Andrés Manuel López Obrador es en buena medida presidente de la República por sus decididos ataques a la corrupción. Una y otra vez señala este mal de la sociedad mexicana. Esta semana el tema regresó al centro de la atención nacional por un video que muestra a una persona no identificada entregando fajos de billetes a dos funcionarios del Senado relacionados con legisladores del PAN de la pasada legislatura y por la filtración de la denuncia que Emilio Lozoya presentó contra los supuestos beneficiarios de los actos de corrupción en que él participó.
El video deja muchas dudas. La persona que entrega el dinero no se exhibe y su voz está distorsionada. Quienes lo prepararon estaban conscientes de los problemas que enfrentó Carlos Ahumada al exhibir a René Bejarano y a Carlos Ímaz, entre otros, recibiendo fajos de billetes en 2004. No es posible determinar dónde están los funcionarios ni para qué se usó el dinero.
El video se colocó en una cuenta de YouTube creada con el nombre de Juan Jesús Lozoya Austin, pero este negó que la cuenta fuera suya o que hubiera difundido el video. La Fiscalía General de la República rechazó también haber filtrado el video, a pesar de que el presidente López Obrador le pidió que lo hiciera. Divulgar pruebas de un proceso jurídico no solo está penado por ley, por lo que la FGR habría cometido un delito de haber obedecido al presidente, sino que además impide que esas presuntas pruebas tengan validez jurídica. Cuando el presidente difundió el video en su conferencia de prensa estaba virtualmente anulando su posible uso como prueba en un juicio.
Combustible
Una posible explicación es que el presidente no estaba consciente de que al difundir el video lo anulaba como prueba, pero es difícil pensar que él o sus asesores no lo supieran. Más bien parecería que López Obrador prefirió usar el video como arma política contra quienes ve como sus adversarios, como el gobernador de Querétaro, Francisco Domínguez, en vez de recurrir al largo e incierto camino de los tribunales. No olvidemos que a René Bejarano al final se le exoneró de los cargos en su contra. Lo mismo puede ocurrir con quienes están involucrados en las acusaciones de Lozoya.
El exdirector de Pemex sugiere que tiene más videos que podrían divulgarse posteriormente. Hasta ahora solo conocemos cuatro minutos, pero al parecer Lozoya llegó a México con horas de material videograbado para incriminar a terceros y obtener un trato especial como testigo colaborador. Por lo pronto se filtró ya, ilegalmente, una copia de la denuncia que presentó y en la que involucra a un amplio número de políticos del PRI y del PAN.
López Obrador ha logrado colocarse en el escenario político mexicano como el gran luchador contra la corrupción. En sus campañas presidenciales siempre sostuvo que todos los problemas del país, desde la pobreza hasta la violencia, se resolverían debido a que él no es corrupto. Gobernar, sin embargo, es mucho más complicado. El presidente enfrenta ya una mortífera pandemia y la peor crisis económica de la historia.
En medio de todas las adversidades el presidente conserva su bandera de lucha contra la corrupción. El caso de Emilio Lozoya puede darle combustible suficiente para impulsar a su partido en los comicios de 2021. Pero lo importante, en verdad, es eliminar de una vez por todas la corrupción de la vida política nacional.