Lo primero, apunta el experto militar, es aumentar la efectividad de las fuerzas armadas europeas.
En los últimos días hay tanta agitación, que los líderes europeos solo hablan de defensa, gasto militar y de Rusia como gran amenaza existencial. La invasión de Ucrania, que ya supera los tres años, ha hecho que bajo el liderazgo del mandatario Volodimir Zelenski y ante el desprecio de Donald Trump por la Unión Europea (UE) los europeos no tengan de otra más que correr a defenderse a sí mismos.
“Ha vuelto una guerra que pensábamos que no volvería a Europa”, confiesa en exclusiva para Vértigo el director de la División de Coordinación y Estudios de Seguridad y Defensa del Ministerio de Defensa de España, José Luis Calvo Albero.
En opinión del coronel español Europa atraviesa por un momento muy difícil que cambiará las condiciones de la seguridad europea heredadas desde la Segunda Guerra Mundial.
Recientemente, Ursula von der Leyen, presidenta de la Comisión Europea, declaró que los europeos están en una encrucijada.
Desde que Trump volvió a la Presidencia de Estados Unidos, todos los días pasa algo nuevo aquí en Europa y las decisiones son rocambolescas: el pasado 9 de mayo Von der Leyen anunció la creación de un Colegio de Comisarios de Seguridad conformado por los 27 países miembros de la UE.
Le preguntamos a Calvo Albero, uno de los militares más prestigiosos de España, si considera posible llegar rápidamente al ansiado ejército común europeo: “Creo que sí, pero no será fácil. Son muchos pasos: tener más inversiones en la industria militar; dar formación común, por ejemplo, los pilotos de caza en lugar de formarse en 17 países diferentes se formarían en tres o cuatro; habría que tener grandes academias de formación; además de cuarteles generales y mandos únicos de la fuerza europea… Es toda una estructura logística. Puede demorar décadas. Yo quizá no lo vea”.
Autonomía estratégica
Hay una especie de sensación de orfandad entre los tradicionales aliados europeos hacia la nueva visión de seguridad y defensa imperante en la política norteamericana bajo el liderazgo de Trump.
“Ahora mismo no está tan claro. Pensamos que aun cuando el presidente Trump es muy exuberante hablando, realmente las viejas normas de la estrategia norteamericana siguen allí. Es decir, que seguimos siendo aliados, aunque sus manifestaciones públicas no refuerzan esta sensación”, comenta Calvo Albero.
Respecto de Ucrania el militar remarca que la postura de España es muy clara: “Ningún país puede modificar las fronteras por la fuerza, es algo a lo que nos oponemos. No puede convertirse en un instrumento de las relaciones internacionales, porque daría lugar a querer apropiarse de las fronteras de tu vecino. España siempre ha defendido que las fronteras se modifican por acuerdo entre las partes; ahora mismo no hemos reconocido a Kosovo”.
—Entiendo que Europa no quiere repetir los errores cometidos durante la etapa de Hitler y caer en la ingenuidad que pretende Trump ante Putin. ¿Qué puede ocurrir ahora?
—Desde hace décadas Europa tiene pendiente esa idea de tener cierta autonomía estratégica, desarrollar su propia política común de defensa y su marco de seguridad. Probablemente este sea el momento para lograrlo. Esta decisión será buena para nosotros y también para Washington. Ya no nos verá como una rémora de la que siempre tiene que estar preocupándose. Entonces, sí, este es el momento para que Europa nos dé una alegría y desarrolle esa política común de seguridad y defensa.
Reconfiguraciones
—La gente cree que esto va solo sobre Ucrania, pero en realidad, coronel Calvo Albero, lo que tenemos es a Rusia reconfigurando sus zonas de influencia. ¿Qué opina al respecto?
—Sí, efectivamente, la Rusia de Vladimir Putin siempre ha intentado recuperar el estatus de gran potencia global que tuvo la Unión Soviética. Una de las condiciones es restablecer su zona de influencia; y para ello primero recuperaría a sus antiguas repúblicas de la Unión Soviética.
Agrega el militar, quien ha estado en el Cuartel General de Despliegue Rápido de la OTAN, que Putin hará todo lo posible por recuperar la relevancia estratégica de su país: “Habrá un punto en que volveremos a buscar con Rusia un equilibrio de seguridad que nos permita vivir en paz, a unos y a otros; no sabemos cuándo llegará; pero de ninguna manera puede ser a costa de los demás, ni dictando a sus vecinos lo que deben hacer”.
