Las mangas del secretario

Casi por naturaleza el secretario de Gobernación, cualquiera que sea, es un individuo de gesto adusto y traje conservador que aparece un paso atrás del presidente en muchos actos o lo representa en otros. La sonrisa parecería un gesto prohibido para él, tanto como las mangas de camisa siempre ocultas por un saco oscuro.  

Miguel Ángel Osorio Chong, recibe a estudiantes del IPN
Foto: NTX
Sergio Sarmiento
Columnas
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Casi por naturaleza el secretario de Gobernación, cualquiera que sea, es un individuo de gesto adusto y traje conservador que aparece un paso atrás del presidente en muchos actos o lo representa en otros. La sonrisa parecería un gesto prohibido para él, tanto como las mangas de camisa siempre ocultas por un saco oscuro.

Todos los secretarios de Gobernación que he conocido, empezando por Luis Echeverría y pasando por Manuel Bartlett, Fernando Gutiérrez Barrios, Emilio Chuayffet, Santiago Creel, Fernando Gómez Montt y tantos más, se han caracterizado por sus trajes oscuros y sus gestos adustos.

Miguel Ángel Osorio Chong no ha sido excepción. De hecho creo que el gesto de seriedad del ex gobernador de Hidalgo no tiene paralelo en la historia de los inquilinos del Palacio de Cobián. Por eso sorprendió tanto lo sucedido la tarde del 30 de septiembre.

Se había programado que una comisión de estudiantes del Politécnico fuera admitida a la Secretaría de Gobernación para encontrarse con Osorio Chong. Esto de por sí era un rompimiento del protocolo. Si bien es común que algunos representantes de los grupos que se manifiestan frente a Gobernación entren a dialogar, los encuentros se hacen siempre con funcionarios menores, no con el secretario.

Este martes 30 de septiembre, sin embargo, los estudiantes del Politécnico se negaron a designar una delegación representativa y exigieron que saliera el propio secretario a hablar con ellos y a recibir su pliego petitorio. El pedir no empobrece, por supuesto, pero aquí la sorpresa es que el secretario Osorio salió en mangas de camisa y sin escoltas, se subió al templete ante el nerviosismo de sus colaborares y tomó un micrófono para hablar ante los estudiantes. Estos le respondieron de manera efusiva y, en otro hecho inusitado, le aplaudieron.

Osorio recibió el pliego petitorio y prometió una respuesta el viernes 3 de octubre. Cuando bajó del templete y se dirigió rodeado de reporteros a la casa construida por Feliciano Cobián se permitió esbozar una leve sonrisa.

Riesgos

Había razones para sonreír. Osorio Chong convirtió un momento de tensión en uno de los puntos más notables de su carrera política. Se mostró dispuesto a romper protocolos y tradiciones en el afán de detener un movimiento estudiantil que se convertía con rapidez en un problema político para el gobierno.

Todo éxito tiene riesgos. Al asumir directamente la negociación con el movimiento, saltándose tanto a la directora del IPN como al secretario de Educación, Osorio violó la cadena de mando. Generó también un incentivo para que todos los movimientos de protesta busquen solución a sus problemas no en las instancias debidas sino en la persona del secretario de Gobernación. Osorio tendrá que definir una respuesta a los politécnicos que no deteriore el nivel de instrucción del IPN y que no provoque paros en otras escuelas.

El secretario, que usualmente huye a una oficina alterna en Polanco cuando Gobernación es sitiada por manifestantes, escuchará exigencias de que siempre salga ahora a negociar con cualquier grupo. No le va a alcanzar el tiempo. Tendrá en los próximos días que meditar sobre el tema. Lo bueno es que podrá hacerlo con una sonrisa y en mangas de camisa.