Beijing. El primer ministro de China, Li Keqiang, la segunda persona con más poder del país y un promotor de las reformas económicas, es uno de los cuatro de los siete miembros del poderoso Comité Permanente del Politburó del Partido Comunista que no repetirán nombramiento.
Sus nombres no estaban incluidos en el listado publicado el sábado de los 205 miembros del nuevo Comité Central del Partido Comunista, lo que significa que no pueden formar parte del Comité Permanente.
Los otros descartes son el máximo responsable del partido en Shanghái, Han Zheng; el jefe del órgano consultivo de la formación, Wang Yang, y Li Zhanshu, un viejo aliado del presidente, Xi Jinping, que está al frente de la Asamblea Popular Nacional, una entidad principalmente ceremonial.
El nuevo Comité Central fue aprobado en la última sesión del congreso el sábado, donde se dio luz verde a una enmienda a la constitución del partido que permitirá incrementar aún más la posición de liderazgo de Xi. La asamblea fijó además la agenda para los próximos cinco años.
El texto de la enmienda no se dio a conocer de inmediato. Antes de su aprobación, un locutor leyó los razonamientos que la sustentan, mencionando repetidamente a Xi y sus logros en el fortalecimiento del ejército y la economía, y en el refuerzo de la autoridad del partido.
En una breve declaración durante la clausura, el mandatario indicó que la revisión “establece requisitos claros para mantener y fortalecer el liderazgo general del partido”.
En el anterior congreso, celebrado en 2017, se elevó el estatus de Xi al consagrar sus ideas — conocidas como “El pensamiento Xi Jinping” — en su carta.
Los medios extranjeros no pudieron asistir a la primera parte de la reunión, presumiblemente cuando tuvo lugar la votación de los cerca de 2.000 delegados, todos con mascarilla debido a la estricta política china de “cero COVID”, en el Gran Salón del Pueblo, en el centro de Beijing.
Como parte del dispositivo de seguridad con motivo del congreso, había agentes de policía a lo largo de las principales calles y trabajadores de vigilancia vecinal, vestidos de rojo brillante, se situaban a intervalos regulares para vigilar cualquier posible incidente.