—En esta reconfiguración de las zonas de influencia vemos a Trump acompañado por una poderosa oligarquía cada vez más obsesionada por bloquear a China, pero volcada en acercarse a Rusia…
—Pensamos que detrás de toda esta exuberancia está la idea estratégica de separar a Rusia de China y que de alguna manera no formen un bloque que ponga en riesgo los intereses norteamericanos.
—¿Y ese desdén hacia la UE?
—A Trump no le gusta la UE. Siempre ha existido una desconfianza de Estados Unidos hacia la UE porque la ve como a una potencial competidora en lo económico y si llega a un grado de mayor unidad, pues también en lo político; o incluso en lo militar. Los europeos hemos intentado desechar y, es más, convencer a Washington de que no somos un competidor sino un aliado. Y si estamos unidos será mejor para EU y para Europa.
No obstante, remarca Calvo Albero, Trump siempre ningunea a la UE llevando a cabo negociaciones bilaterales. Y lo hace saltándose a las autoridades europeas.
Fortaleza militar
Al presidente Trump se le critica por su falta de miras en materia geopolítica mientras él y su equipo se mueven más por la ambición económica. La manera en como pretende imponer un acuerdo económico para explotar a Ucrania ha levantado una ola de críticas en la mayoría de los líderes europeos. Pero por el momento sigue esperando que Zelenski lo firme.
“Es forzar tanto a sus interlocutores, que desata consecuencias indeseadas. Esta administración debe comprender que las alianzas son una parte esencial del poder norteamericano y que si es agresivo y desprecia a sus aliados, al final buscarán otra vía y afectará a EU de manera negativa. Este país, por muy grande que sea, no puede ejercer el poder sin toda esa red de alianzas; no somos una carga: somos un apoyo bastante importante”, señala Calvo Albero.
—Trump, quien es un empresario, un mercader, castiga al mundo con sus aranceles y exige a la OTAN un mayor gasto de su PIB en defensa, ya no 2 sino 5%. ¿Lo que quiere es que se le compre más armamento a EU?
—Sí, sospechamos que ese es su deseo: que la OTAN gaste más en defensa, pero esencialmente en armas norteamericanas. Lo que pasa es que esto llevaría a incrementar nuestra dependencia. Si queremos tener cierta autonomía estratégica tenemos que desarrollar nuestra industria de defensa propia. Claro, Trump es un hombre de negocios y querría desde luego que las empresas norteamericanas vendan más armamento, pero en todo caso la idea es desarrollar más nuestra propia industria europea militar.
—En la actualidad vemos cómo a toda prisa los países hablan de rearmarse. España ha convocado a filas, de manera voluntaria, a hombres y mujeres para su ejército. Y Alemania debatirá la reimposición del servicio militar obligatorio. ¿Hay fuerzas suficientes para el ejército europeo?
—Tenemos casi dos millones de soldados en la Unión Europea, repartidos en muchos países diferentes. La idea es tener un ejército común y no será nada fácil. Efectivamente, la guerra de Ucrania nos ha recordado la importancia de las reservas. Con las bajas que sufren Rusia y Ucrania en el conflicto, necesitan reemplazos y en Europa tenemos poco de eso.
Lo primero, apunta el experto militar, es aumentar la efectividad de las fuerzas armadas: “Habrá algún país que recurrirá a la obligatoriedad del servicio militar. En España lo veo difícil. Pero necesitamos reservas y no sé si serán voluntarias o bien obligatorias, pero se requiere de esas unidades de reemplazo. Estos millones de soldados deberán articularse mejor e incluso estar mejor remunerados, una queja constante por parte de muchos militares no solo en España, sino de otras partes de Europa”.
—Reino Unido, Francia y hasta Turquía han mostrado su disponibilidad para enviar tropas de paz a Ucrania una vez se consuma el alto el fuego. ¿Lo ve plausible?
—Es posible, pero depende con qué misión y con cuántas fuerzas. No es lo mismo que las fuerzas se desplieguen como colchón entre los combatientes, que sería algo muy peligroso y harían falta muchas fuerzas, a que, por ejemplo, se desplieguen como garantía de seguridad para Ucrania. No sería en la línea de combate sino en la retaguardia. Repito, depende para qué se usen esas fuerzas y, en todo caso, es una decisión difícil para otros países, porque podrían verse arrastrados a una guerra.