“MUCHOS PENDIENTES EN SONORA”

“La deuda pública del estado se incrementó”

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Hector González
Cultura
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Desde hace décadas Sonora tiene en el periodista Carlos Moncada Ochoa a un acucioso y celoso observador. A través de libros como Años de violencia en Sonora o ¿Y Padrés, qué?, así como de innumerables artículos, desentraña la dinámica social de la entidad.

Ahora el analista pone su mirilla en la exgobernadora Claudia Pavlovich, quien dejó el cargo al morenista y actual mandatario Alfonso Durazo.

Mediante su nuevo título, Las claudicaciones de Claudia. Desaciertos del sexenio perdido (2015-2021), el periodista arroja claves para entender lo que fue una gestión polémica, por decir lo menos.

—Al hacer una evaluación del sexenio de Pavlovich, ¿cuál es su conclusión?

—No hay aún información suficiente como para saber si fue un sexenio que dejó mucho que desear por las limitaciones de la exgobernadora o si hubo acciones ilícitas, como sí sucedió con sus antecesores, Guillermo Padrés y Carlos Armando Biebrich. Veo algunas dudas del gobernador actual sobre si procederá con una investigación detallada o simplemente dejará pasar las cosas. No puedo clasificar a Pavlovich en el mismo cajón que a los exgobernadores mencionados, pero creo que sí cabe en el sexenio del ingeniero Rodolfo Félix Valdés, un individuo muy preparado pero que no hizo lo que se esperaba por su estado.

Deudas

—En el libro hace un repaso por distintos temas que fueron piedra de toque durante el sexenio de Pavlovich, entre ellos el agua, los derechos humanos y la cultura…

—Su gran pendiente fue el agua. Apenas tomó posesión dijo que el gran conflicto entre los sonorenses del sur y Hermosillo, heredado por Padrés a causa de la construcción que lleva agua del Valle del Yaqui, se terminaría porque ya tenía la solución. Según ella el problema se arreglaba con la construcción de una desalinizadora en la costa, entre Guaymas y Empalme. Ahí se produciría agua potable y mediante un acueducto se llevaría a Hermosillo. El costo de la planta se consideró originalmente en 400 millones de pesos: obviamente con esa cantidad solo se hace una planta casera. En 2016 anunció el inicio de su construcción, pero le dieron largas al asunto. Al final la planta resultó un juguete y el acueducto una burla.

En materia cultural, añade Moncada, “dejaron de publicar a los ganadores de los concursos del libro sonorense. Terminó con el fondo estatal que daba becas a los artistas.

Puntualiza que “hubo muchas cosas extrañas, como un consejo consultivo que no funcionaba y que es muy importante para la Comisión Estatal de Derechos Humanos. Era obligación de la gobernadora proponer ante el Congreso a cinco ciudadanos. La envió a los dos o tres meses de tomar posesión, pero no llegó a comisiones. Ni siquiera los diputados del PRI se interesaron en moverle al asunto. Aprobaron a las cinco personas 70 meses después, cuando Pavlovich ya estaba por marcharse”.

—Al final del libro apunta que fue un sexenio perdido. ¿Así de tajante lo califica?

—Distintos especialistas coinciden en que durante su gestión la deuda pública de Sonora se incrementó en relación a la que había dejado Padrés. Concluyo el libro retomando una frase dicha por el actual gobernador cuando tomó posesión: fue un sexenio perdido. El gobierno de Sonora no tiene dinero. La Feria del Libro fue muy modesta y suprimieron a escritores foráneos porque no había ni para pagarles el hotel.

—El presidente Andrés Manuel López Obrador ha puesto especial énfasis en Sonora, ya fuera a través del apoyo a los yaquis o con la solución del conflicto minero en Cananea. ¿Qué lectura hace de la importancia que tiene el estado para el mandatario?

—Simpatizo con el presidente López Obrador, pero no de manera incondicional. No me parece extraño que proponga a la exgobernadora como cónsul en Barcelona. Es una maniobra clásica de cualquier político. Si ella acepta esa u otra chamba prácticamente la estarán perdonando y será difícil esperar una investigación seria. Es evidente el propósito del presidente por apoyar al actual gobernador. Lo sacó de un aprieto porque no había dinero para pagar las pensiones del ISSSTE sonorense e inyectó recursos. Sabemos que habrá una enorme inversión en Puerto Peñasco para una planta generadora de energía limpia. Vemos que el futuro inmediato de Sonora es positivo; hay que trabajar mucho, pero es positivo. A Durazo le tocará la mitad de su gestión con este presidente y el resto con otro. Ojalá que no afloje el apoyo, porque quizá nos coloque en un lugar que hace tiempo no teníamos entre las entidades federativas.

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