El mayor sacrificio

Las medidas a la que se ha comprometido el gobierno tendrán un costo enorme para la industria y para la economía mexicana. 

Gases efecto invernadero
Foto: Eneas De Troya/Creative Commons
Columnas
Compartir

México es el país en desarrollo que más sacrificios ha prometido en la cumbre climática de París. El presidente Enrique Peña Nieto ofreció reducir en 22% las emisiones de Gases de Efecto Invernadero (GEI) y en 51% las de carbono negro para 2030. Se comprometió también a que 35% de la energía del país se generará en 2024 de fuentes limpias y en 2030 la cifra subirá a 43 por ciento.

El jefe del Gobierno de la Ciudad de México, Miguel Ángel Mancera, no se quiso quedar atrás y declaró que 10% del gasto público de la urbe se utilizará para mitigar el cambio climático.

Esta vez no son solo promesas. El Senado aprobó este 1 de diciembre una Ley de Transición Energética. El país ya cuenta, por otra parte, con una Ley General de Cambio Climático. El presidente Peña Nieto declaró en París: “Fuimos la primera nación en desarrollo en presentar nuestra contribución”.

Efectivamente, México se adelantó a todos los demás países pobres y ofreció además compromisos que son más onerosos que los de China o de Estados Unidos, las naciones con mayores niveles de contaminación del planeta.

El gobierno estadunidense se ha comprometido a reducir sus emisiones de 17.6 a 12.7 toneladas per cápita, o sea, 27.8%. Si bien México tiene emisiones nada más de 3.9 toneladas per cápita, está prometiendo bajarlas 25.6%, a 2.9 toneladas per cápita. Nadie nos lo ha pedido y ni siquiera es justo, pero México lo ha prometido de cualquier manera.

El autor danés Bjorn Lomborg, del Copenhaguen Consensus Centre, ha señalado que México será el país que pague un mayor costo por unas medidas que, nos dice, tendrán poco o ningún efecto sobre el calentamiento global. Aun si se aplicaran todas las promesas de los países de aquí a 2030, el calentamiento del planeta sería inferior en apenas 0.05 grados al que se tendría si no se aplicara ninguna. Hágase lo que se haga, el planeta tendrá para 2100 un aumento de temperatura de 4.5 grados sobre el nivel de 1880, señala Lomborg, muy por arriba de 2% que los gobiernos han puesto como límite.

Costo

Las promesas no empobrecen, por supuesto, pero si realmente se aplicaran estas medidas las consecuencias negativas serían inevitables.

Si bien los mayores avances en la reducción de emisiones contaminantes se han logrado en Estados Unidos tras el reemplazo de carbón y combustóleo por gas natural en la generación de electricidad, en la nueva legislación mexicana se considera el gas natural como un combustible sucio.

Lo peor de todo es que nuestro país ha gastado miles de millones de dólares en la construcción de plantas de generación de gas que ahora serán castigadas por el gobierno como sucias, a pesar de haber reducido las emisiones de contaminantes.

Los compromisos asumidos por México significarán un incremento en el precio de la electricidad para la industria. Las empresas que no puedan comprar energía de fuentes limpias tendrán que pagar cuantiosas multas. Se está creando además un complejo sistema de certificados de energía limpia, los CELs, que las empresas tendrán que comprar o intercambiar para evitar esas multas. Al final se logra lo que más le gusta al gobierno: crear burocracia.

Las medidas a la que se ha comprometido el gobierno tendrán un costo enorme para la industria y para la economía mexicana y, sin embargo, Estados Unidos seguirá teniendo emisiones per cápita cuatro veces superiores a las de México. Pero además el sacrificio no disminuirá la temperatura del planeta: las emisiones de México representan solamente 1% del total mundial.

×