CUMBRE DE NORTEAMÉRICA

“Nuestro lugar económico se encuentra en el norte del continente”.

Sergio Sarmiento
Columnas
CUMBRE

El presidente López Obrador logró varios triunfos en la reunión cumbre de Norteamérica del 8 al 11 de enero. El más relevante fue que consiguió tener en la capital mexicana al mandatario estadunidense Joe Biden y al primer ministro canadiense Justin Trudeau. No es solo el primer viaje de Biden a México, sino que el amigo de AMLO, Donald Trump, nunca se dignó a venir a nuestro país.

Para los mexicanos lo más importante es que la cumbre ratificó la importancia de nuestra integración económica a Norteamérica. A pesar de los discursos políticos de respaldo a Cuba o a Venezuela, México está reconociendo una vez más que entiende que nuestro lugar económico se encuentra en el norte del continente.

Hubo un esfuerzo notable por parte de Biden y Trudeau para responder a las peticiones de López Obrador. Tanto el presidente estadunidense como el primer ministro canadiense tomaron la decisión política de aterrizar en el Aeropuerto Internacional Felipe Ángeles (AIFA). Entendieron que esto era importante para el presidente López Obrador. Ya no extendieron la cortesía a los despegues, en buena medida por la logística. Biden hizo una hora en la Bestia, acompañado por AMLO, del AIFA al Paseo de la Reforma el domingo 8 de enero por la noche, pero solo nueve minutos al Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México el martes 10 en la tarde para su partida.

Más significativo fue que los dos mandatarios extranjeros tomaron todas las medidas que pudieron para evitar roces con su anfitrión. El tema de la disputa sobre la nueva legislación energética de México, que a juicio tanto de EU como de Canadá viola el Tratado México-Estados Unidos-Canadá (TMEC), fue retirado de la agenda para evitar que la cumbre terminara en una diferencia significativa. La Unión Americana también evitó el tema de la prohibición del glifosato y del maíz transgénico para consumo humano, que también viola las reglas comerciales norteamericanas.

Un mundo cambiante

López Obrador pidió la creación de una comisión para estudiar medidas proteccionistas que impidan las importaciones de otras regiones del mundo a Norteamérica. Estas medidas podrían tener consecuencias muy negativas para la región, pero ya sabemos que la creación de comisiones es una manera de postergar indefinidamente una decisión.

El canciller Marcelo Ebrard continuó con su campaña para limitar la venta de armas en EU que puedan cruzar a territorio mexicano. El argumento es que las armas estadunidenses son la causa de la violencia en México, aunque nadie ha explicado por qué, si en Estados Unidos las armas son legales y en México están prohibidas, México tiene una violencia cinco veces más alta. Sabemos, sin embargo, que difícilmente habrá medidas concretas en este campo. La segunda enmienda de la Constitución de EU protege la venta y posesión de armas en la Unión Americana y las medidas que se han tomado para impedir su ingreso a México solo han causado problemas a los mexicanos que cruzan la frontera.

Quizá lo más importante de la cumbre, como de todas las reuniones internacionales, es que se generó una mejor relación personal entre AMLO y los otros dos mandatarios de Norteamérica. Esto es positivo y es, de hecho, una de las consecuencias más importantes de cualquier reunión internacional. Pero si así son las cosas, hay que cuestionarse una vez más por qué el presidente López Obrador mantiene una actitud de negarse a asistir a reuniones internacionales. Encerrarse en uno mismo no es la mejor forma de aprender en un mundo cambiante como el que tenemos en la actualidad.