ONU: “EL MUNDO ESTÁ ATRAPADO ENTRE LA GUERRA Y EL CAMBIO CLIMÁTICO”

“Hay una invasión inadmisible a un país soberano, dijo Guterres”.

Claudia Luna Palencia
Internacional
ONU GUERRA Y CAMBIO CLIMÁTICO

Este año la Asamblea General se realiza bajo el lema Reconstruir la confianza y reavivar la solidaridad mundial: Acelerar las acciones dentro la Agenda 2030 y sus Objetivos de Desarrollo Sostenible hacia la consecución de la paz, la prosperidad, el progreso y la sostenibilidad para todos.

Ha sido la misma cita anual de todos los años en Nueva York, como viene sucediendo desde 1946, para abordar entre los mandatarios del mundo las grandes vicisitudes y desafíos del momento. Las palabras que más se han escuchado de manera recurrente desde entonces tienen que ver con la guerra y la paz. Pero en el último quinquenio ha resonado la del cambio climático y desde 2020 también el tema de la pandemia por el coronavirus.

La guerra, la paz y los devastadores efectos del cambio climático han vuelto a ser el foco de atención de los 149 mandatarios reunidos en los emblemáticos edificios de la Organización de Naciones Unidas (ONU) durante la 78 Asamblea General del organismo los días 18, 19 y 20 de septiembre. Eso sí, con las notables ausencias de varios dignatarios cuyos países son miembros permanentes del Consejo de Seguridad, como Francia, Reino Unido, China y Rusia.

Se resintió el vacío del mandatario chino, Xi Jinping, quien lleva dos reuniones al hilo que no asiste a la Asamblea General; de hecho, hace unos días tampoco acudió a la cumbre del Grupo de los 20 (G20) en India. Según los medios de comunicación norteamericanos, la Casa Blanca interpreta que Xi intenta esquivar un encuentro con su homólogo norteamericano, Joe Biden.

Tampoco estuvo el dignatario francés, Emmanuel Macron, convertido en anfitrión de una visita de estado del rey de Inglaterra, Carlos III, y su esposa, la reina Camila.

El primer ministro inglés, Rishi Sunak, adujo problemas de agenda, mientras el mandatario ruso Vladimir Putin tiene una orden de aprehensión dictada por la Corte Penal Internacional desde marzo pasado, que lo mantiene acorralado en Rusia y solo con posibilidad de viajar a países aliados que no estén dentro de la CPI.

En medio de este escenario de desencuentros la atención y el discurso quedaron acaparados tanto por Biden como por Volodímir Zelenski, presidente de Ucrania.

Durante la inauguración, el secretario general de la ONU, António Guterres, situó a la consecución de los Objetivos del Desarrollo Sostenible (ODS), con fecha límite a 2030, como una de las grandes prioridades que no recibe la correcta atención desde que irrumpió la pandemia del coronavirus, luego la invasión rusa a Ucrania y las constantes catástrofes climáticas que cada año son más agudas.

Guterres recordó que los líderes mundiales adoptaron los ODS en 2015 prometiendo no dejar a nadie atrás: “Los objetivos incluyen poner fin a la pobreza extrema y el hambre, garantizar el acceso al agua potable y el saneamiento, así como a la energía verde y proporcionar educación universal de calidad y oportunidades de aprendizaje permanente”.

Este año la ONU ha utilizado el tema de debate para titular su encuentro bajo el lema Reconstruir la confianza y reavivar la solidaridad mundial: Acelerar las acciones dentro la Agenda 2030 y sus Objetivos de Desarrollo Sostenible hacia la consecución de la paz, la prosperidad, el progreso y la sostenibilidad para todos.

La ONU pretende que no quede como un fracaso más. Por la misma dirección apuntó Dennis Francis, presidente de la Asamblea General de la ONU, pidiendo a los presentes no flaquear porque todavía 8% de la población mundial sufre por hambre.

“Con una acción concertada y ambiciosa todavía es posible que para 2030 podamos sacar a 124 millones de personas adicionales de la pobreza y garantizar que 113 millones menos de personas estén desnutridas”, dijo.

Si el interés por los ODS no despierta, Guterres advirtió que no será posible lograr los objetivos marcados, que en general significan alcanzar 169 metas de las que señaló solo se ha cumplido a la fecha 15 por ciento.

El titular de Naciones Unidas pidió además cambiar el modelo de negocio de los bancos multilaterales de desarrollo a fin de que estos puedan ofrecer financiamiento a tasas más bajas e incluso preferenciales para los países más atrasados.

