LOS GRITOS SIN ECO

No hay resonancia ni emoción y mucho menos pasión colectiva.

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Alejandro Zárate
Columnas
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Se trata de un buen café descafeinado. Algo similar a tomar un refresco de coca sin azúcar o una buena cerveza sin alcohol. La sensación de que algo le falta. Los deportes han empezado a “desconfinarse” con varios de sus estímulos ausentes. Sin duda, el mayor vacío se siente en las gradas.

Por más cartones, banderolas o imágenes digitalizadas para ocultar la ausencia de aficionados, los épicos momentos de un gol o un jab demoledor no tienen ese eco en el imaginario colectivo. No hay resonancia ni emoción y mucho menos pasión colectiva.

Los partidos de futbol en las diferentes ligas del mundo en muchas ocasiones han parecido encuentros de entrenamiento. Hasta un Real Madrid jugando en un miniestadio como el Alfredo di Stéfano, levantando el trofeo de campeón sin bullicio, asemeja más los festejos de un equipo de tercera división que de un coloso del balompié mundial, en una de las raras postales que los tiempos del Covid-19 han ofrecido.

La Fórmula 1, llena de tantos momentos emblemáticos en cada Gran Premio, deja el glamour para asemejarse más a un campeonato regional de la Fórmula 4, llena de fechas dobles y boxes con pocos mecánicos, en algo que no se veía desde los tiempos bohemios de esta categoría.

Podios a ras de suelo, desfile de pilotos cancelado, conferencias remotas, apenas un puñado de personas sobre el grid de partida y cubrebocas de todos los colores y formas. Al escenario deslucido de las primeras carreras de la temporada se suma la incertidumbre sobre el número de fechas que finalmente tendrá esta atípica temporada.

El propio Gran Premio de México se encuentra en duda por tener al país como uno de los epicentros de la pandemia, con un hospital provisional del IMSS dentro de las instalaciones del Autódromo Hermanos Rodríguez y sin una fecha clara para poder ser desmantelado.

Consigna

Desde el interior de la burbuja de Orlando, donde se disputa la MLS y próximamente la NBA, el escenario es similar. Los partidos de la liga de futbol sin público se muestran deslucidos y cada vez avanzan las dudas entre los basquetbolistas de las 22 franquicias que participarán.

La Liga MX muestra sus primeras imágenes en la nueva realidad. Sin saludos entre rivales, sin reuniones en los túneles, sin fotos de equipo. En la cancha, botellas de agua personalizadas, pocos festejos grupales, prohibido escupir y constantes limpiezas a los balones para ser desinfectados.

En todos estos eventos la consigna es la misma. Pese a que exista algún deportista contagiado, no se suspenderá la competencia. El atleta positivo por Covid-19 será aislado y no podrá regresar a competir hasta que salga negativo.

También el boxeo logra reanudar con carteleras sin público y con poco éxito comercial. Los promotores reconocen que las pruebas para todos los involucrados alzan los costos de inversión y la falta de boletaje limita las ganancias a solamente lo que puedan negociar con los derechos de transmisión.

Los caídos se cuentan por docenas. Entre los eventos cancelados se encuentran la Liga Mexicana de Beisbol, la liga estudiantil universitario de futbol americano, maratones en diversas ciudades, torneos de tenis… entre otras tantas competencias. Y lo que se acumule.

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