El rey Carlos III recibe a Trump en Windsor

Es la segunda visita oficial del presidente al Reino Unido

El rey Carlos III de Inglaterra y el presidente de EU, Donald Trump.
Foto: AP
Internacional
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Windsor, Inglaterra, 17 de septiembre. El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, fue recibido este miércoles por la realeza, una guardia de honor y soldados a caballo ataviados de rojo y oro a su llegada al castillo de Windsor, para comenzar una visita de Estado de dos días a Reino Unido como invitado del rey Carlos III.

El príncipe Guillermo y su esposa Kate recibieron al helicóptero Marine One del presidente cuando aterrizó en el Jardín Amurallado privado de la amplia finca del castillo, y acompañaron al presidente y a la primera dama, Melania Trump, para ser recibidos por el rey y la reina Camilla.

Los invitados viajaron al castillo en una procesión de carruajes tirados por caballos y pasaron ante filas de soldados, marineros y aviadores, mientras las bandas militares tocaban los himnos nacionales de Estados Unidos y Reino Unido. El rey y el presidente conversaron en el Carruaje Estatal Irlandés durante el breve trayecto hacia el patio del castillo, donde Trump, acompañado por Carlos, pasó revista a una guardia de honor de soldados con túnicas rojas y sombreros de piel de oso.

La jornada de pompa real es el punto culminante de una segunda visita de Estado sin precedentes del presidente a Reino Unido. Y está diseñada para impresionar a un presidente amante del lujo, con la participación de unos 120 caballos y mil 300 soldados, incluyendo la guardia de honor más grande en la memoria reciente.

Es un espectáculo con un propósito: fortalecer los lazos con un líder mundial conocido por su amor por el lujo en un momento en que sus políticas de “Estados Unidos primero” presionan los acuerdos comerciales y de seguridad a nivel global.

Trump llegó a Londres el martes por la noche y señaló que le encantaba estar de vuelta en el Reino Unido, llamándolo un “lugar muy especial”. Cuando se le preguntó si tenía un mensaje para Carlos, dijo que el rey era un amigo de mucho tiempo y muy respetado.

El escenario del primer día es el castillo de Windsor, una residencia real de casi mil años de antigüedad con interiores dorados, torres almenadas y valiosas obras de arte. Un gigantesco estandarte real, la bandera utilizada para los días de celebración oficial, ondeaba desde la Torre Real del castillo mientras el rey y la reina se preparaban para que los Trump llegaran en helicóptero desde Londres, donde pasaron la noche del martes en la residencia del embajador de Estados Unidos.

La perspectiva de una visita al castillo parece haber encantado a Trump, quien dejó de lado su fanfarronería característica y describió la invitación como “un gran, gran honor”.

“Creo que eso también es la razón por la que parece tan visiblemente emocionado por la segunda reunión, porque no es una invitación que se le de a (cualquiera)", dijo George Gross, un experto en la monarquía británica en el King’s College de Londres.

Ningún presidente de Estados Unidos, ni ningún otro líder mundial, ha tenido el honor de una segunda visita de Estado al Reino Unido. Eso no pasará desapercibido para un presidente que a menudo describe sus acciones con superlativos y no ha ocultado su afición por la realeza británica.

Después de un día de pompa real, Trump mantendrá conversaciones mañana con el primer ministro, Keir Starmer, quien promocionará un nuevo acuerdo tecnológico entre Reino Unido y Estados Unidos. El gobierno británico espera que el acuerdo, y miles de millones en inversiones de empresas tecnológicas estadounidenses, ayuden a demostrar que el vínculo transatlántico sigue siendo fuerte a pesar de las diferencias sobre Ucrania, Oriente Medio y el futuro de la OTAN.

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