EL MUNDO CLAMA POR UNA PAZ QUE SANGRA ANTE LAS GUERRAS ACTUALES

“Así de simple: si te atacan, tú atacas”.

Claudia Luna Palencia
Internacional
GUERRA

Israel sabe que el precio a pagar será muy alto en cuanto a las críticas de la comunidad internacional, pero considera que su seguridad interna está por encima de todo.

Cada guerra significa destrucción y muerte. La invasión de las tropas rusas a Ucrania va en camino de cumplir los dos años el próximo 24 de febrero, mientras que la guerra de Israel contra Hamás ya rebasó el mes y no muestra indicios de terminar pronto.

La ONU viene manifestando insistentemente su preocupación, especialmente por estas dos guerras, aunque la población mundial llegó a 2023 con varios conflictos violentos ya en ciernes o bien enquistados.

Al respecto, Amina J. Mohammed, vicesecretaria general de las Naciones Unidas, recalcó que la paz global está “gravemente amenazada” y en la población mundial aumenta la sensación de inseguridad: seis de cada siete personas tienen la percepción de que su entorno empeorará, atenazado por un conflicto.

En la actualidad, añade Mohammed, el mundo se enfrenta al mayor número de conflictos violentos desde la Segunda Guerra Mundial, lo que repercute en dos mil millones de personas.

Se trata de una cuarta parte de la población global, que no hace más que ver cómo se deteriora su vida porque la guerra o el permanente conflicto en su entorno corta toda posibilidad de que una persona pueda planear un mejor futuro, porque quizá tampoco concluya sus estudios en la medida que vaya huyendo o desplazándose de un país a otro; y muchas veces quienes huyen de una guerra se quedan atrapados en un limbo fronterizo.

“Cuando hay una guerra o un conflicto la gente vive en una permanente crisis. Lo vemos en Ucrania, con la invasión rusa devastando la vida de millones de ucranianos y además agravando una crisis alimentaria, energética y financiera mundial”, indicó la funcionaria de Naciones Unidas.

Y luego está la guerra de Israel contra Hamás y sus guerrillas, sus terroristas y su aparato de Estado y su gobierno que ya han cobrado la vida —según estimaciones de la ONU— de más de doce mil personas; la mitad son niños. Ahí la devastación es todavía más acuciosa porque la población no tiene agua, ni electricidad, ni luz, ni víveres desde hace más de un mes que el gobierno del primer ministro israelí, Benjamín Netanyahu, ordenó cortar todos los suministros como represalia por los atentados terroristas de Hamás que dejaron en datos preliminares: entre mil 200 y mil 400 muertos en varios kibutz y poco más de dos centenares de rehenes escondidos en alguna parte de la Franja de Gaza.

António Guterres, titular de la ONU, habla de un punto de inflexión para el mundo en medio de una paz quebradiza: el organismo que él representa no ha sido capaz de detener ni la invasión de Rusia a Ucrania, ni la masacre de las bombas de venganza que Israel lanza sobre de la población civil palestina en Gaza.

Antes de esta nueva guerra, apenas en el verano pasado, el Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR, por sus siglas en inglés) informó que a nivel global más de 114 millones de personas estaban desplazadas de sus hogares por la guerra y la violencia.

“La guerra en Ucrania y los conflictos en Sudán, la República Democrática del Congo y Myanmar, la sequía, las inundaciones y la inseguridad en Somalia, así como una prolongada crisis humanitaria en Afganistán han sido los principales impulsores de la alarmante nueva cifra”, reveló Filippo Grandi, titular de ACNUR.

A la fecha no se sabe qué pasará con el destino de los dos millones y medio de gazatíes que no han podido buscar refugio en otro país colindante porque la Franja está cerrada y el paso fronterizo de Rafah (conecta con Egipto) solo se abre para el tránsito de varios camiones con ayuda humanitaria.

Ahora mismo el gabinete que rodea al premier Netanyahu discute qué pasará con la Franja de Gaza una vez que destruyan totalmente el poder de Hamás.

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Desde Tokio, en la reunión de urgencia convocada por los ministros de los países miembros del Grupo de los Siete (G7), el secretario norteamericano de Estado, Antony Blinken, declaró que para lograr “una paz sostenible” en Gaza, Israel “no puede reocupar la Franja”, ni desplazar a sus ciudadanos o reducir su territorio. Al unísono todo el G7 reclamó una pausa humanitaria.