De la guerra, destacó que hay una invasión inadmisible a un país soberano, con consecuencias graves que afectan a países cuya dependencia a las importaciones de granos y de cereales es elevada. “Esta guerra trae más hambre en el mundo”.

También realizó un llamado a que todos los países firmantes de la Carta de los Derechos Humanos se comprometan a garantizar la igualdad de género y se ponga fin a la discriminación, así como a la violencia de género.

Renovar el multilateralismo

Si en algo parecen haberse puesto de acuerdo Guterres y el presidente Biden es que ambos ante el atril de la ONU señalaron en sus respectivos discursos la necesidad de renovar las bases del multilateralismo para readecuarlas ante un mundo cambiante.

Antes que Biden hablase ante la máxima tribuna de la ONU tocó el turno al mandatario de Brasil, Luiz Inácio Lula da Silva, quien recicló el discurso que viene defendiendo desde que volvió al poder y en todos los diversos grandes encuentros internacionales regionales y multilaterales en que participa: el sur global ha sufrido una desmedida exclusión de las grandes políticas sociales, equitativas y de reparto de la riqueza global.

“La ONU tiene que cambiar. Hay que decirlo. El Consejo de Seguridad ha estado perdiendo progresivamente su credibilidad precisamente porque unos pocos países ejercen tanto poder”, afirmó.

Biden tomó el guante lanzado por el dignatario brasileño y subió al atril para dar un discurso mesurado y coherente, con esa concordancia y lucidez que algunas veces le falla y que tanto critican los republicanos como un signo de achaques mentales por la edad.

El demócrata llevaba un discurso cargado contra China y Rusia principalmente; y volvió a hacer de la defensa y apoyo de Ucrania, su leitmotiv favorito.

Biden aseveró en su discurso que todas las instituciones internacionales creadas al final de la Segunda Guerra Mundial, desde la ONU, pasando por el Banco Mundial y hasta la Organización Mundial del Comercio (OMC) y otras más, siguen siendo “una base duradera de nuestro progreso”, aunque reconoció la necesidad de reorientarlas hacia un mundo cambiante.

Tampoco ve con desagrado una posible expansión del Consejo de Seguridad con nuevos países miembros e igualmente cambiar las reglas del veto. Actualmente China, Francia, Rusia, Reino Unido y EU son los cinco miembros permanentes con poder de veto; además hay diez miembros no permanentes que son elegidos por la Asamblea General por dos años de manera rotatoria.

Biden dedicó buena parte de su oratoria para insistir a los dignatarios presentes en el seno de la ONU que deben sumarse a las sanciones, aislar a Rusia y pedir que retire su ejército invasor de tierras ucranianas. “Si dejamos que Ucrania sea desmembrada, ¿está garantizada la independencia de las naciones? La respuesta es no. Todos juntos dentro de Naciones Unidas debemos oponernos a esta agresión deliberada que está sufriendo Ucrania por parte de Rusia”, reiteró Biden una y otra vez, ante una audiencia que ya esperaba la retahíla.

El presidente norteamericano advirtió a los presentes que es necesario unirse en torno de esta proclama porque es muy necesario tener una postura común a fin de disuadir a otros y evitar así futuras agresiones. “Rusia cree que el mundo se cansará y le permitirá brutalizar a Ucrania sin consecuencias. Pero les pregunto esto: si abandonamos los principios básicos de la ONU, ¿puede cualquier Estado miembro sentirse seguro de que está protegido?”, remarcó Biden.

Salida del invasor

Precisamente el martes 19 el propio Zelenski acudió en persona a Nueva York para hablar ante la audiencia de líderes mundiales. Como no estaba Putin, en su lugar asistió el ministro de Exteriores ruso, Serguéi Lavrov, quien decidió abandonar el pleno durante el discurso de 20 minutos del líder ucraniano.

Quien sí permaneció en el salón fue Vasily Nebenzya, embajador de la Federación de Rusia ante la ONU, e impávido escuchó las condenas y los reproches del mandatario ucraniano.

“El agresor está armando muchas otras cosas y esas cosas se usan no solo contra nuestro país, sino también contra todos los de cada uno de ustedes, compañeros líderes. Todos de una u otra manera sienten las repercusiones y sabemos que es imposible detener esta guerra porque todos los esfuerzos se enfrentan al veto del agresor o de quienes apoyan al agresor”, argumentó Zelenski mirando a Nebenzya.

