TANGO: PUENTE CULTURAL ENTRE MÉXICO Y ARGENTINA

“Tengo una resistencia a que ciertas cosas se pierdan en el olvido”.

Alejandra Moncada
Cultura
TANGO

Además del idioma, el gusto por la carne asada y la pasión por el futbol México y Argentina también están unidos por el tango, como demuestra el bandoneonista, director y miembro fundador de la Orquesta Mexicana de Tango, César Olguín, en su nuevo libro, Aunque pase mucho tiempo. El tango en México, donde explora el impacto que ha tenido el género musical en nuestro país.

La investigación de este volumen abarca a diversos personajes, tanto nacionales como extranjeros, vinculados al tango desde los inicios del siglo XX.

Aparte de explorar el contexto histórico, el libro se apoya en material fotográfico y documentos inéditos; ofrece perfiles de músicos, intérpretes, cantantes, bailarines, productores musicales, compositores y discografías, así como entrevistas variadas. También dedica un capítulo especial a la figura de Astor Piazzolla durante su estancia en México.

En la presentación del libro Olguín aclaró su decisión de escribir Aunque pase mucho tiempo. El tango en México: “La idea de recabar hechos, datos e información que dan forma a este libro nace como consecuencia del propio quehacer, de la labor, vivencias y experiencias al lado de unos cuantos de los protagonistas y exponentes del género”.

Asimismo, destacó que aun cuando el tango es algo representativo de Argentina “el génesis de esta expresión artística musical es más universal de lo que podemos suponer. En cuanto a México, los primeros vestigios de este género musical aparecen en los albores del siglo XX y con propias particularidades se mantiene hasta el presente”.

El tango, nacido en los barrios marginales de Buenos Aires y Montevideo a fines del siglo XIX, surgió como una expresión artística de la clase trabajadora inmigrante fusionando influencias musicales europeas, africanas y locales.

Inicialmente el tango era visto como una música y danza vulgar, asociada con la marginalidad y el crimen, pero eventualmente ganó popularidad y reconocimiento internacional.

Uno de los primeros exponentes reconocidos del tango fue Carlos Gardel, el Zorzal Criollo, cuya voz emotiva y estilo definieron la era dorada del tango en la década de 1920.

Gardel fue también pionero en llevar el tango al cine, protagonizando numerosas películas que ayudaron a difundir el género por todo el mundo.

Otro destacado exponente del tango fue Astor Piazzolla, quien revolucionó el género fusionándolo con elementos de la música clásica y el jazz. Su estilo innovador, conocido como “nuevo tango”, introdujo arreglos complejos y experimentales, desafiando las convenciones tradicionales y llevando el tango a nuevas audiencias.

En 2009 la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO) incluyó a este género musical como Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad.

El tango ha continuado evolucionando a lo largo del tiempo con artistas contemporáneos como Juan Carlos Copes, Mariano Mores y Susana Rinaldi, entre otros, quienes han mantenido viva la tradición mientras exploran nuevas formas de expresión.

Hoy el tango sigue siendo una poderosa manifestación cultural, arraigada en la historia de Argentina y apreciada en el mundo por su pasión, melancolía y sensualidad.

Tango en México

Legado musical

En entrevista con Vértigo el bandoneonista Olguín comparte la experiencia de escribir Aunque pase mucho tiempo. El tango en México.

—¿Qué le inspiró a crear este libro?

—Son varios los motivos. El primero creo es el propio quehacer, mi quehacer, el relacionarme con muchas personas, tanto nacionales como extranjeras, que han estado haciendo cuestiones de tango, ya algunas desaparecidas… Y el ir con el paso del tiempo adquiriendo material, información, noticias, anécdotas. Por último, digo que tengo ahí una resistencia a que ciertas cosas se pierdan en el olvido, sobre todo en materia cultural.

—¿Cuál es la relación entre la tradición del tango y las tradiciones musicales de México?

—Hay puntos en común, no solamente en la cuestión del idioma: en el libro hablo algo acerca de eso, ya que el tango que aparece en México a principios del siglo XX tiene características, por así decirlo, mexicanas. El mayor compositor prolífico que hubo en el país fue Agustín Lara, secundado por otra serie de gentes, como Luis Arcaraz y María Grever. Aunque ya era un tercio del siglo, había un tango argentino que había permeado hacia aquí, pero creo que tanto la canción mexicana como el tango tienen un punto común, lo que sus letras manifiestan, que es lo que le pasa a toda la gente: el dolor, el amor, una traición, el engaño, la vida, la muerte.

Y además, dice, “en las estructuras armónicas, melódicas, hay mucha similitud porque las herencias, raíces, tanto española como centroamericanas, han sido comunes para ambos países. Y debe tenerse en cuenta que hay temas mexicanos. En una parte del libro hablo de ‘los tangos que no son tangos y los boleros que no son boleros’, porque, por ejemplo, siempre tomo como referente Júrame, de María Grever, que originalmente fue concebida como tango, está registrada como tango, aunque hoy ya es una canción que se canta en diversidad de géneros”.

—¿Encontró dificultades para recabar la información?

—Sí, muchas. Y hubo un montón que no pude superar porque, es curioso, gente con la que trabajé hoy ya no está y no pude encontrar familiares, no pude encontrar datos. Investigué y lamentablemente no pude. En contraparte, encontré a otras personas de las cuales prácticamente no había nada de información. Entonces, ha sido un poco lo contrastante y lo grato que ha tenido hacer este libro.

—¿Cuál es la importancia para usted de plasmar este medio musical en un medio impreso?

—Lo único que puedo decir es que estoy satisfecho de poder haberlo sacado, porque las adversidades que he tenido que enfrentar han sido muchas y hasta inclusive terminado el libro pensé en algún momento que no lo iba a lograr, pero lo hice. Eso para mí es una satisfacción y me doy por más que contento.