Simon Reynolds. Futuromanía. Caja Negra. Trad. Alejo Ponce de León. 409 pp.
Pocos periodistas han teorizado tanto sobre la música pop de la segunda mitad del siglo XX y las primeras décadas del XXI como Simon Reynolds (Londres, 1963): sus colaboraciones en Rolling Stone, The Guardian, The New York Times, Mojo o Uncut son clásicas.
Es quizá también, junto con Mark Fisher y Greil Marcus, de los pocos que han aportado a sus textos una dimensión casi sociológica para explicar el impacto de la música y la cultura popular en la sociedad occidental.
Dicho esto, hay que advertir que sus ensayos y artículos requieren más concentración de la que estamos acostumbrados en una época donde este tipo de periodismo es adjetivado con la engañosa etiqueta de softnews; y digo engañosa porque quien lee Futuromanía, su nuevo libro, encontrará un auténtico tratado sobre una forma de relacionarnos con la cultura y el tiempo —por supuesto, dentro de las categorías europeas y estadunidenses.
Si le representa problema alguno que el autor no mire a Asia, América Latina y África, mejor ni se asome al volumen.
Antes recordemos que Reynolds publicó Retromanía, cuya tesis era el predominio de una visión nostálgica en las formas de hacer música de finales de los noventa y principios de los dosmiles. Hoy pareciera que aquella tendencia cedió paso a una ansiedad más constante hacia lo que viene o al menos de imaginar cómo podría ser la música de lo que entendemos por futuro.
Para ello, se centra en el género que mejor se acomoda a esta idea: el electrónico. El uso de los teclados, los sintetizadores, la computadora y ahora la Inteligencia Artificial (IA) son la materia prima de este libro, que se detiene en aquellos artistas que han explorado con estas herramientas.
Guía y análisis
Si bien el recorrido inicia con Donna Summer y llega hasta Travis Scott, el periodista habla de Stockhausen, Kraftwerk, Giorgio Moroder y Daft Punk, entre una amplia lista. Si algo tienen en común todos ellos es la persecución de una sonoridad adelantada a su época. Aquí hay que destacar que el periodista dedica varias páginas a la música compuesta para películas de ciencia ficción, en particular filmes considerados futuristas, que son los que peor librados salen en sus críticas.
Me parece que fue Albert Einstein quien dijo: “No pienso nunca en el futuro porque llega muy pronto”. Es prudente la cita porque justo en esa línea parecen moverse las reflexiones de Reynolds. “La futuromanía evoca una impaciencia y una inquietud fanáticas”, diagnostica. Y concluye en un libro que además de proporcionar una guía de recomendaciones imperdibles para un melómano, nos deja pensando en la inmediatez y la ansiedad con que consumimos cultura hoy en día.
Otros títulos de Simon Reynolds son Postpunk. Romper todo y empezar de nuevo y Después del rock. Psicodelia, postpunk, electrónica y otras revoluciones.
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