EL FANTASMA DE UNA CRISIS FINANCIERA AGITA AL MUNDO

Claudia Luna Palencia
Internacional
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La caída en desgracia del SVB sacudió al parqué bursátil

no solo de Wall Street, sino de América Latina, Asia y Europa.

Nadie vio venir este misil. Por si faltase algo que añadir al enturbiado escenario global, enrevesado por una complicada combinación de factores, dos bancos estadunidenses de tamaño mediano como son el Silicon Valley Bank (SVB) y el Signature Bank, fueron intervenidos y rescatados por el gobierno norteamericano y apenas dio tiempo de pestañear a confusos inversionistas que ahora buscan una serie de respuestas.

La primera y muy importante: ¿por qué ninguna autoridad regulatoria ni supervisora en la Unión Americana detectó a tiempo la vulnerabilidad de ambas instituciones de crédito?

Ni siquiera lo hicieron las calificadoras de riesgos o del negocio de la calificación crediticia de bonos, como Moody’s, que todavía unos días antes del colapso del SVB le otorgó una calificación A.

Tanto el SVB como el Signature proporcionaban una serie de créditos y atención financiera a sectores selectos y especializados. El primero se fundó en 1983 en Santa Clara, California, y era la institución de crédito más relevante de toda la región de Silicon Valley.

Sus servicios financieros ayudaban a despegar a las startup y empresas de la tecnología y hardware (como semiconductores, comunicaciones, datos, almacenamiento y electrónica); atendía al ramo de las Fintech, de la tecnología climática y sostenibilidad, así como a las empresas dedicadas a la salud y biofarma.

Empezó como un negocio local en EU pero tiene otras dos filiales: una, el SVB UK, que ha sido adquirido por el HSBC (al valor simbólico de una libra esterlina) a raíz de la intervención por parte del gobierno norteamericano; y queda en el aire saber qué pasará con su otra filial, el SPD Silicon Valley Bank, en operación desde 2012 y que cuenta con un socio a 50% como es el Shanghái Pudong Development Bank, de capital estatal.

Las autoridades chinas reaccionaron presurosas puntualizando que la filial china del SVB no tiene ningún problema y ha estado siempre sujeta a la estricta supervisión financiera de las autoridades del gobierno chino. Sin embargo, todavía es pronto para saber si llegará hasta China el boomerang por la intervención del SVB en EU, porque hay empresas como Brii Biosciences que reconocieron que 9% de sus fondos están en SVB en EU. Falta saber cuántas empresas chinas del sector tecnológico, farmacéutico y biotecnológico tienen fondos y dinero en SVB en la Unión Americana.

La caída en desgracia del SVB sacudió al parqué bursátil no solo de Wall Street, sino de América Latina, Asia y Europa ante el temor de otro Lehman Brothers, cuyo desplome en septiembre de 2008 generó una enorme desconfianza que combinada con la crisis subprime provocó una larga etapa de crecimientos económicos inestables y hasta recesivos en EU y el viejo continente.

Bancos medianos y potentes

Ninguno de los dos son bancos sistémicos, aunque tanto el SVB como el Signature Bank tienen un considerable peso específico dentro de un boyante ecosistema de empresas con proyectos innovadores.

Aun cuando apoyaban multitud de proyectos semilla en empresas incipientes sin grandes balances, para ser cliente del SVB había que tener ingresos entre cinco y 75 millones de dólares anuales.

Su financiamiento se basaba en “múltiples servicios de capital de riesgo”. Además de su presencia en Reino Unido y China, contaba con oficinas en India, Alemania, Israel, Hong Kong, Irlanda, Dinamarca, Suecia y Canadá.

En el caso del Signature Bank, con sede en Nueva York, tiene una red de oficinas distribuidas en varias partes de la Unión Americana y se especializaba en dar financiamiento y arrendamiento de equipos. Ofrecía servicios de gestión de activos, inversiones, seguros y corretaje.

Fundaron este banco comercial, en mayo de 2001, ejecutivos que en su momento pertenecieron al Republic Bank of New York y atendían a clientes selectos, con cierto poder adquisitivo y en expansión; se sumó a la industria de las criptomonedas a tal punto, que más de 30% de sus depósitos provenían de empresas de criptomonedas.

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Nadie se esperaba tampoco la repentina intervención del banco y al interior de EU hay voces como las de Sheila Warren, CEO del Consejo Criptomoneda, que advierten de un posible cambio de postura en los reguladores norteamericanos con la finalidad de prohibir “de facto tratos con todas las empresas de criptomonedas”, lo que terminaría negándoles el acceso al sistema bancario.

No hay que perder de vista que tras tres años de pandemia, cierres, confinamientos y cuarentenas, en buena medida las autoridades y los gobernantes, no solo en EU sino en el mundo, enfocaron todos sus esfuerzos a la emergencia marcada por el coronavirus y la demanda sanitaria provocada en ciernes.