El dignatario ucraniano condenó la invasión, exigió un alto al fuego, el retorno de los menores secuestrados por Rusia que están fuera de su país sin saber en qué sitio están hospedados en suelo ruso y demandó que Rusia pague por sus crímenes de guerra.

También propuso: “Es tiempo de expulsar temporalmente a un miembro que viola la carta fundacional de la ONU; segundo, llevar cada resolución vetada en el Consejo a la Asamblea y darle poder a esta para levantar el veto”.

La invasión de Ucrania ya cumple un año y medio, deja más de seis millones de ucranianos refugiados y según el Pentágono al menos 500 soldados ucranianos resultarían entre heridos o muertos diariamente; y por el bando ruso una cifra calculada entre 300 a 350 también entre heridos o muertos diariamente. La opacidad en la información del número de bajas, tanto por el lado de Ucrania como de Rusia, ha llevado al Pentágono a las estimaciones matemáticas.

¿Qué va a pasar con la reforma que varios países plantean para la ONU? Su futuro inmediato pasa precisamente por que requiere de la aprobación de dos tercios de los miembros de la Asamblea General, aunque el veto de dos de los cinco miembros permanentes bastaría para parar su reforma para modernizar tanto los asientos en el Consejo de Seguridad como el uso de los vetos.

Panorama

Además de la invasión rusa a Ucrania hay otros conflictos civiles que según la ONU sumarían un total de 40 focos activos en el mundo, lo que añade un enorme componente de inestabilidad a las respectivas regiones donde se desarrollan, convirtiéndose la guerra, el terrorismo, el poder de las mafias controlando territorios o incluso el narcopoder en destructores de los derechos humanos y en grandes expulsores de los habitantes, quienes huyen en busca de refugio en países vecinos o incluso en otros continentes.

En lo que va del año la situación en África se ha vuelto especialmente delicada, como refiere el diario The New York Times. El cinturón golpista de África se extiende por todo el continente: “Una línea de seis países cruza tres mil 500 millas, de costa a costa, convertido en el corredor más largo de gobierno militar en la Tierra”.

Recientemente Níger sufrió un golpe militar, extendiendo así la presencia de juntas militares desde Guinea, pasando por Malí y hasta Sudán, donde tomaron el poder por la fuerza y no por la vía electoral. Misma situación se dio en Burkina Faso el año pasado.

“El Sahel ha superado a Oriente Medio y el sur de Asia para convertirse en el epicentro mundial de la violencia yihadista, representando 43% de las seis mil 701 muertes en 2022, frente a 1% en 2007”, según el Índice Global de Terrorismo, un estudio anual del Instituto para la Economía y la Paz.

De acuerdo con el New York Times los países africanos han experimentado 98 golpes de Estado exitosos desde 1952, citando un informe reciente de Naciones Unidas sobre golpes en África.

Pero también hay conflictos internos en otros países que luchan con todos sus esfuerzos por mantener el control del Estado y evitar que caigan a manos de las mafias. Ante la Asamblea de la ONU, por ejemplo, el presidente estadunidense Joe Biden pidió al Consejo de Seguridad que autorice el envío de una fuerza internacional a Haití para ayudar a la policía a luchar contra las pandillas.

Las puertas del infierno

António Guterres, secretario general de la ONU, afirmó que el mundo ha abierto “las puertas del infierno” en la medida en que se intensifica el cambio climático y reprochó la inacción de varios gobiernos al respecto.

“El calor está teniendo efectos horrendos. Vemos cómo hay agricultores angustiados que pierden sus cultivos por las inundaciones y la gente sufre porque las temperaturas sofocantes generan enfermedades”, argumentó.

Guterres convocó a una especie de Cumbre del Clima aprovechando la convocatoria para asistir a la 78 Asamblea General de la ONU en Nueva York, pero no estuvieron presentes los líderes de China, Estados Unidos, India, Rusia, Reino Unido o Francia.

EU, que emite la mayor cantidad de dióxido de carbono en la atmósfera, envió a John Kerry a la cumbre a pesar de que el presidente Joe Biden estaba en la ciudad. Entonces la ONU no le dio a Kerry un turno para hablar, pero sí lo hizo el gobernador de California, Gavin Newsom.

Los países cuyos 32 líderes sí asistieron solo representan 11% de la contaminación mundial por dióxido de carbono. China y Estados Unidos emiten más dióxido de carbono que este conjunto de países.