De entre 16 participantes, Fat Tony se consagró como la leyenda que está por venir.
Entre olor a sudor, cerveza tibia y cientos de manos al aire que se movían de arriba abajo al ritmo del beat los amantes del freestyle se dieron cita en el Quarry Studios para disfrutar uno de los eventos hiphoperos de habla hispana más esperados: la Final Nacional de Red Bull Batalla.
Durante la competencia de destreza mental, improvisación e ingenio con el lenguaje, 16 de los mejores MCs pelearon por un lugar para representar a México en la Gran Final que se celebrará en el auditorio Movistar Arena de Santiago de Chile el 11 de abril de 2026.
Y contra todos los pronósticos que señalaban que Rapder, tres veces campeón, se llevaría las apuestas, ganador hubo solo uno: Fat Tony.
El triunfo de Jorge Antonio Hernández Román, Fat Tony, fue una sorpresa no solo para el público, sino también para él mismo, pues ya con trofeo en mano y pesados lagrimones corriendo por sus mejillas exclamó: “Esto me va a cambiar la vida, y es por ustedes”.
¡A rapear!
Pese a las constantes críticas en donde el desempeño mexicano —hay pocas excepciones— comparado con el de otros países queda muy mal parado —falta de ingenio en sus rimas, referencias pobres, poco flow y mucho grito—, el evento ofreció varios destellos memorables.
Durante los cuartos de final Rapder se enfrentó a Saturno, un joven de pelo enmarañado que arrojaba palabras como escupitajos: con furia. Su batalla dejó ver la rivalidad que hay entre dos generaciones.
“¿Dices que eres el campeón? Tu código y tus barras dicen que caducaste en el 2020/ Yo tengo el talento y la experiencia suficiente/, México necesita más perfiles como este”, dijo Saturno con la altivez de un niño que reta a sus mayores.
A lo que Rapder contestó: “Somos diferentes, hermano/, yo caduqué en el 2020 y tú ni saliste al mercado./ ¿Qué acaso no lo entiendes?/ Esta ya no es tu casa y yo ya no soy maestro”.
Otra batalla que puso a todo el público enardecido fue la de Drixer contra Fat Tony en la semifinal, cuyos momentos cúspide terminaron en una discusión más familiar: “¿Me dices Peter Griffin? No me parece triste./ Soy el padre de familia que no tuviste”, arremetió Tony.
Ello propició una bomba de dimes y diretes: “Yo soy un gran músico, ¿ves esa gorra negra?/ Es mi papá en el público”, contra: “¿Es tu papá? Tranquilo, jefe, ahorita se lo voy a mandar./ Tiene que consolarlo, llegó a semifinal,/ pero lastimosamente le tocó contra mí: el more one”.
Pero si de combates rabiosos hablamos, la final entre Fat Tony y Rapder se llevó todas las palmas. Rapder intentó atacar por varios flancos: burlándose —otra vez— del peso de Tony, de la ropa que usaba y, sobre todo, posicionándose como el campeón: “Yo tengo una carrera más o menos genial/, y ni en mi peor momento te veo en la nacional./ ¿Cómo le clavo un golpe si él no se ha parado en donde yo ya he estado?”
Sin embargo, luego de varios minutos —la batalla duró casi 15—, ese discurso se tornó repetitivo, y fue ahí cuando Tony le dio la vuelta utilizando sus mismos argumentos: “¡Sí! fue el Rapder por dos minutos seguidos,/ perdón por despertarlos sé que andaban bien dormidos”.
Además, le llamó niño bonito: “Tal vez tiene cara de ángel, pero tú demuestra que no votas por imagen”, dijo, apelando a su mal desempeño en otros torneos: “Fue a Colombia y Argentina, y ellos le dieron mejores rimas”.
Y sobre todo dejando ver que las constantes burlas sobre su peso apenas le hicieron cosquillas: “Mi Rapder, hoy no es tu ocasión, yo voy a ser campeón,/ aunque no me entre el cinturón”, para rematarlo con “esta es mi venganza por los gorditos que tontearon”.
Todo iba bien hasta que…
No todo fue risas y diversión, pues —¡en pleno 2025!— la participación de las mujeres sigue siendo una batalla perdida en el freestyle mexicano: una que ni siquiera les importa librar.
De los 16 finalistas solo dos eran mujeres. Y pese a que ambas, Mena y Azuky, lanzaron rimas como bombas, a ojos de los jueces Lobo Estepario, Eric el Niño y Milkman —aunque no del público— no bastó.
Lo anterior rayó en el colmo durante la batalla entre Dax y Azuky, donde el estilo inteligente y agresivo de “la leona de Ecatepec” no pudo competir con el bruto desempeño de su contrincante, quedando fuera en la primera ronda clasificatoria.
Durante su batalla el tapatío recurrió al predecible ataque contra su género, físico y otras nimiedades que no vale la pena mencionar. Sus rimas, lejos de intimidar a Azuky, sirvieron de gasolina para el incendio que vino después: “Ya todos sabemos que este es un zoquete,/ ¿que me eligió a mí? Pero qué deprimente,/ yo ya le gané al Tatuado, ya le gané al Fuerte,/ ¿cómo va a intimidarme un tonto como este?”
Y una de las barras favoritas, con la que el público pensó que el triunfo sería suyo: “Uy, soy una tabla, pero una tabla de surf,/ yo mantengo a flote la competencia./ Pero, dime, ¿qué se siente que una tabla tenga más tablas que tú?”
Al parecer los jueces permanecieron sordos.

