¡Puro corazón! Esa es la descripción que más se acerca a lo que mostró Rafael Nadal en la final del Abierto de Australia: remontó dos sets ante Daniil Medvedev, sin margen de error, con un juego de precisión quirúrgica que mantuvo por más de cinco horas y controlando la presión mental que significaba la posibilidad de colocarse como el máximo vencedor varonil en los Grand Slam.
Nadal terminó doblegando al tenista ruso 2-6, 6-7(5), 6-4, 6-4 y 7-5 en Melbourne Park para alcanzar los 21 Majors en su carrera, uno por delante de Roger Federer y Novak Djokovic.
Remontar un 0-2 en la final de un Grand Slam solo seis tenistas más lo han logrado. Y en Australia es algo que no se veía desde 1965, cuando Roy Emerson se impuso a Fred Stolle, previo a la época de los abiertos.
De inmediato el debate de los últimos años volvió a la conversación de especialistas y aficionados: “¿Ya es Rafael Nadal el mejor de la historia en el deporte blanco?” La respuesta tiene muchos matices y diversos argumentos válidos para sustentar cualquier postura. La triada formada por Nadal-Federer-Djokovic sin duda marca la mejor época que haya visto el tenis varonil.
Es como si en su tiempo hubieran coincidido en el futbol Lionel Messi y Cristiano Ronaldo junto con Pelé y Diego Armando Maradona; o en la Fórmula 1 hubieran corrido al mismo tiempo Michael Schumacher, Lewis Hamilton y Juan Manuel Fangio; o en la NBA hubieran compartido duela Michael Jordan, Kareem Abdul-Jabbar y LeBron James, por citar algunos ejemplos.
Se trata de la primera vez que Nadal se ubica como líder en el cuadro de máximos ganadores de un Grand Slam. A su favor está que tiene marcas triunfadoras en esta clase de torneos, en sus enfrentamientos ante el suizo y el serbio. De igual manera sus números son positivos en las finales que ha disputado contra estos dos colosos.
Además, el tenista español tiene el récord de mejor efectividad entre los tres en partidos Major. Rafa ha ganado 87.9% de sus partidos, aunque muy de cerca están Nole con 87.5 y Roger con 86 por ciento.
Trabajo duro
El manacorí, a sus 35 años, ha tenido la virtud de reinventar su juego, al mismo tiempo que sus rodillas. Varias veces estuvo cerca del retiro. Su juego lo perfeccionó de tal manera que dejó de ser más que un arcillista nato para también dominar en otro tipo de superficies. Tiene al trabajo duro como su único camino y seguirá por este mismo sendero hasta su último aliento tenístico.
Con tres Grand Slam por delante en 2022, Djokovic con un futuro incierto ante su postura de no vacunarse por Covid-19 y Roger Federer que parece finalmente alcanzado por la edad y sumando ya cuatro años sin ganar un Grande, ahora el destino parece estar en favor de Nadal.
Roland Garros se acerca junto con los torneos de arcilla, donde Rafa nunca envejece. Ahí se da su mejor tenis y son contados los rivales que han sido capaces de doblegarlo.
La recta final de esta era dorada del tenis parece entrar en su etapa final, donde la etiqueta del mejor tenista de todos los tiempos aún se encuentra en un eterno tie break, con estos tres colosos pasando la pelota de manera magistral y contra todo pronóstico.