La realidad es que Netanyahu no escucha ningún consejo y solo persigue una obsesión: borrar a Hamás y evitar que desde Gaza vuelva a salir otro atroz ataque terrorista que atente contra las familias de los kibutz aledaños.

Al gobierno de Israel tanto la ONU como ahora el G7 le piden una pausa humanitaria en Gaza a fin de abrir corredores de asistencia médica y facilitar la liberación de los rehenes. Qatar, Estados Unidos y Turquía median para la liberación de más de 200 rehenes, no solo israelitas, sino de varias nacionalidades.

Quedarse o no

El futuro mismo de la estabilidad de las relaciones entre los vecinos de Israel dependerá de si Netanyahu planea una ocupación de la Franja, ya sea temporal o permanente. Lo único que se avanza es que una vez se logre aniquilar el poder de Hamás será el gobierno desde Tel Aviv el que se encargará de velar por la seguridad y controlará Gaza.

¿Pero cómo se ve lo que pasa entre Israel y Gaza desde adentro? Desde Tel Aviv, el analista de política internacional Alberto Spektorowski observa con preocupación el resurgimiento de un nuevo antisemitismo en las corrientes de izquierda a nivel global.

“En este ambiente de conflagración mundial se crea además una ruptura dentro de las sociedades democráticas porque hay una nueva izquierda poscolonial que apoya a Hamás y que es claramente antisemita, como lo vemos en España”, comenta.

Para él, los judíos en Occidente lo están pasando mal, sobre todo en Estados Unidos, porque muy a pesar de ser judíos liberales y que han colaborado con causas de género o de antirracismo estarían siendo señalados. “Hay un nuevo antisemitismo que toma alas y se convierte en un conflicto ideológico”.

Spektorowski insiste en que Israel puede complicar rápidamente las cosas con el mundo liberal porque no recibe el apoyo que esperaría respecto de sus acciones militares frente a Hamás.

Preguntado respecto de cómo están digiriendo internamente los ataques terroristas perpetrados por Hamás el 7 de octubre, el también profesor de políticas comparadas de la Universidad de Tel Aviv remarcó que hay un sentimiento de fracaso.

“Falló el ejército. Algo que se tenía que haber visto no se vio, a pesar de tener los mejores servicios de inteligencia del mundo. No fuimos capaces de ver con antelación esta operación terrorista y, peor todavía, falló la reacción de las tropas para salir a defender a los ciudadanos que estaban siendo atacados en sus casas”, remarcó.

Para este experto, quien llegó a participar como asesor en los encuentros de Camp David, también es fundamental el fracaso de Netanyahu al infravalorar a Hamás como enemigo.

Por eso es que las acciones perpetradas por los terroristas el 7 de octubre son vistas en Israel como un punto de inflexión, porque todo lo hasta ahora conocido en Gaza no volverá a ser igual.

La irrupción sanguinaria de Hamás, añade Spektorowski, ha destruido cualquier solución al problema palestino a través del diálogo y ahora Israel tiene que asegurarse de que nunca más volverá a repetirse algo así.

¿Cómo altera todo esto la normalización de las relaciones de Israel con varios países de Oriente Medio? En respuesta a Vértigo, Spektorowski cree que esto llevará varias etapas, pero sin duda Israel quiere mirar al futuro y no solo hacer amistad con Arabia Saudita sino también con los países del Golfo y habrá que pensar en una paz con los palestinos.

“Hasta el sábado del gran desastre estábamos encaminados en los Acuerdos de Abraham y en el proceso de normalización con Arabia Saudita. Y las raíces de esa normalización no solo tienen que ver con Israel, sino con una gran estructura global, que Estados Unidos alienta en la región y también Arabia Saudita tiene sus propios intereses”, destaca el profesor israelí.

Lo que hay ahora es una operación militar incierta y que amenaza con saltar a lo regional y convertirse en una gran conflagración en la medida en que crecen las amenazas contra Israel por parte de grupos como Hezbolá.

Derecho internacional

De las críticas mundiales por los bombardeos indiscriminados contra la población civil en la Franja de Gaza, Spektorowski defiende que Israel está dentro de los cauces del derecho internacional.

“El derecho internacional te impide bombardear y matar sin sentido; nosotros estamos atacando a un enemigo que es Hamás y nos estamos defendiendo; así de simple: si te atacan, tú atacas. Lo que pasa es que los atacantes se resguardan dentro de la población civil”, explica.

