Montevideo, Uruguay, 6 de diciembre. La Unión Europea (UE) y el Mercosur sellaron un acuerdo comercial tras más de dos décadas de negociaciones que permitirá la creación de una de las zonas de libre comercio más grandes del mundo, pese a la oposición de Francia.
De concretarse, el acuerdo entre la UE y el Mercosur —el bloque sudamericano conformado por Brasil, Argentina, Paraguay, Uruguay y Bolivia— abarcaría a más de 700 millones de personas y representaría casi el 25% del Producto Interno Bruto mundial.
“Hoy se marca un hito verdaderamente histórico”, señaló en una rueda de prensa la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, al frente de las negociaciones en nombre de los 27 miembros de la UE, y calificó al tratado como un “acuerdo ambicioso y equilibrado”. Von der Leyen se encuentra en Montevideo para acompañar la cumbre de los líderes del Mercosur que se celebra el viernes. “Este acuerdo no es sólo una oportunidad económica, es una necesidad política”, agregó.
Por su parte, el presidente de Uruguay, Luis Lacalle Pou, destacó que en la reunión previa que mantuvieron los líderes “todos han subrayado la transcendencia del día de hoy”, pese a los “matices y diferencias” que puedan existir en el grupo. Asimismo, calificó el tratado como una “oportunidad” en un mundo “tan convulsionado”.
“Un acuerdo de este tipo no es una solución, no hay soluciones mágicas”, indicó Lacalle Pou. “Es una oportunidad”.
Este acuerdo llega en un momento crítico para ambas partes, presentando oportunidades de importantes beneficios mutuos a través del fortalecimiento de la cooperación geopolítica, económica, de sostenibilidad y de seguridad. No obstante, no es el final de la historia para los europeos. Francia encabeza un grupo de países que todavía tienen objeciones al pacto y los 27 países miembros deben respaldarlo para que entre en vigor. También debe ser ratificado por el Parlamento Europeo y los parlamentos nacionales de los países implicados.
En declaraciones dirigidas a sus “compatriotas europeos”, y quizás a aquellos más escépticos como los agricultores de Francia y otros lugares, Von der Leyen señaló que el pacto tendría un impacto positivo en alrededor de 60 mil empresas que exportan al Mercosur.
Añadió que se “beneficiarán de aranceles reducidos, procedimientos aduaneros más simples y acceso preferencial a algunas materias primas críticas. Esto creará enormes oportunidades comerciales”.
“Y a nuestros agricultores”, manifestó, “hemos escuchado sus preocupaciones y estamos actuando en consecuencia. Este acuerdo incluye sólidas salvaguardas para proteger su sustento”.
En 2019 ambos bloques anunciaron un borrador del tratado, pero las divergencias sobre cuestiones ambientales, económicas y políticas retrasaron su aprobación final, en medio de una fuerte oposición, sobre todo de Francia.