía entre los integrantes de las clases gobernante y política, alejado del encono y la crítica mordaz que busca la aniquilación del adversario. La redefinición del devenir nacional debe ser el objetivo general a partir de este 7 de junio, independientemente de los resultados de la jornada electoral.

México y sus ciudadanos son más fuertes que cualquier diferencia y su bienestar debe estar por encima de cualquier ideología, de eso no hay duda. Pero la última palabra la tienen quienes hoy aspiran a ostentar un cargo público o de representación popular y, por supuesto, quienes hoy los ejercen y lo harán durante los próximos años: solo es cuestión de que antepongan a sus intereses particulares la atención de los temas de la agenda social.

No se trata de quítate tú para que me ponga yo, sino del bienestar de las y los mexicanos.

¿Será posible que México avance en unidad?