Con la gente en sus casas, la microeconomía debía seguir de alguna forma moviendo su negocio. En un par de años, de 2020 a 2022, las operaciones con criptomonedas aumentaron a nivel mundial y los bancos dieron muchas facilidades para captar clientes a través de las plataformas digitales.

Pero la vuelta a una nueva normalidad en medio de un contexto geopolítico y geoeconómico salpicado de trastornos, rispideces, volatilidad y shock en los commodities contribuye a pinchar las miniburbujas creadas durante el tiempo de la pandemia.

El pinchazo de las criptomonedas no pasó desapercibido para las autoridades regulatorias ni supervisoras en la Unión Americana: “En noviembre pasado quebró la plataforma FTX especializada en activos digitales. Un mes después, varios legisladores solicitaron a la Reserva Federal saber los vínculos de los bancos estadunidenses con las criptomonedas”.

El nombre del Signature Bank figuró en la lista (el banco más importante para la actividad criptoactiva); también estaba Silvergate, que operaba en San Diego, experto en Fintech y criptoactivos, que curiosamente hace unos días cerró “de forma voluntaria” y sin tanto escándalo. Total discreción.

Mientras se ciernen dudas sobre las verdaderas y repentinas razones del cierre de estos bancos (si hay alguna razón política detrás) la situación del Silicon Valley Bank es por demás llamativa.

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Nubarrones

El presidente de EU, Joe Biden, lleva largos días lanzando mensajes de tranquilidad a diestra y siniestra, intentando calmar a los inversores y fundamentalmente a los mercados.

“El sistema bancario es sólido, sus depósitos están seguros y estarán disponibles cuando los necesiten. Los contribuyentes no tendrán que asumir ningún tipo de pérdidas”, subrayó el mandatario en un discurso ante los medios de comunicación reunidos en la sala Roosevelt, en la Casa Blanca.

Todo ha sido tan inesperado, que la gente de a pie sigue preguntándose cómo puede caer en desgracia un banco en tres días y esfumarse, sembrando con ello nerviosismo entre la clientela de otras instituciones de crédito.

En el reporte financiero anual del año pasado el SVB señalaba a sus accionistas e inversores que su negocio “se ve afectado” por las condiciones económicas nacionales y mundiales, que pueden cambiar repentinamente, y advertía que debido al perfil crediticio de su cartera de préstamos “nuestros niveles de activos improductivos y cancelaciones” pueden ser volátiles.

¿Qué hay detrás de la quiebra? En opinión de Antonio Pedraza, presidente de la Comisión Financiera del Consejo General de Economistas de España, el tema es que hay un banco muy especializado que actuaba como prestamista y como custodio de las startup participadas por capital de riesgo y había más de 100 mil millones de dólares colocados en operaciones de este tipo, que se ha visto afectado por la depreciación de los bonos del Tesoro e hipotecarios provocada por la agresiva alza en los tipos de interés del último año.

“Ese es el problema y no sabemos cuántos bancos en EU pueden tener esas carteras, con esos bonos comprados como inversiones ya sea del Tesoro o bien respaldados por hipotecas; digamos que es algo parecido a las subprime en su día”, explica el economista.

Al subir los tipos de interés de las emisiones de bonos a diez años, remarca el experto, la rentabilidad de las emisiones ya emitidas que hace tiempo están en el mercado, lógicamente baja considerablemente.

“Entonces esto que le pasó al SVB puede haberles pasado a muchísimos bancos dentro de EU; no sabemos cuántos tienen la cartera contaminada, esto es, depreciada por la subida en la rentabilidad de los bonos”, abunda Pedraza.

Y tal parece que no serán las únicas instituciones de crédito con problemas: al SVB, Signature Bank y Silvergate, se le añade un megarescate coordinado por JP Morgan y Bank of America a favor del First Republic Bank; cada uno aportará cinco mil millones de dólares. Lo inédito de este acontecimiento es que se suman a este salvamento de urgencia otras nueve instituciones de crédito, comprometidas a reunir (entre los once bancos) un total de 30 mil millones de dólares destinados a fortalecer las operaciones de esta institución que maneja la tercera tasa más alta de depósitos no asegurados entre los bancos norteamericanos.

Hay otros bancos que Moody’s señaló recientemente con un grado de vulnerabilidad expuesta al riesgo de salidas de depósitos no asegurados, como Zions, Western Alliance, Comerica, UMB Financial e Intrust Financial.

En cuanto a un efecto dominó, Pedraza lo descarta: “En EU hay una proliferación inmensa de bancos de todos los tamaños. ¿Cuántos bancos tienen pérdidas latentes en sus balances de este tipo y que pudieran alarmar a los accionistas o bien a los depositantes? Allí radica el riesgo de contagio, pero un contagio muy limitado al aparato norteamericano”.

