Estados Unidos, 27 de junio. Ante el incremento de las redadas perpetradas por el Servicio de Control de Inmigración y Aduanas (ICE), la institución dispuesta a realizar la deportación masiva más grande en la historia de Estados Unidos, bajo la orden del presidente Donald Trump, y las grandes manifestaciones y protestas en diversas ciudades del país, llega otra más: una piñata.
Como respuesta a estas redadas, en su mayoría injustificadas, donde la violencia y la ilegalidad han relucido, miles de migrantes, ciudadanos estadunidenses, artistas y celebridades de todo el mundo se han pronunciado en contra.
Y “Dulcelandia”, un negocio ubicado en Little Village, Chicago, no se quedó atrás. La dulcería se volvió viral por vender piñatas de agentes del ICE: un hombrecillo de no más de un metro de altura, con cabellos rubios y tez blanca que porta un clásico uniforme negro, lentes de sol, gorro, chaleco antibalas y la insignia del ICE.
Internautas expresaron la astucia materializada en los muñecos de papel y engrudo; un ícono de la cultura latina, que para la comunidad mexicana representa una lucha simbólica en la que se vence al mal con los ojos vendados.
Estas piñatas se han vuelto una forma de responder al relato —que amenaza con volverse oficial— que criminaliza a las personas en situación de movilidad.
Sin embargo, no todos han estado de acuerdo. Hay quienes las critican: que los niños no deberían golpear a una figura de autoridad de ese calado; que trivializa un problema serio; que no son maneras…
Entre todo el alboroto, una simple figura de papel maché, amontonada junto a otras en una tienda de dulces, rodeada de serpentinas y gorritos de fiesta, alejó, aunque sea por un rato, el estado de alerta que se respira diariamente en barrios como ese.