VACUNAS E INMUNIDAD

Se han difundido campañas que hacen que la gente tenga miedo de vacunarse.

Sergio Sarmiento
Columnas
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La pandemia no terminará sino hasta el momento en que un porcentaje muy amplio de la población del mundo, quizá 60 o 70%, adquiera inmunidad frente al coronavirus. Esta protección grupal, o de rebaño, puede obtenerse por contagios, aunque dejando un número grande de fallecimientos, o por vacunación.

Frente al Covid-19 la industria farmacéutica mundial ha demostrado lo que puede lograr en un tiempo muy corto cuando no enfrenta barreras burocráticas, como las que usualmente se le ponen. En tiempos normales el desarrollo y aprobación de una vacuna puede llevarse hasta diez años y requiere de una inversión de más de 100 millones de dólares.

Tan solo la investigación científica fundamental necesita entre dos y cinco años, según el National Center for Biotechnology Information de Estados Unidos y el Foro Económico Mundial. Los trabajos preclínicos precisan dos años más. Las pruebas de fase 1, para determinar si la vacuna es segura, se extienden entre uno y dos años; las de fase 2, para definir si el producto genera una respuesta de inmunidad, entre dos y tres años; las de fase 3, que definen si el biológico protege ante la enfermedad, entre dos y cuatro años. A esto hay que añadir entre uno y dos años para la revisión y aprobación por parte de los reguladores gubernamentales.

No solo los tiempos son muy prolongados sino que la mayoría de los proyectos se descartan en el camino. Solo 7% termina con una vacuna autorizada para su aplicación. Sin embargo el que hoy haya por lo menos una vacuna para el Covid-19, a menos de un año de que los primeros casos se identificaron y reportaron, es algo “sin precedentes”, en opinión del doctor Jerome Kim, presidente del Instituto Internacional de la Vacuna.

Opciones

En realidad la primera vacuna oficialmente aprobada en un país fue la Sputnik V de Rusia, pero sus pruebas no habían concluido en el momento en que el gobierno de Vladimir Putin anunció el inicio de una masiva campaña de vacunación con ella. El gobierno ruso afirma que este producto tiene una efectividad de 95%, lo que muchos científicos de otras naciones ven con escepticismo.

La vacuna de la farmacéutica estadunidense Pfizer y la alemana BioNTech es la primera aprobada en un país occidental. El Reino Unido le dio una autorización de emergencia y empezó a aplicarla a la población el 8 de diciembre. Otras están a punto de quedar listas, entre ellas la de la firma británica AstraZeneca y la Universidad de Oxford, así como la de Moderna de Estados Unidos. Pero hay más de 100 vacunas en pruebas en este momento, por lo que en las próximas semanas y meses podría haber una gran cantidad de opciones.

La disponibilidad de vacunas no terminará de golpe con la pandemia. Una cosa es aprobar una formulación y otra producir millones de dosis. De momento muchas personas más quedarán inmunizadas por un contagio que por una vacuna.

Pero el hecho de que ya haya vacunas señala una luz al final del túnel. La industria farmacéutica ha demostrado la rapidez y eficiencia con la que puede innovar cuando hay presión de los gobiernos y del público en general… y cuando los reguladores no erigen barreras burocráticas excesivas.

Ahora, sin embargo, quedan las barreras de la ignorancia. Se han difundido campañas que hacen que la gente tenga miedo de vacunarse. Lo extraño es que estas personas le tienen más temor a la ciencia que a una enfermedad como el Covid.