—¿Y Europa podría secundar a EU?

—No debería. Si bien es un tema grave porque recuerda lo sucedido con Lehman Brothers, la distinción en este caso es que son bancos muy especializados y trabajaban con tecnológicas. Creo que estamos muy lejos de una crisis financiera como la de 2008, porque afecta a entidades localizadas y focalizadas en temas de manejo de riesgos que en Europa se tratan de manera distinta.

A Pedraza le llama la atención, como a muchos otros economistas que trabajan en tareas de regulación y de supervisión, que la Corporación Federal de Seguro de Depósitos obviase la norma de solo proteger los depósitos de los clientes con cantidades de hasta 250 mil dólares y decidiera proteger todos los depósitos. En el caso de España, la protección es por hasta 100 mil euros por cliente.

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¿De quién es la culpa?

El periodista financiero Luc Olinga sostiene en un artículo publicado en Thestreet.com que 15 años después de los desaciertos observados en el caso de Lehman Brothers las agencias de calificación siguen cometiendo los mismos errores.

“Al menos este parece ser el caso de Moody’s. Los reguladores cerraron el SVB el 10 de marzo, después de que sus posiciones en bonos salieron mal debido al aumento de las tasas de interés por parte de la Reserva Federal”, refiere.

Olinga destaca que Moody’s todavía le daba al SVB una calificación A cuando estaba a punto de caer: “La calificación A significa que el riesgo de que el SVB no cumpla con sus obligaciones financieras o de incumplimiento se considere bajo”.

La pregunta que hace Olinga es cómo la calificadora no detectó los problemas y riesgos que enfrentaba la institución en las posiciones que tenía sobre todo de cara a una continuada alza de tipos de interés por parte de la Reserva Federal.

“Cómo puede caer en desgracia un banco en tres días y esfumarse”.

Al rescate del Credit Suisse

En Europa todas las autoridades monetarias y reguladoras, así como los presidentes y primeros ministros, insisten en que no habrá un efecto de contagio por la situación particular de un grupo de bancos norteamericanos.

Lo que sí es un hecho es que la situación del otro lado del Atlántico levanta un tsunami de intranquilidad nada bueno para las operaciones bursátiles, tan sensibles a cualquier rumor o número negativo.

Estos días el banco helvético Credit Suisse provocó varias jornadas bursátiles intensas con caídas aceleradas en todos los mercados de valores europeos, sobre todo en las acciones de otros bancos. La causa: la negativa de su accionista principal, el Banco Nacional Saudí, a inyectar más capital a este banco, que para la sensibilidad bursátil significó una mala señal.

El Credit Suisse es uno de los grandes bancos sistémicos, o lo que es lo mismo, demasiado grande para dejarlo caer. Desde hace años enfrenta una serie de problemas, desde reputacionales hasta del balance contable, y el año pasado presentó pérdidas por siete mil 400 millones de euros.

En la noche del 15 de marzo el Banco Central Suizo y el regulador suizo FINMA anunciaron que están dispuestos a respaldar al Credit Suisse con 50 mil millones de francos. Al mismo tiempo, el Banco Central Europeo (BCE) dio un paso adelante señalando que está dispuesto a inyectar liquidez a los bancos que lo necesiten, al tiempo que volvió a ajustar las tasas de interés al alza en medio punto para ubicarlas en 3.50 por ciento.

Cronología de un colapso

» 2 de marzo La calificadora Moody’s advierte en privado a Silicon Valley Bank que se enfrenta a una posible rebaja en la calificación de sus bonos.

» 3 de marzo El SVB habla con Goldman Sachs para vender dos mil millones de dólares en bonos; con ese dinero buscaba paliar pérdidas valoradas en mil 800 millones de dólares.

» 8 de marzo El banco anuncia a sus inversores y accionistas que hará unas maniobras para recabar entre dos mil y dos mil 500 millones de dólares para respaldar pérdidas sufridas por posiciones en bonos.

Ese mismo día el Silvergate Bank, banco especializado en el sector cripto, entra en liquidación voluntaria y cierra todas sus operaciones.

» 9 de marzo Los depositantes, temerosos por las noticias, acuden en masa a retirar sus depósitos en todas las sucursales del SVB en la Unión Americana. En la bolsa se desploma 60.41% hasta los 106.04 dólares por acción.

» 10 de marzo La Corporación Federal de Seguro de Depósito interviene el SVB y anuncia su liquidación con una protección para todos los depósitos a excepción de los accionistas e inversores.

» 12 de marzo Se anuncia el cierre del Signature Bank tras ser intervenido por la Corporación Federal de Seguro de Depósitos.

» 13 de marzo La FED y el Tesoro ponen en marcha un mecanismo para que los bancos no se vean obligados a vender sus bonos con pérdidas; los bancos que lo necesiten podrán pedir prestado a estos órganos y usar los títulos como garantías.