Si hay un símbolo femenino dentro de la cultura maya es la Reina Roja (Ixik Tz’aka’ab Ajaw). Descubierta por investigadores del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH) en 1994, junto con un sarcófago de piedra acompañado de ofrendas y un ajuar acorde a su rango, la figura por fin cuenta con un espacio digno de su historia.
Al interior del museo de sitio Alberto Ruz L’huillier, en la zona arqueológica de Palenque, el presidente de la República acudió a inaugurar el Pabellón de la Reina Roja. El espacio, que aloja más de 30 piezas, es un homenaje a la monarca pero también a una civilización ancestral.
“Mujeres como la Reina Roja nunca mueren, por lo que siguen gobernando con su ejemplo”, dijo el presidente Andrés Manuel López Obrador durante la apertura de un espacio que salda una deuda histórica.
El titular del Ejecutivo recordó a su vez a Carlos Pellicer, quien contratado por Alberto Ruz montó el museo y destacó el papel de exploradores e investigadores que contribuyeron al histórico hallazgo de la que se considera una de las joyas de la cultura maya.
Tesoro histórico
Diego Prieto Hernández, titular del INAH, recuerda que la tumba de Ixik Tz’aka’ab Ajaw incluyó su sarcófago de piedra acompañado de ofrendas y un ajuar acorde a su rango. En su momento se determinó que se trataba de un entierro femenino, con recubrimiento en cinabrio de color rojo intenso, por lo que se le conoció como Reina Roja.
“Ahora se sabe que su nombre es Ixik Tz’aka’ab Ajaw, a quien las evidencias señalan como consorte de Pakal ‘el Grande’, el gobernante más importante de la ciudad entre los años 615 y 683 dC”, señala.
Además dentro del sarcófago yace una concha que contiene una figurilla femenina en miniatura y una pequeña máscara de piedra verde.
Según fuentes epigráficas, agrega, “la señora Ixik Tz’aka’ab Ajaw falleció el 13 de noviembre de 672 dC y sus restos se depositaron en la subestructura conocida como Templo XIII, junto al Templo de las Inscripciones, donde once años después de la muerte de la señora sería inhumado Pakal ‘el Grande’, el 28 de agosto de 683 dC, cuya tumba encontró Alberto Ruz L’huillier en 1952, en uno de los hallazgos más importantes de la arqueología mundial”.
El director del INAH precisó que la reina fue sepultada con un tocado; probablemente lucía el peinado que era de uso común en la nobleza. El tocado está conformado por 103 teselas hechas principalmente de un mineral conocido como onfacita, once de concha y 37 de caliza, finamente talladas, las cuales en su conjunto componen una representación del llamado “dios narigudo”, probablemente, Chaac.
Debajo del tocado se halló una diadema doble constituida por pequeños discos, un collar y dos orejeras; debajo del tocado y la diadema, colocada parcialmente sobre el rostro, se encontraba la pieza principal del ajuar: la máscara, que consta de 116 piezas, de las cuales 110 son teselas de malaquita, dos de obsidiana y cuatro de jadeíta blanca. En ella destaca la naturalidad de los rasgos faciales.
Sobre el tórax se encontraba una prenda distintiva de la realeza maya: el k’ub, una capa tejida que le cubría el pecho y los hombros; en este caso decorado con más de 170 pequeños discos de jadeíta, onfacita y albita, rematado en la parte central inferior por un pequeño rosetón, complementado con una pequeña cabeza de mono.
Homenaje a Bernal
La apertura del pabellón no podría haberse concretado sin Guillermo Bernal Romero, investigador del Centro de Estudios Mayas, colaborador del Proyecto Arqueológico Palenque y además director del Museo Alberto Ruz L’huillier de 1998 a 2005. El especialista murió apenas el 4 de marzo pasado, días antes de ver consumada una de sus grandes contribuciones.
Todavía su más reciente estudio sobre el nombre de la antigua señora palencana se incluyó en la nueva museografía del museo de sitio.
De acuerdo con una nueva transcripción de los textos glíficos, a cargo de Guillermo Bernal, ahora se plantea que el nombre de quien fuera consorte de Pakal ‘el Grande’ no era Ixik Tz’akbu Ajaw, “Señora Gobernante de las Sucesiones”, sino Ixik Tz’aka’ab Ajaw, “Señora Gobernante de las Generaciones”.
Esta relectura es, en realidad, un perfeccionamiento del nombre anterior ya que no hay una diferencia diametral entre las voces “sucesión” y “generación”. Sin embargo para el académico la raíz ‘tz’aka’ab’ (sucesión u ordenación generacional) realza la asociación divina que tuvo el personaje, al tiempo que es un término que también tiene el sentido de “cosa eterna o imperecedera”, concepto afín con la idea de “continuidad generacional”, precisó el especialista en su última entrevista, concedida pocos días antes de su fallecimiento.
“Pakal fue un personaje muy sacralizado pero también su esposa. La tumba de ella es tan compleja como la de aquel; sabemos que fue sacralizada al morir por la propia composición de su ajuar, cuyo tocado contiene una advocación al dios Chaac”, señaló en aquella ocasión Bernal Romero.
Para la secretaria de Cultura, Alejandra Frausto, la inauguración del pabellón coloca a la Reina Roja en su justa dimensión. “Será inspiración y símbolo para las niñas, jóvenes y mujeres mayas de hoy pero también para las ayuujk, nahuas, chichimecas, hñähñu, zapotecas, yaquis, paipai, totonacas, amuzgas y afromexicanas; para las poetas, las artesanas, las pintoras, las maestras y campesinas; para las mujeres de México, soberanas”, concluyó la funcionaria.