El poeta es un espía de Dios.
William Shakespeare
Julia Navarro es una periodista y escritora madrileña que ha hecho una de las novelas contemporáneas de espionaje más vendidas en la última década: en Dime quién soy narra las andanzas de una joven por el intrincado mundo del espionaje internacional.
Hay una serie española que lleva el mismo título y que desentraña la novela desde una perspectiva de género. Con nueve capítulos, va mostrando la vida de Amelia Garayoa pasando por España, Argentina, Rusia, Alemania y Polonia.
La ambientación es extraordinaria en todos los países: el vestuario, los carros, los edificios y las locaciones muy bien ambientadas en la época desde principios de la Segunda Guerra Mundial hasta la caída del Muro de Berlín en 1989.
Sin embargo hay pequeños detalles que a mi parecer no están bien realizados (sin spoilers). Hasta el sexto capítulo la protagonista, que interpreta Irene Escolar, tiene el mismo peinado. En los siguientes episodios lo trae en algunos casos lacio y más largo y el maquillaje del último es realmente de Chespirito.
Fuera de eso la historia fluye y mantiene al espectador sentado en su cómodo sillón para esperar qué pasará con la pobre y desamparada Amelia, quien sufre por haber abandonado a su hijo pequeño buscando los aires de libertad que prometían los comunistas de aquella época.
Eduardo Cortés es el director de la serie y ha dicho que es de “esas oportunidades que aparecen en muy contadas ocasiones”. Por su lado Julia Navarro comenta que siempre ha aspirado a que sus libros no dejen indiferentes a los lectores. Afirma que Dime quién soy no dejará indiferente a los telespectadores.
Se trata de una buena puesta que vale la pena analizar. El libro es un poco (pero solo un poco) diferente, sobre todo al principio. Si quieren saber las diferencias les recomiendo que lo lean y luego vean la serie, o viceversa. La encuentran en HBO.
El espía
Tris sabía que su compañero era espía. Ya lo había seguido e informado a su jefe, que a su vez también lo hacía.
Esta vez llegó demasiado lejos. Por la embajada rusa lo vio salir y meterse en otro edificio. Tris escuchó expectante una balacera proveniente del inmueble; corrió lo más rápido posible y alcanzó a ver salir a un hombre con una pistola ametralladora rusa APS Stechkin (las conocía bien).
Tris sacó su arma, el hombre volteó hacia la puerta para ver que nadie lo siguiera pero tropezó con Tris, quien lo tenía en la mira. Trató de accionar el arma pero Tris era más rápido, como siempre: puso la bala en medio de las cejas de aquel corpulento sujeto y este se desplomó. Tris buscó la billetera y encontró una identificación con el apellido de Bolasky.
Entró en el recinto, su compañero estaba malherido y al borde de la muerte; le alcanzó a susurrar el nombre de David Alfaro antes de soltar su último aliento.