AYN RAND

“Cambiaron la fisonomía de la sociedad estadunidense”.

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Columnas
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La famosa escritora rusa Ayn Rand, autora de El manantial, y el también famoso arquitecto Frank Lloyd Wright tuvieron una relación de amistad que llevó a la primera a escribir su controvertida y majestuosa obra.

En inglés se llama The Fountainhead. Curioso título, ya que una de las casas más conocidas de Wright llevaba el nombre de Fallingwater. Se dice que Ayn fue junto con su marido varias veces a esa casa entre 1945 y 1957.

Hay varias coincidencias entre la literatura y la vida de Frank. Primero, Howard Roark, el protagonista de El manantial, estudia ingeniería y no es arquitecto, al igual que Wright. La primera obra arquitectónica de Roark es una gasolinera y lo mismo en la vida de Wright. Los dos tienen un amor fallido, son dos arquitectos que cambian la fisonomía de Chicago con sus propuestas innovadoras, defienden el individualismo a capa y espada y son formadores de una nueva sociedad con posturas muy radicales sobre el quehacer arquitectónico.

Ayn Rand logró gran reconocimiento con su obra, publicada en 1947. Dos años más tarde la novela se llevó a la pantalla grande, bajo la dirección de King Vidor y esterilizada por Gary Cooper como Howard Roark y Patricia Neal en el papel de Dominique Francon. Un detalle curioso es que a Frank Lloyd Wright se le atribuye el invento de las luces puestas en las escaleras de los cines para no tropezarse.

Los dos personajes, Roark y Wright, son sumamente arrogantes. Se dice que Wright era muy irascible y explosivo. Tanto en el libro como en la película se muestra a un hombre atormentado y en momentos arrogante. Cuando hicieron la película, cuentan las malas lenguas, a sugerencia de la propia escritora, a Gary Cooper lo pusieron a ver arquitectura realizada por Wright y lo hicieron tener un par de pláticas con el diseñador.

Frank era tan detallista, que hacía esculturas, lámparas, vitrales, muebles, sillas, mesas y todo lo relacionado con el ambiente a desarrollar; por algo se le considera como el padre de la arquitectura moderna. En el diseño seguía la teoría del orden del caos, la cual es la colocación de las cosas en el lugar que les corresponde.

Lo que es innegable es que Ayn y Frank cambiaron la fisonomía —tanto interna como externa— de la sociedad estadunidense.

El individual

A Tris no le gustaba tener compañeros, sobre todo porque siempre que había una trifulca acababan heridos o muertos. Sabía muy bien que trabajar solo era la mejor manera de acabar con los maleantes y que no hubiera daños colaterales.

Alguna vez, estando en un supermercado, un hombre con un arma amenazó al policía de guardia, quien ni siquiera estaba armado. El sujeto traía una Luger de .9 mm que Tris distinguió a lo lejos. Se acercó al hombre y le dijo:

––El policía no tiene pistola. Así que, si quieres, jugamos a un duelo como en el viejo oeste a ver quién saca primero la pistola, pero suelta al pobre incauto.

El maleante se rió y aceptó el reto. En medio de los pasillos se pusieron de acuerdo; caminaron diez pasos, dándose la espalda como en las viejas películas de Cliché Eastwood. El primero en desenfundar fue Tris. El hombre no tuvo tiempo de hacerlo, cayó redondo con un balazo entre las cejas, el lugar favorito de Tris.

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