Cada 16 de junio se conmemora el Día Internacional de las Remesas Familiares, una fecha que reconoce el esfuerzo y sacrificio de millones de migrantes que mediante el dinero que envían a sus hogares no solo sostienen a sus familias, sino que también aportan al desarrollo económico de sus comunidades de origen.
En este contexto, el Museo del Telégrafo presenta la exposición Muros y migraciones, de la artista Carolina Kerlow, una muestra que retrata con fuerza y sensibilidad la realidad que enfrentan miles de mexicanos migrantes, particularmente en Estados Unidos.
La exposición, que estará disponible hasta el 18 de julio, se compone por diez pinturas y dos collages y ofrece una mirada crítica y conmovedora sobre las barreras físicas y simbólicas que separan a los migrantes de sus raíces y de sus seres queridos.
La sede de esta exposición no es casual: el Museo del Telégrafo está íntimamente vinculado a la historia de las remesas.
Así lo explica Claudia Aguirre, coordinadora del museo: “Antes aquí se mandaban giros telegráficos, que era el envío de dinero por medio de las sucursales de Telecomunicaciones de México (Telecomm), que ahora se llama Financiera para el Bienestar. Actualmente ya no se hacen esos giros telegráficos, pero se mandan remesas y Financiera para el Bienestar tiene la encomienda de traer las remesas a una comisión muy baja en comparación con todos los bancos”.
De igual forma, Aguirre subraya la importancia de que esta exposición tenga lugar en un espacio históricamente asociado al envío de dinero por parte de migrantes: “Por eso es importante que una exposición que tiene que ver con la migración esté en un lugar donde de por sí se mandaban los giros telegráficos y ahora las remesas”.
Aunque no existe una fecha exacta que marque el origen de las remesas, se puede afirmar que han acompañado a la migración desde tiempos remotos. Hoy siguen siendo una herramienta crucial para alcanzar los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS), puesto que representan una fuente indispensable de ingresos para millones de familias que dependen de ellas para cubrir necesidades básicas como la alimentación, la vivienda, la salud y la educación. Lo que no se destina al consumo inmediato muchas veces se invierte en proyectos comunitarios o microemprendimientos, generando un efecto multiplicador en la economía local.
Sin embargo, el envío de remesas todavía enfrenta desafíos. De acuerdo con la Organización Internacional para las Migraciones (OIM) el costo promedio global de transferencias se mantiene en 6.4%, cifra muy por encima de la meta fijada por los ODS, que buscan reducir ese costo a tres por ciento.
Para liberar el potencial transformador de estos flujos económicos es necesario que la comunidad internacional, los gobiernos y el sector privado colaboren para eliminar las barreras a la inclusión financiera y garantizar que las remesas sean más ágiles, seguras y accesibles.
Empatía y reflexión
Muros y migraciones es una propuesta artística que se inserta con fuerza en la discusión pública.
La obra de Kerlow pone rostro y emoción a una problemática global. Al respecto, la artista comenta: “Comencé a trabajar este proyecto en 2017, cuando Donald Trump estaba en el poder por primera vez, pero ahora está peor. Este bloqueo, esta política antiinmigrante concretamente de Estados Unidos, afecta muchísimo a México”.
Kerlow ha trabajado en diversos proyectos que tienen que ver con la migración. La artista recuerda que “en 2023 participé en una estancia artística en Arte Obrera, en un proyecto que se llamaba Artería; ahí empecé a trabajar óleos, digamos, pintura sobre el tema de los muros y las migraciones. Y de ahí ya me seguí”.
A través de una estética directa y emotiva Kerlow visibiliza no solo las barreras físicas, como los muros fronterizos, sino también las fracturas sociales, culturales y emocionales que provoca el fenómeno migratorio. Su obra es un llamado a la empatía y a la reflexión.
Sobre el papel que tiene el arte en la conversación de las migraciones actuales Kerlow comenta: “Para mí el arte expresa una postura política. No es que todo sea político, uno tiene una postura política; pero hay temáticas, como la guerra o el genocidio en Gaza, como la migración en el mundo, la guerra en Ucrania, que son temas que te mueven. Puede que no lo pintes, puede que hagas una pintura abstracta sobre el tema; pero creo que son cosas que como seres humanos nos mueven y como artistas tenemos la posibilidad de transformarlo, de expresarlo, de contarlo con otro lenguaje”.
Esta exposición estará acompañada de recorridos guiados, tal como expresa Aguirre: “Sabemos que para los artistas es difícil venir a dar recorridos, pero siempre les pedimos que nos dejen una guía de su obra. Nuestras guías del museo se encargan de dar los recorridos, que se llevan a cabo de martes a domingo de 10:00 a 17:00 horas. A cualquier hora que lleguen las personas, si quieren un recorrido se los damos. Tenemos los recorridos y la visita al museo que es completamente gratuita”.
Al preguntarle a Aguirre sobre cómo los museos pueden generar empatía en temas tan sensibles como este comenta: “La empatía está generada de por sí, porque al menos hablando de México en todas las familias por lo menos hay un migrante que actualmente esté viviendo en Estados Unidos o si no que lo haya sido hace unos años. Después de eso, tener esa empatía en el museo permite que la gente vea no solo que es un tema que representa la violencia y la agresión que ejerce ahora el gobierno de Trump sobre los mexicanos, sino que también desde el arte podemos dar un grito y podemos decir que esto está pasando y lo representamos”.
Muros y migraciones no solo es una exposición artística: es un acto de memoria, una denuncia visual y una invitación a reflexionar sobre uno de los fenómenos sociales más urgentes de nuestro tiempo. Y qué mejor lugar para hacerlo que el Museo del Telégrafo.
A través del arte Carolina Kerlow humaniza las cifras, da voz a quienes muchas veces son invisibles y nos enfrenta con las consecuencias reales de las políticas migratorias, la separación familiar y el desarraigo.