En opinión del académico de la Universidad de Tel Aviv, si para liquidar a un terrorista resguardado entre civiles hay daños colaterales esa acción está amparada por el derecho internacional.

Spektorowski prosigue señalando que “la doctrina de defensa y ataque de Hamás es la de resguardarse dentro de la población civil y para ello usan escuelas, hospitales y todo lo necesario para complicarle la vida a Israel”.

¿No van a parar de bombardear? La intención de Israel es no parar hasta que se haya eliminado completamente a Hamás de la Franja de Gaza, destruido su red de túneles y toda su infraestructura militar.

Las fuerzas militares israelitas no van a cejar en ese empeño, confiesa el experto; por ello es muy importante que Estados Unidos apoye abiertamente a Israel: “El presidente Joe Biden lo ha externado públicamente y estamos justamente en el momento de analizar si abrimos los corredores humanitarios. El problema es que cualquier resquicio será utilizado por Hamás”.

No puede obviarse la enorme presión internacional, con acusaciones inclusive por crímenes de lesa humanidad, a las que Spektorowski quita el hierro porque a su juicio Israel sabe que el precio a pagar será muy alto pero su seguridad interna está por encima de todo. “Nadie nos puede quitar ese derecho; quizá cedamos ante Estados Unidos en hacer pausas humanitarias”.

Ahora bien, la gran pregunta respecto de la seguridad tiene que ver con la frontera con Líbano y con Hezbolá, considerando que detrás de este grupo militar están los intereses de Irán.

“Es una frontera muy caliente. Tenemos otro gran problema ahí; esa parte puede ser muy complicada. Hezbolá es un grupo árabe chiíta, en el caso de Hamás son sunitas. Creemos que Irán no va a meterse directamente en un conflicto contra Israel, pero sí podría maniobrar a través de Hezbolá. Nuestros aliados estadunidenses hicieron muy bien en enviar sus portaaviones a la zona, porque eso frenó un ataque contra nosotros”, remarca convencido.

El experto en Oriente Medio afirma que Irán ha creado una arquitectura del terrorismo en la región, lo que supone estar muy atentos a todos los acontecimientos en las próximas semanas a fin de evitar que esto se convierta en una guerra mundial.

Sobre si terminará dinamitado el posible acuerdo entre Arabia Saudita e Israel, Spektorowski confía en que no será así, porque él percibe que el propio Mohamed bin-Salmán, como príncipe heredero de Arabia Saudita, está muy interesado en tener una región próspera y en paz.

“En el fondo Bin-Salmán quiere que Israel liquide a Hamás; él no tiene nada que ver con los Hermanos Musulmanes y creo que cuando acabe el actual conflicto bélico sí habrá un acuerdo entre Arabia Saudita e Israel. Aquí hay un plan lleno de intereses, auspiciado por Estados Unidos en la región”, indica.

La intención de la Casa Blanca es frenar el avance de China en Oriente Medio con sus inversiones a través de la Nueva Ruta de la Seda (One belt, one road) y Arabia Saudita quiere impulsar una especie de Commonwealth en la zona. Pero para lograrlo primero se requiere la ansiada paz.

Pausa humanitaria para Gaza

La Casa Blanca fue la primera en darlo a conocer y lo hizo como un éxito de la intervención del presidente Joe Biden: el primer ministro de Israel, Benjamín Netanyahu, concedió a partir del viernes 10 de noviembre una pausa humanitaria de cuatro horas diarias en el norte de Gaza, que es la parte más devastada por la artillería israelí.

El portavoz del Consejo de Seguridad Nacional, John Kirby, señaló que Israel ha dado un paso importante adelante en la dirección correcta para la protección de los civiles.

No está claro cuánto tiempo durarán las pausas diarias. Israel dijo a Estados Unidos que no llevará a cabo ninguna operación militar en las áreas donde se llevan a cabo las pausas.

La decisión de implementar las pausas humanitarias se produce después de que Netanyahu dijera hace unos días que Israel estaba abierto a “pequeñas pausas” en los combates para abordar la creciente crisis humanitaria en Gaza. Pero Netanyahu reiteró que Israel se opone a un alto el fuego general hasta que Hamás libere a más de 200 rehenes que capturó en el ataque del 7 de octubre.

De la situación de los rehenes, muchos de ellos bebés, no se sabe nada, mientras que la diplomacia norteamericana, además de Catar y de Turquía, intentan negociar con los líderes de Hamás su pronta liberación.