Menor crecimiento

Menor crecimiento
Foto: Víctor Hugo/Creative Commons
Sergio Sarmiento
Columnas
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El Banco de México hizo ya su primera reducción en la previsión de crecimiento económico para este 2015: de una banda de 3 a 4% la institución optó por disminuir el pronóstico a un rango de 2.5 a 3.5%.

En 2014 tanto el Banco de México como la Secretaría de Hacienda redujeron sus previsiones varias veces a lo largo del año. Al final el crecimiento quedó en 2.1%, como lo señaló el Banco de México esta semana pasada, contra 3.9% que la SHCP había previsto en un principio.

De los muchos problemas que enfrenta el gobierno de Enrique Peña Nieto el realmente de fondo es la falta de crecimiento de la economía. Nunca faltan los pretextos para justificar la situación.

El año pasado la Secretaría de Hacienda argumentaba que el poco crecimiento de la economía estadunidense era la causa de los problemas mexicanos, pero el año pasado terminó siendo bastante bueno para la vecina economía sin que la nuestra repuntara. Este año el presunto culpable es el desplome en los precios del petróleo, sin importar que la industria petrolera apenas represente 10% de la economía nacional y de las exportaciones del país.

En realidad México ha tenido tasas de crecimiento decepcionantes, de apenas 2% al año en promedio, desde hace décadas. La razón principal es que el gobierno castiga la inversión productiva y promueve la economía informal, que representa casi 60% del Producto Interno Bruto. La economía informal es por naturaleza menos productiva que la formal, ya que tiene menores índices de inversión y de adopción de tecnología.

Lastre

El alza de impuestos decretado por la Secretaría de Hacienda en 2014 tuvo un efecto de inhibición del crecimiento de la economía. El gobierno sacó una buena tajada y aumentó sus ingresos tributarios, pero una vez más castigó a la economía formal y generó incentivos para la informal.

La falta de una verdadera reforma fiscal, que cobre impuestos a toda la población con actividad económica y que no fomente la informalidad, ha sido un lastre desde hace mucho tiempo para la economía nacional. El alza de impuestos de 2014, que nunca fue una reforma fiscal, agravó el problema.

La reforma energética abre hoy las puertas a una mayor inversión privada en petróleo y electricidad, pero la caída de los precios ha reducido el entusiasmo. Esta baja en los precios no debería ser obstáculo para una economía 90% consumidora y solo 10% productora de hidrocarburos, pero la dependencia del gobierno de los ingresos petroleros ha llevado a un recorte de 124 mil millones de pesos en el gasto público, de los cuales 62 mil millones recaerán en Pemex. Este recorte afectará de manera radical la inversión de la paraestatal y presiona a la baja la actividad económica.

El menor crecimiento económico significa una más baja creación de empleos y menores alzas en los salarios. El gobierno puede festejar que la reforma fiscal le dio una mayor tajada de dinero, pero el país se sigue mostrando incapaz de salir de su marasmo económico de tantos años.

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